Capítulo 1.11 Muéstrame la magia

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Perdón por la demora, pero todo se me junto y sacar tiempo me esta costando. Espero que me tengan paciencia mientras empiezo a salir de trabajo.

No siendo más que lo disfruten.

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Me reuní con Carla, quien estaba muy animada con mis avances en la universidad. Ella en serio mostró un pequeño movimiento de cejas y eso me alegro. Porque Carla siempre permanecía con su rostro serio y aura dark como su ropa.

—La idea de las porristas fue buena idea. No has entrado, pero ya se consiguieron créditos extras. No lo suficiente, pero ayuda — menciono revisando mi progreso en la Tablet.

Si quería seguir conservando mi beca ese progreso no podía bajar del 80 por ciento. Por lo que la presión era alta. Pero siempre trataba de poner mi mejor entusiasmo y energía.

—Qué bueno, porque aguantarse a esas animadoras no es fácil — le dije recordando todas las tareas tontas que me habían puesto hacer.

Por suerte tenía un máster en aguantar gente que te trata mal. Pues mi mamá había sido la principal, así que realizar tareas de limpieza u organización no me molestaban. Lo que si me molestaban eran sus estúpidos retos de fiestas.

—Seguiré evaluando opciones — menciono ante mi comentario.

—Gracias. No pueda decir que lo aborrezco, porque he llegado a disfrutarlo — le aclare para que no se presionara tanto.

Ella me miró con detalle y yo le sonreí animada. Conseguir mi beca me costó y mantenerla parece que también, pero no me daría por vencida.

—¿Qué te motiva, Abby? — pregunto curiosa.

—¿A mí? — le dije analizando su pregunta.

—Sí, siempre sonríes y ves el lado positivo de todo. Si todos mis pupilos fueran como tú, mi trabajo sería fácil — aseguro con tranquilidad.

—Quiero seguir manteniendo mi beca y para eso sé que me tengo que esforzar. Mucho — le aclaré mi motivación.

—Sigue así — sigue así me animo con su voz cansada.

—Gracias — le dije con una sonrisa.

Que Carla me felicitara de forma simple era un gran avance. Quería decir que estaba realizando las cosas bien. Porque Carla nunca daba un cumplido ella simplemente anunciaba opciones para mejorar y después me dejaba elegir la mejor.

Un dolor agudo en el pecho termino por borrar mi sonrisa y llevé mi mano a este buscando protegerme, mientras practicaba controlar mi respiración siguiendo los consejos que lo mi doctora me había dado años atrás.

—¿Te sientes bien? — me pregunto Carla alarmada.

—Me duele el pecho — le dije con un hilo de voz.

—¿Quieres que te lleve al médico? — propuso cuando vio mis ojos aguados por el dolor.

—No es necesario. Este dolor aparece de vez en cuando. Por un tiempo se me fue, pero ahora se me hace más intenso y constante — le dije mientras seguía controlando mi reparación y Carla me pasaba una botella de agua.

Cerré mis ojos y terminé por apoyarme mi cabeza en la mesa, mientras seguía respirando de forma pausada y trataba de tranquilizarme. Si estos dolores seguían tendría que volver a mis clases de yoga. Solo que con el poco tiempo libre que me quedaba iba a ser muy difícil.

El Alfa FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora