una maldición cae en la hija del dios Zeus y para romperla tiene que encontrar el zafiro rodeado de siete pilares, los que no sabe la semidiosa es que no es una piedra lo que tiene que buscar si no una mujer de ojos zafiro.
No hubieran terminado aquel beso si no fuera por la aparición del ave más majestuosa que existía dando un gran espectáculo, quien las veía a las dos con suma antencion. Kara se aparta de diana y hace una reverencia a la ave. Diana frunce el ceño pues Kara empieza a hablar un idioma que jamás había escuchado.
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- lamento haber invadido tu hogar, te aseguro que no queremos hacerte daño.
- ¿crees que si fuera ese el caso, me dejaría ver? - Kara llena de vergüenza agacha la mirada.
- lo siento.
- no tienes porque disculparte majestad, ¿A qué debo el honor de su visita? hace mucho que no lo hacías, pensé que te habías olvidado de mi.
- jamás me olvidaría de ti, solo pasaron muchas cosas. - el fénix ve a diana y después sonríe.
- ya veo, supiste escoger muy bien a tu pareja su majestad, es de un buen corazón y se nota lo mucho que te ama, solo es muy egocéntrica para mí gusto - eso hace reír a la rubia.
La plática fue interrumpida por alguien no esperado.
- ¿cómo entraste aquí? - diana lo mira cautelosa.
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- tengo mis trucos - avanza cada vez más cerca de ellas. - al fin has renacido - la rubia pone los ojos en blanco.
- bueno tecnicamente renació hace 3 siglos - el hombre la ve con seriedad algo que pone nerviosa a la rubia y es que el tenía una mirada muy diferente a la habitual.
- creo que no me has entendido, pero que me puedo esperar de ti.
- eres un idiota, crees poder tomar el poder del fénix, vamos, te reto a que lo hagas - diana la ve incrédula.
- ¿qué crees qué haces? - dice diana algo irritada por la actitud de la rubia.- no te dejare tener al fénix - suelta una carcajada algo macabra.