ʟᴀ ꜱᴏᴍʙʀᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ꜱᴜᴇÑᴏ |ᴛᴡɪʙʀᴀ

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 8 - Ilusión

Toda la experiencia había sido abrumadora para ella. Tener un sueño dentro de otro sueño era ya lo suficientemente extraño, ¡pero soñar con el Rey Sombra? ¡Eso era simplemente ridículo!

—Debo estar perdiendo la cabeza... —murmuró para sí misma, medio en incredulidad.

Podía manejar tener sueños extraños sobre demonios misteriosos, pero ¿por qué tenía que ser ese tirano? ¡Estaba haciendo todo lo posible para olvidar el drama de salvar el Imperio de Cristal! Ahora tenía que averiguar si el Rey Sombra tenía algún vínculo secreto con esa misteriosa bestia.

Twilight se dejó caer en su cama, decidida a que nadie—¡seguro que no sus sueños—la iba a molestar. ¡Necesitaba una siesta para recuperarse de toda esta absurdidad!

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Abrió los ojos esperando encontrar a la bestia. Pero en lugar del vacío habitual, se encontró sentada en una colina. La confusión era evidente; era de noche, y podía sentir la brisa nocturna moviendo su cabello, como siempre. Todo se sentía tan real. Desde la colina, podía ver todo Ponyville.

—Esto es diferente... —murmuró, mirando alrededor en busca de alguien.

Un susurro de los árboles la hizo girar bruscamente, sorprendida.

—¿Eres tú...? —preguntó nerviosa, esperando que fuera la sombra de la criatura. Pero la voz que respondió no era lo que esperaba.

—¿Me estabas esperando, pequeña? —dijo una voz familiar, el oscuro y malévolo unicornio acercándose desde los árboles con una sonrisa que podría asustar incluso al más valiente.

—¡No otra vez! ¿Por qué sigo soñando contigo? —declaró Twilight con dureza, su voz traicionando una mezcla de enojo y miedo.

—No hay necesidad de estar tan enojada, Twilight. Solo estoy de visita; ¿no es suficiente? —dijo Sombra con una sonrisa burlona—. Además, no es como si necesitara una razón para estar aquí. Voy donde quiero, cuando quiero.

—¿Una visita? ¿Una visita a qué, exactamente? —preguntó Twilight, mirando un árbol cercano. Estos sueños se estaban volviendo ridículos, cada uno peor que el anterior.

—Sabes, tal vez algo me trajo aquí... Tal vez simplemente sentí ganas de venir —dijo Sombra, su tono volviéndose coqueteo mientras acariciaba la mejilla de Twilight con su pezuña—. Tal vez te extrañé —añadió seductoramente.

—¡No me toques! —exclamó Twilight, frunciendo el ceño y dando otro paso hacia Sombra—. Ahora, ¿de qué estás hablando? ¡Quiero despertar ya! —se resopló, sus orejas temblando ligeramente con creciente irritación.

Sombra solo se rió malévolamente y parecía ignorar todo lo que ella decía.

—Debes ser nueva en este lugar, Twilight. Muchas cosas parecen suceder por casualidad —se rió Sombra mientras se acercaba lentamente a ella.

Twilight sintió una mezcla de molestia y sorpresa mientras Sombra la ignoraba y se acercaba gradualmente.

Hablaba como si supiera algo, lo cual no le gustaba nada. Su voz también le hacía sentir cosas a las que no estaba acostumbrada. Su respiración se entrecortó ligeramente. Necesitaba despertar de este sueño sin importar qué.

—Tal vez tú también me extrañaste —concedió, sacudiendo sus pensamientos.

Parpadeó brevemente, sus mejillas enrojeciendo con un tono rosado.

—Detente —dijo.

—¿Oh, de verdad? —dijo Sombra antes de agarrarla y acercarla más a él. La levantó del suelo colocando sus pezuñas en su pecho—. No creo que lo haga —sonrió Sombra, mirándola a los ojos—. ¿Qué te parece si te relajas un poco y dejas que la noche tome el control...?

La voz de Sombra cayó en un susurro seductor mientras acariciaba nuevamente la mejilla de Twilight.

Twilight cerró los ojos y sintió el cálido aliento de Sombra en su rostro. Su respiración se detuvo mientras se inclinaba hacia él. Se sentía débil, su resistencia al encanto de Sombra se desvanecía rápidamente mientras se entregaba a su abrazo.

—¿No es esto mucho mejor? —susurró Sombra mientras la acercaba lentamente a él mientras la miraba a los ojos.

—S-Sombra... —susurró Twilight, abriendo los ojos y encontrándose con su mirada. Se sentía tan cerca de él, casi demasiado cerca, y la sensación era abrumadora. Su rostro se sonrojaba aún más mientras la voz de Sombra continuaba hipnotizándola.

Twilight quería decirle que la dejara ir, pero el abrazo de Sombra era tan cálido... tan invitante... y era casi imposible resistirse. Parecía estar más cómoda, su cuerpo adaptándose lentamente al agarre de Sombra.

—Sombra... estás... demasiado cerca —dijo Twilight en voz baja, sus ojos volviéndose distantes mientras luchaba por encontrar la fuerza interior para liberarse.

—No es como si tuvieras una opción, pequeña Twilight —se burló Sombra, acariciando su mejilla mientras la acercaba aún más—. Estás en mi poder, y no hay nada que puedas hacer al respecto.

Sombra presionó su cuerpo contra el de Twilight, su pecho contra su cabeza. La acercó más y la envolvió en su abrazo mientras se inclinaba para susurrar algo en su oído.

—¿De verdad quieres que te deje ir? —susurró Sombra. Algo en él estaba cambiando, su tono volviéndose más profundo y oscuro—. ¿O preferirías que te mantuviera aquí para siempre? Tal como estás... —Sus ojos brillaban con un fuego profundo y peligroso mientras permanecían fijos en los de ella.

—Yo... —Una respuesta ahogada escapó de los labios de Twilight mientras Sombra se acercaba aún más. Se sentía tan cerca... tan real.

Sus ojos ardían como fuego, y eso la aterrorizaba.

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—¡Nooo!

El grito resonó en la habitación mientras Twilight se incorporaba bruscamente, sudor perlado en su frente. Su voz, llena de desesperación, se mezclaba con el sonido entrecortado de su respiración.

Las sábanas crujían bajo su cuerpo tenso, y el eco de su grito parecía rebotar en las paredes, haciéndola temblar aún más.

—¿Qué... fue... eso? —exclamó con todas sus fuerzas, aunque el grito estaba atrapado en su mente, resonando dentro de ella.

Su rostro se sonrojaba con el pensamiento, una mezcla de vergüenza y confusión inundándola. Las imágenes del sueño aún estaban frescas en su mente, llenando su cuerpo y alma con una sensación que no podía descifrar.

Colocó una pezuña en su frente y frotó sus sienes, profundamente confundida. Estos sueños estaban empezando a afectarla de maneras que no comprendía.

—Eso no fue real, ¿verdad? —susurró, buscando consuelo en el sonido de su propia voz.