La guerra es el estado natural del ser humano. Si originalmente hubiésemos sido ajenos a ella, jamás hubiéramos agarrado un arma, y, sin embargo, lo hacemos sin que a nadie le extrañe. Por horrible que parezca, mundo está lleno de muertes que solo tienen sentido para unos pocos. Y, aunque terminen los conflictos que nos matan, las víctimas nunca volverán a la vida. Únicamente quedan, con suerte, en la memoria, perpetuando los motivos de su sacrificio para que nunca quede en vano, por mucho que los motivos de la guerra que les quitó la vida se conviertan en nada. No hay muerte absurda ni guerra que no lo sea.
Hace unos días murió el presidente de la URSS, y la Tercera Comisión Antirrevolucionaria de la URSS ha elegido a un tal Gorbachov. Esperábamos que fuera a terminar con la guerra civil que tienen allí, pero ha permitido la entrada de los Ejércitos Comunistas Universales, así que me temo que no contaremos con la ayuda soviética durante otros muchos meses. De hecho acaban de confirmar que han liberado Dagabli, una ciudad en el sur de la República Socialista de Iruvnia, el primo segundo de Brödtland históricamente.
Sin el problema de la magia, Brödtland no habría tenido que cerrarse absolutamente y un chaval de 18 años no tendría que liderar un ejército de unas dos mil personas, pues también habrían venido a ayudarnos a nosotros. Pero no es el caso.
Me he reunido con los concejales para planificar la batalla. Según el último censo, de hace la tira de meses, en Miridya hay unas 25 mil personas. Pero probablemente haya quince mil más.
Acto seguido planeamos el reclutamiento miliciano y la Mäkisering: la preparación militar de las fuerzas de seguridad. El nombre de ello proviene de Mäki, el ministro que ordenó hacerlo en la guerra contra Finlandia.
Esta misma tarde comenzó el llamamiento. Lo hicieron más fácil que nosotros: por calles, ya que no tienen ni pajolera idea de la gente que hay en la ciudad.
Nosotros, separados en dos grupos: uno liderado por mí y el otro por Blom, fuimos casa por casa avisando a todos los varones entre 15 y 55 años de ir a la plaza mayor, que es la única plaza que hay en esta ciudad, ya que en el resto se edificaron chabolas. Allí serán los entrenamientos. Hay unos pocos militares en la ciudad, así que ellos se harán cargo. De momento están también movilizando milicianos.
Si las cifras de censo fuesen similares a las últimas de hace dos años, entonces el 27% de la población está dentro de la edad que queremos. No tenemos poder suficiente para reprimir como es debido a todos los que se están negando, que es como un tercio, y pocos me parecen viendo cómo está la situación. Probablemente haya un levantamiento cuando saquemos a los civiles, pero acabará estabilizándose y mejorando las cifras de participación.
Aquellos cerca de las edades límites jugaban a la ambigüedad, así que hemos acabado reclutando a ojo. Probablemente nos hayamos excedido en las edades, pero así es, a mi gusto, la mejor forma, ya que la edad es bastante arbitraria.
A los que se negaban, como no había posibilidad de arrestarles, les castigamos con violencia física. Generalmente hemos multado quitando comida, reventando muebles, en especial aquellos que sirven para dar calor; y en algunos casos ha tocado partir caras a panazos.
Finalmente, tenemos 439 milicianos dispuestos a combatir y 221 para el Mäkisering. En total, 660 hombres exactamente. En la plaza les hemos comenzado a poner en forma, enseñarles disciplina y a cómo actuar. Entre los pocos que sabemos nos los dividimos. Era mucho mejor entrenar a mi división en Högkvarteräa que a estos reclutas. Han intentado sabotear el entrenamiento varias veces, se ha acercado gente a mirar, algunos a incordiar...
Además hoy estoy más enfermo, y entre la nieve y el frío estoy aún peor. Mañana me pondré con los del Mäkisering, estoy harto de estos inútiles.
Cuando el sol se puso les dejamos descansar. El resto de los días terminaremos un poco antes. Por la mañana tendrán que trabajar, y, por la tarde, a entrenar. Alguna vez tendremos que entrenarles para la oscuridad, así que ese día cambiará el horario. Ya veré cómo lo hacemos. Además tenemos que traer a nuestros hombres.
En fin. Nos han dado una casa vacía para que yo y el escuadrón pasemos la noche. La familia que vivía aquí murió, pero parece ser que no somos los primeros en entrar desde entonces. De todas formas, hay que montar guardia.
El lugar está sucísimo y desordenado, las camas no menos.
Antes de dormir nos sentamos en el salón a charlar entre todos. Es una buena práctica para crecer el compañerismo y liberar el estrés.
Tim: Yo hoy le he reventado las piernas a un niño de 12 años, ¿Vosotros qué habéis hecho?
Eskö-'iigiige: Yo me pregunto si todo esto merece la pena.
Tim: Si pudieras viajar al pasado, ¿Habrías evitado que ahora estuviésemos así?
Eskö-'iigiige: Sí, habría hecho todo lo posible.
Tim: El resto, decidme también. ¿Habríais hecho todo lo posible por evitarlo?
Rävle: Por supuesto
Leif Stutt: Sí
Lennart: Hubiera hecho cualquier cosa
Tim: Los que están haciendo guardia, decid también.
Arvidsson: Sí
Blom: Desde luego que sí.
Tim: Pues eso fue lo que hicimos unas doscientas personas al entrar en el palacio real para acabar con Karll, quien creíamos que era el máximo responsable del genocidio. Todos tenéis claro que cualquier lucha para evitar como estamos ahora hubiera merecido la pena. Sin embargo, el Asalto al Castillo fue inútil, porque aquí estamos. No sólo no terminó la Guerra, sino que aceleró la caída.
Tim: Por eso es imposible saber si un esfuerzo merecerá la pena. Sólo podemos saber si es lo correcto. Quizás luego resulte que nuestro esfuerzo ha sido inútil, pero eso no lo sabremos hasta que no lo hayamos hecho. Lo que ahora sabemos es que esto es lo correcto, y ese es el único motivo por el que luchamos, porque es lo correcto.
Tim: Yo eso es algo que les dejo muy claro a mis hombres. El soldado es el que vende su alma al diablo para que no se cobre de las vidas de los demás. El que lucha solo por gloria, por ser un héroe... ese es un descerebrado. El que lucha ha de hacerlo por lo que ama: por su patria, por su familia-
Rävle: Y si alguien lo pierde todo, ¿Por qué lucharía?
Tim: Por algo cien veces más importante, la memoria.
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Onda Brödugnar 2: Magia Y Destrucción
ActionBrödtland es un país al norte de Escandinavia que durante 1984 sufrió una terrible guerra, que, tras un año, a reducido el país a unas pocas ciudades-estado. A comienzos de 1985 el ejercito británico desarticula una sociedad secreta: la Orb, la cual...