Capitulo 27.

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—¿Qué ha sucedido? —exclamó, visiblemente asustada—. ¿Quién te ha ensuciado los ojos con barro?

—Yo... estaba ayudando a Hillary a limpiar sus zapatos embarrados y limpie mis ojos sin cuidado con las manos sucias —tartamudeó—. De repente, Hellen se acercó, corrí porque aún estábamos jugando y cuando me atrapó justo antes de bajar las escaleras, perdimos el equilibrio y caí.

—¿Estás segura? —preguntó con preocupación—. ¿Quieres decir que fue un accidente?

—Sí, Dally —susurró—. Eso no es lo importante ahora, mi tobillo duele muchísimo.

—Está bien, te llevaré al hospital.

—No podrán acudir al hospital hasta que el sol se haya puesto por la mañana.

Alzo mi mirada con asombro casi instantáneamente y veo a las Miller mirándome con inquietud. Sin embargo, mi atención se centra en Hillary, quien está llorando desconsoladamente. Luego, se arrodilla frente a Tessa, dejando que las lágrimas fluyan sin control.

Por otro lado, Hellen me observa con una expresión grave. Después de manifestar que no puedo ir al hospital en este momento, su actitud resulta extremadamente frustrante. Tessa podría tener una fractura y, a pesar de la urgencia de la situación, me solicita que espere hasta que amanezca para buscar ayuda médica.

—¿Por qué tenemos que esperar hasta mañana? —pregunté—. Estamos hablando de una posible fractura de mi madre.

—Recuerda lo que pasó la última vez que llegaste tan tarde —respondió Hellen con desdén—. Además, ella no es tu madre.

—Puede que no comparta mi sangre, pero es mi mamá.

—Haz lo que quieras, pero será tu responsabilidad.

—Chicas, por favor —intervino Tessa—. Mañana iremos al hospital temprano; está lloviendo muy fuerte. ¿Puedes ayudarme a llegar a tu habitación y acostarme?

—Tess...

—Por favor, hazlo por mí —susurró mientras sostenía mi mano—. No eres así.

—Está bien, esperaremos hasta mañana.

—Estudiantes de enfermería de tercer semestre, ayúdenme con mi tobillo.

—No soy médico.

—No sabía que habías estudiado enfermería —balbuceó Hillary.

—No saben mucho de mí, así como yo no sé mucho de ustedes.

—Dios, me duele —susurró Tessa apretando mi mano—. Necesito algo frío para la inflamación.

—Lo siento, Tessa —sollozó Hillary—. Si no me hubieras ayudado, nada de esto habría pasado.

—¡No llores, Hillary! —exclamó Tessa—. Fue un accidente y te ayudaría de nuevo.

—Eres muy bondadosa.

Junto a Hillary, logramos levantar a Tessa, y escuchar sus lamentos de dolor me desgarran el corazón. A pesar de la dificultad, con mucho cuidado la llevamos a mi habitación, donde la recostamos suavemente. Le ayudo a ponerse una pijama blanca, mientras Hellen aparece con una compresa de hielo, que recibo con una sonrisa que no refleja mis verdaderos sentimientos.

Al mirar a mi alrededor, noto que Hillary ha traído mantas y almohadas adicionales para Tessa, lo cual agradezco con una sonrisa, aunque mi mente está sumida en un torbellino de pensamientos. La culpa me consume, ya que siento que he fallado a alguien a quien amo. Con delicadeza, cierro la cortina y acomodo a Tessa de manera que esté cómoda, elevando su pie sobre una almohada. La pobre parece estar casi inconsciente, siempre ha tenido una tendencia a dramatizar las situaciones.

H de ? :¿Quién mató a Brais?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora