Capitulo 13

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   Diana Kaistar.

   El camino al penthouse fue silencioso, Michael notó que no estaba bien y decidió darme mi espacio lo que agradezco mucho. Mi cabeza no deja de latir y es que mi vida se ha complicado en menos de un mes, me di cuenta de las verdaderas intenciones del que quiero como un hermano y del egoismo de mi madre, cosas que antes no veía y ha sido la llegada de Michael lo que me ha quitado la venda. Justo ahora nos encontramos subiendo las escaleras a su habitación, estoy cansada y necesito recostarme asi que vamos a ver las películas en su cuarto.

    — Siéntate comoda y con la libertad de hacer lo que quieras— Me dice el trigueño prendiendo el aire acondicionado mientras se quita los zapatos para recostarse en la cama.

    No dejo de sentirme apenada e incómoda ya que nunca he estado sola en una habitación con un chico que no sea Angelo. Pero necesito esto , asi que descalzo mis pies y me acuesto en la cama enorme y suave con sábanas negras que huelen a lavanda haciendo el ambiente mas acogedor.

     — ¿Qué quieres hacer, comer , ver la tele?— Pregunta encontrándose con mis ojos llorosos y niega abrazándome — No me gusta verte llorar Didi. Tu madre va a entenderte, solo es cuestión de tiempo.

    — Me siento tan perdida y sola — Confieso  colocando mi cabeza en su hombro mientras el acaricia mi larga cabellera enmarañada.

    — No estás sola Diana. Me tienes a mi para todo lo que necesites y lo sabes.

    Lo observo mientras mira al techo y en mi mente se formula la pregunta de cuáles seran las intenciones que tiene. Se que le gusto o supongo eso, pero no se que quiere y me da miedo la respuesta.  Los chicos como Michael casi nunca buscan ningún apego emocional y por muy libre que quiera ser no soy de esas chicas que tendrían algo informal con alguien. Además de que me gusta demasiado y acabaría perdidamente enamorada.

    — Michael..

 
   Voltea a verme haciendo que nuestros rostros queden demasiado cerca, un leve acercamiento y nuestros labios se fundirian en un beso.

   — ¿Sí?— pregunta sin dejar de verme a los ojos logrando que sienta nervios.

   — ¿Te has enamorado?— Frunce el ceño ante mi pregunta y piensa unos segundos antes de contestar...

  — Aún no.

   No puedo evitar sentirme insegura ante su respuesta...

  — ¿De qué temes?— Me pregunta sin dejar de mirarme y dudo si en decirle o no...

   — De nada— Contesto evitando su mirada penetrante que busca rastros de mentiras.

  — Nunca te haría daño Diana— Dice después de unos minutos logrando que mi corazón se acelere— Se cuales son tus miedos y tus dudas respecto a mi. No es un secreto que me gustas, se que lo has notado como también se que yo te gusto a ti, pero no tengo ninguna mala intención contigo.  No te voy a mentir— Busco sus ojos esperando la aclaración y traga grueso cerrando los ojos— Al principio...

     Levanto una ceja al ver que se queda a medias y mis ojos amenazan con llorar porque se lo que me dirá...

   — Al principio tenías intenciones carnales como todos los otros...¿Verdad? — Pregunto y cambia la mirada , no puedo evitar sentirme decepcionada nuevamente con la diferencia de que esta vez es mas insoportable el dolor en mi pecho, pero me aguanto el llanto — Osea que desde que te acercaste en el parque tenías tu propósito el cual era llevarme a la cama y desaparecer.

     Busco algún tipo de negación en el y no hay nada. Siento un enorme vacio en el pecho el cuál solo produce lágrimas que caen como cascada. No entiendo porqué los hombres tienen que ser tan retorcidos...van por ahí con sed de sexo sin importar los sentimientos de las personas. Creí que se había acercado por amabilidad o porque en realidad no conocía a nadie, pero no, me vio le parecí bonita y decidió que iba a tenerme sin importarle nada. Fui una completa estúpida y al final voy a tener que darle la razón a mi madre y a Angelo.

    Limpio mis lagrimas a la vez que me siento para colocarme las botas nuevamente. Al verlo se sienta de inmediato...

    — ¿A donde vas? — Pregunta angustiado y su cara tiene puro rastro de culpabilidad — No te puedes ir sin escucharme primero y es que es cierto que tuve esas intenciones, pero a medida que fui conociéndote ya no te veía como una chica más...

    Bufo recogiendo mi movil y mis cosas mientras Michael va desesperado detrás de mi...

   — No te puedes ir Diana, es tarde y es peligroso, al menos dejame llevarte — Dice tomando mi mano en un agarre el cual deshago al instante mirándolo con cara de odio.  Noto sus ojos apagados y aguados pero eso no le quita lo patan, mentiroso y manipulador.

   — ¡No me toques!— Grito a la vez que mas lágrimas caen y es que no entiendo que mal le habré hecho a este mundo que todo me viene de golpe . Al ver mis lagrimas caer intenta abrazarme y lo rechazo nuevamente  — No me vuelvas a buscar.

   — ¡Diana no puedes irte sin oirme, Joder,  yo quería ser sincero contigo, por primera vez en mi vida me interesa ser legal con alguien y termino perdiendote!— Grita a la vez que se tira del cabello en un gesto desesperado — Yo...yo ya no te veo así, de hecho lo menos que me interesa contigo es eso. No te voy a decir que no lo deseo , pero no es lo mas importante...

   — Yo ya no confío en tus intenciones Michael, así que es mejor que me dejes en paz — digo mientras bajo las escaleras dirigiéndome a la salida.

    Justo cuando voy a abrir la puerta el tira de mi brazo volteandome y haciendo que nuestros labios choquen de un tirón.  Comienza a besarme desesperadamente acción que correspondo entre lágrimas y es que ya le quiero demasiado y me duele saber que es la última vez que lo veré. Acaricia mi mejilla con el pulgar a
La vez que profundiza mas el beso el cual sabe a pura tristeza y despedida en lo salado de mis lágrimas. Acorto el beso y pega su frente a la mía...

    — Te juro que te quiero bonito...

   Dice a la vez que se desliza una lagrima por su mejilla y mi mentón tiembla a la vez que la limpio con mi pulgar tembloroso para luego separarnos...

    — Adios Michael.

    Salgo del lugar y al llegar a la calle me pido un taxi el cual viene cinco minutos después. Luego de unos minutos se estaciona y me bajo dandole al señor su dinero , quien me tiende un paquete con servilletas al ver mi estado. Le agradezco y atravieso las vayas adentrandome en el teatro abandonado donde pasaré la noche. Después de hoy no tengo ganas ni de seguir existiendo.  Ignoro el olor a humedad y en el centro de la tarima está el sofá de los ensayos en donde me acurruco apagando mi celular ante las incontables llamadas de Michael.  A mi memoria viene el recuerdo de el como espectador y su sonrisa amplia y asombrada al verme actuar y bailar. Luego los paseos en moto, aquel dia lluvioso donde ocultó su rostro y me hizo sentir viva...y es que siempre lo recordaré como el chico que me enseñó lo que es vivir.



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La virgen de Roma [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora