El mundo se encontraba al borde de un colapso total, con los reinos de Aeloria, Therion, Seraphine, Nýmeria y Valoria al borde de la destrucción. Cada reino había prosperado bajo la protección de los dragones elementales, pero desde su desaparición, el equilibrio que mantenía la paz había comenzado a desmoronarse. Mientras Kael emprendía su misión para restaurar el legado de los dragones, los reinos se sumían en un caos interno, cada uno luchando por su supervivencia, guiado por sus propias ambiciones y miedos.
El Reino de Therion: La Ciudad de Hierro
Therion, el reino del acero y la maquinaria, era conocido por su fortaleza y su habilidad en la forja de armas y armaduras. Su gente, los therionianos, eran guerreros orgullosos y fieros, con un enfoque en la disciplina militar y la eficiencia. La capital, la Ciudad de Hierro, se encontraba en el corazón de un vasto desierto de roca y metal, protegida por enormes murallas de hierro negro.
El Rey Balor, un hombre de semblante duro y ojos acerados, estaba sentado en su trono de hierro forjado, rodeado por sus generales y consejeros. La sala del trono estaba decorada con estandartes de guerra y trofeos de batallas pasadas, reflejando la naturaleza marcial del reino.
—Los dragones nos han abandonado —dijo el Rey Balor, golpeando el brazo de su trono con su puño—. Los otros reinos están débiles, vulnerables. Este es nuestro momento de expandir nuestras fronteras y asegurar el dominio de Therion.
Uno de los generales, un hombre corpulento con una cicatriz que le atravesaba el rostro, asintió.
—Los informes indican que Aeloria está en ruinas, mi señor. Sus ejércitos están dispersos y su nuevo rey es joven e inexperto. Podríamos marchar sobre ellos y tomar lo que es nuestro por derecho.
Balor sonrió, pero sus ojos reflejaban un cálculo frío.
—No subestimemos a Kael. Es joven, sí, pero también es descendiente de los dragones. Si los rumores son ciertos, podría ser un rival formidable. Sin embargo, su reino está débil y dividido. Debemos atacar antes de que pueda reunir a sus fuerzas.
La reina Isolde, esposa de Balor y conocida por su inteligencia y astucia, intervino.
—No debemos concentrarnos solo en Aeloria. Seraphine y Nýmeria también están en conflicto. Si jugamos nuestras cartas correctamente, podríamos alinear a uno de ellos con nosotros, debilitando a los otros reinos mientras consolidamos nuestro poder.
Balor consideró sus palabras. Seraphine, con su enfoque en la magia y el conocimiento, podría ser un aliado útil, pero su reina, Lysandra, era conocida por su desconfianza hacia Therion. Nýmeria, por otro lado, era un reino de comerciantes y navegantes, centrado en el comercio y la diplomacia. Si podían dividir a los reinos restantes, sería más fácil para Therion expandirse.
—Envía emisarios a ambos reinos —ordenó Balor—. Ofrece alianzas temporales, pero mantén nuestras verdaderas intenciones ocultas. Si podemos sembrar la discordia entre ellos, será más fácil derrotarlos cuando llegue el momento.
La reina Isolde asintió, sus ojos brillando con una astucia peligrosa.
—Como desees, mi rey. No descansaremos hasta que todo el continente esté bajo nuestro control.
El Reino de Seraphine: La Ciudad de Cristal
En las tierras místicas de Seraphine, donde la magia fluía como un río en la vida cotidiana, la Ciudad de Cristal se erguía como un faro de sabiduría y poder arcano. El reino era conocido por su enfoque en el estudio de las artes mágicas y su devoción al dragón de luz, Lumina, quien había iluminado sus vidas durante siglos antes de su misteriosa desaparición.
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NEXORIA -Guerra De Titanes-
FantasyEn un mundo antiguo, los dragones eran los guardianes y protectores de los reinos, cada uno alineado con un elemento de la naturaleza: fuego, agua, tierra, luz y sombra. Estos poderosos seres vivían en armonía con los humanos, gobernando junto a ell...