𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 23 - El Final

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Zecora estaba en la cocina de su cabaña en el bosque, de espaldas al visitante que había llegado. Sus movimientos eran metódicos y tranquilos mientras preparaba algo en una olla grande, cuyos contenidos burbujeaban suavemente. El aire estaba impregnado con el aroma de hierbas y especias. De repente, sus orejas se alzaron al captar un ligero crujido. Sin volverse, frunció el ceño, pero su rostro pronto se relajó en una sonrisa cuando te vio.

Se giró con gracia, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y calidez.

—Vaya, no sabía que estabas allí —dijo Zecora, sonriendo. Hizo un gesto con su casco hacia una pequeña mesa en el centro de la sala, que estaba adornada con una manta colorida y dos tazas—. Toma asiento, te serviré algo.

Colocó dos tazas de un líquido verde humeante sobre la mesa con cuidado. La fragancia del brebaje era dulce y a la vez un poco picante, un aroma característico de las infusiones que ella solía preparar. Zecora se sentó en el otro extremo de la mesa, su expresión amistosa pero inquisitiva.

—¿Te está gustando por dónde están yendo las cosas? La historia debe ser interesante, huh —preguntó con una sonrisa juguetona. Luego, su expresión cambió a una de ligera confusión—. ¿Tienes curiosidad de por qué no le conté a Twilight sobre lo de los sueños?

Se rio suavemente mientras tomaba un sorbo de su té, disfrutando del sabor antes de continuar.

—Bueno, te lo diré. Pero para que entiendas, debo contarte una historia primero.

Colocó su taza en la mesa con suavidad, sus ojos reflejaban un brillo misterioso mientras comenzaba a relatar la historia que, sin duda, tendría profundidades ocultas que revelaría solo al final.

"En tiempos antiguos, antes, cuando Equestria estaba en la plenitud de sus comienzos, hubo un príncipe, un poni, que perdió a su amada de forma repentina, y en su desesperación lo llevó a buscar algo más allá de nuestro entendimiento. En el rincón más oscuro y olvidado del tiempo, el príncipe convocó fuerzas que trascendían el conocimiento común. 

Con el corazón roto y una desesperación inmensa, él deseaba con fervor volver a ver a su amada. En su súplica, Un antiguo dios maligno oyó sus lamentos, lo miró y sonrió, sus palabras resonaron en el vacío:

"Concederé tu deseo, si tu amor es verdadero, cada vez que cierres los ojos, verás a tu amada en el sueño. Cuanto más sueñes y cuanto más sientas, un vínculo entre vivos y muertos se formará, tan grande como el cielo y las estrellas, aquello que permitirá esa conexión es este artefacto"

El dios dijo, entregándole al príncipe un corazón de cristal.

"Esta herramienta se basa en sentimientos positivos como el amor. Aunque puede verse afectada por otros sentimientos, cuando la actives, podrás establecer una conexión con el ser que más amas, siempre y cuando el amor sea el sentimiento predominante que la impulse."

El príncipe aceptó, y así lo hizo. Al principio, todo era maravilloso. Al activar el corazón y al pensar en su amada. En sus sueños, la presencia de su amada era tan real que parecía tocarla, sentir su calidez. Pero con el tiempo, la conexión requirió una energía inmensa. Cada encuentro en el sueño consumía más de su vitalidad, y el príncipe Yak comenzó a debilitarse.

El príncipe, al verse cada vez más débil, apenas podía levantarse para comer. Su único deseo era volver a dormir, donde podía ver a su amada y sentir su amor. 

"Quiero verla, quiero verla", repetía una y otra vez, en un susurro de desesperación.

Entonces, el príncipe Yak tomó papel y tinta, y comenzó a escribir un mensaje para cualquiera que deseara ver a su ser amado una vez más:

ʟᴀ ꜱᴏᴍʙʀᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ꜱᴜᴇÑᴏ |ᴛᴡɪʙʀᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora