A la mañana siguiente ambas tortugas se despertaron y se quedaron mirando un rato, ninguno de los dos decía una palabra, no imaginaban sentirse tan avergonzados después de lo que pasó.
—B-Buen día Raph— Leo rompió el silencio con esas palabras.
—Bu-buenos días Leo—Bajó la mirada sonrojado y se acercó para darle un suave beso, esperando así sentirse en más confianza.
—Fue una noche rara ¿Verdad?— Decía Leo riendo una vez se separó del beso.
—Bastante.
Rapha intentó levantarse, sin embargo, el dolor en sus caderas se lo impidió, lo cual lo avergonzó aún más, había tenido peleas qué lo dejaban tremendamente adolorido pero, nada como ese dolor que le recordaba que anoche se dejó llevar por los encantos de su amigo ¿Cómo podía una ronda de sexo dejarlo más adolorido qué tantas batallas?
—N-No te levantes si quieres, te traeré algo de desayunar aquí a la cama ¿Si?— Le decía Leo levantándose para ayudarlo a recostarse de nuevo y taparlo con una mantita, Rapha no podía estar más avergonzado.
—No es necesario, n-no me levanto porque no tengo hambre, no porque no pueda.—Insistió con un sonrojo en la cara —Además aún es temprano, quisiera descansar un poco más.
—¿Seguro?— Leo se sentó en la cama, acariciando la frente del rojo.—Bueno yo anoche cené tortuga así que estoy bastante satisfecho aún.
—¡L-Leo!—Rapha se sonrojo violentamente, tapándose con la mantita para no ser visto.
El azul soltó una carcajada, levantándose de nuevo para caminar hacia la puerta, saliendo por esta para ir a la cocina.
Rapha suspiró y se destapó, quedándose pensativo unos minutos. Anoche casi se vuelve loco de dolor por lo que pasó con Casey, sin embargo, Leo consiguió consolarlo de nuevo, aunque esta vez de una forma que no se esperaba, aunque era normal ¿No? En algún momento terminarían teniendo sexo pero, no se esperaba que fuese de esa manera y no esperaba que se sintiera así tampoco, era diferente a cuando había estado con Casey, y no es que estuviera comparando pero, sin duda con Leo lo había disfrutado mucho más, eso le hizo sonreír un poco.
Mientras Rapha pensaba, Leo caminaba por la cocina en busca de algo que prepararle a su amigo.
—¿Qué haces?— Preguntó Mikey acercándose a él, con una sonrisita en su cara y una caja de pizza en sus manos.—¿Buscabas esto?
—¿Cómo sabias que qué quería algo para comer?
—Bueno, llevas como cinco minutos parado aquí buscando en la heladera entonces supuse que querías comida—Soltó una risita y se sentó a la mesa, sacando una rebanada de su pizza de ositos de goma.
—Tienes un punto. Bueno, buscaba algo para llevarle a Rapha en realidad, así que no sé si tu pizza de ositos de goma le guste mucho.
—Oh ¡Creeme que le encantará? Es como la pizza con piña, dulce y salada, perfecta para los buenos gustos.
Leonardo sonrió al ver a su hermano comer, últimamente se sentía más tranquilo durante el día, ya no había tenido ataques ni pesadillas y sobre todo empezaba a disfrutar de pequeños momentos como el que estaba viviendo en ese instante. Claro que, no todo es color de rosa y aun tenía algunos problemas qué arreglar.
—¡Hola chicos! ¿Qué hacen?— Preguntó Donnie mientras entraba a la cocina, sacando una bolsita y poniéndola sobre la mesa— Que bueno que ambos están aquí... ¿Y Rapha?
—E-Esta dormido aún, anoche tuvimos dificultades con el patrullaje y tuvimos que regresar temprano.— Decía nervioso, aunque no mentía, eso era lo que había pasado, o al menos parte de eso.