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Capítulo Especial: Checo Pérez

Checo nunca había sido tan feliz como lo es ahora.

No siempre fue así, pero ahora lo era.

Recuerda claramente ese pequeño espacio de su vida en el que no fue la persona mas feliz del mundo, fue el momento exacto en el que se divorció de Carola.

Su noviazgo con Carola había sido maravilloso, se conocieron cuando eran adolescentes y se enamoraron en ese instante, Checo creía que nada era mas importante que él amor que ambos sentían, así que cuando sus padres no le permitieron casarse por ser demasiado jóvenes, bueno, Checo pensó que era buena idea huir.

Escapo con Carola y se casaron, eran muy felices y cada vez que piensa en el pasado, Checo no puede evitar sonreír.

Tuvieron a Chequito y todo era increíble... hasta que dejo de serlo.

Hasta la fecha, Checo no logra comprender que es lo que ocurrió, a veces piensa que simplemente se esfumo el amor desbordante que sentían el uno por el otro, pero sabe que eso es mentira, Checo amo a Carola hasta el último momento, la seguía amando cuando firmo sus trámites de divorcio y se convenció así mismo de que estaba aceptando separarse para complacer a la mujer que amaba, porque no había nada mas importante que la forma en la que ella se sentía.

Después de esa separación, el mundo de Checo se vino abajo, lo único que lo mantenía a flote era saber que tenia a sus dos hijos, cada vez que veía sus rostros creía que la vida valía la pena. Fueron su motivación para seguir cuando ya no quería hacerlo.

En ese momento, Checo pensó que no necesitaba nada más, siempre y cuando sus hijos estuvieran a su lado, todo estaría bien.

Pero un día, en el restaurante de su padre, conoció a un joven rubio que lo hizo reír en el primer momento en que hablo con él.

Checo no había planeado enamorarse de nuevo. Después de todo, acababa de salir de un matrimonio que, aunque doloroso en su final, le había dado los momentos más felices de su vida. Carola siempre sería una parte importante de él, pero también lo había dejado con cicatrices que nunca creyó sanar. Sin embargo, ese día en el restaurante de su padre, algo cambió. El joven rubio, Max, era todo lo que Checo no sabía que necesitaba: espontáneo, alegre y completamente diferente a lo que él estaba acostumbrado. Y, aunque al principio se resistió a la idea, pronto se dio cuenta de que reír con Max era algo que no quería dejar de hacer.

Al principio, no se lo tomo tan enserio, Max era joven, Checo pensaba que era un niño que no sabía lo que quería, pero Max entró a su vida como una brisa fresca, sin expectativas, sin ataduras. Y lo que comenzó como una amistad ligera y sin compromisos, pronto se fue transformando en algo más profundo.

Checo no lo vio venir. Aún estaba lidiando con los efectos del divorcio, con la necesidad de criar a Chequito y Carlota en medio de esta nueva realidad. Sin embargo, con Max, todo parecía más fácil, había algo en él que lo hacía sentirse en casa, en paz, algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo.

Con el paso del tiempo, Checo comenzó a darse cuenta de que su felicidad ya no dependía solo de sus hijos. Max se había convertido en un pilar fundamental en su vida. Lo que antes parecía imposible, la idea de volver a amar, ahora era su realidad. Y aunque a veces todavía sentía un pequeño nudo en el estómago cuando pensaba en Carola, sabía que era porque siempre sería parte de su historia. Pero ya no la extrañaba. Había encontrado algo nuevo, algo diferente.

Checo sabía que su vida había cambiado de formas que jamás hubiera previsto, pero ahora tenía todo lo que siempre había deseado y más, tenía dos hijos que amaba con todo su corazón y una pareja tan increíble como lo era Max Verstappen.