Con mi horario y el de Liam era difícil sacar un poco de tiempo para nosotros, pero él siempre buscaba la manera de visitarme antes o después de su entrenamiento. Hoy su entrenamiento había sido más corto, y aprovechó para venir a visitarme. Solo que esta vez traía un pequeño maletín.
—Hola —le dije con una sonrisa, y Liam entró en mi habitación.
—Hola —respondió, dejando el maletín en el suelo, para luego tomarme suavemente de la cadera y darme un beso.
Los besos con Liam eran lo más delicioso que había probado. Los empezaba de forma lenta, tomándose su tiempo para explorar mi boca y mi lengua, pero poco a poco aumentaba la intensidad hasta que nos quedábamos sin aliento. Cuando me separé de él, miré con curiosidad su maletín.
—¿Por qué el maletín? —pregunté, intrigada.
—Me quedaré esta noche —me aclaró, sentándose en la cama.
—Pero nadie te invitó —le reproché, divertida.
—Soy tu novio, eso está en nuestro contrato de relación —dijo con seriedad.
—No tenemos contrato —respondí, confundida. Nunca habíamos firmado un contrato.
—Según mi hermano, todas las relaciones tienen un contrato —aseguró con rotundidad.
Por supuesto, Liam tenía que llevar todo a los extremos, poniéndole términos de contrato a nuestra relación. Terminé negando con la cabeza y luego tomé mi pijama y mis cosas de aseo.
—Pongámonos cómodos —le dije entrando al baño.
Cuando salí, Liam ya solo llevaba sus pantalones cortos y estaba revisando su celular. Yo terminé de acomodar mis cosas y saqué mi kit de mascarillas para acercarme a él en la cama.
—Tendremos un spa facial —le dije con diversión.
Esperaba que reaccionara alarmado, negándose a las mascarillas, pero Liam me sorprendió asintiendo.
—¿Tus mascarillas y esas cosas? —preguntó con serenidad.
—Sí —le respondí emocionada.
—Me parece bien —dijo en tono relajado, tomándome por sorpresa.
Solté un pequeño grito de emoción y abrí mi kit, sacando las mascarillas y esparciéndolas sobre la cama.
—¡Por fin alguien con quien compartir mis mascarillas! —le dije alegre.
—Hagámoslo —dijo, acostándose en la cama.
Le limpié el rostro a Liam con cuidado y luego le puse una mascarilla de papel. Me apliqué la mía y me acosté para relajarme. Liam permaneció en silencio un rato hasta que, de pronto, habló.
—¿Qué te gusta de mí? —me preguntó mientras se giraba levemente para mirarme.
—¿De ti? —repetí, confundida, mientras me sentaba para observarlo mejor. Me apoyé en la pared y lo miré con curiosidad.
—Sí —insistió.
—Varias cosas —le dije, sonriendo.
Físicamente, Liam era perfecto. Era el hombre más apuesto que había visto, y siempre me sentí eclipsada por la intensidad de su mirada y su traviesa sonrisa. Pero lo que más me gustaba de él era su dedicación a sus sueños y su lucha por ellos. Era disciplinado y apasionado, algo que admiraba profundamente porque me había enseñado a luchar por los míos.
—Eso es bueno, porque soy lindo —mencionó con arrogancia, y yo negué divertida.
Liam sabía que su físico atraía a cualquier persona que le interesara; con solo un poco de atención, cualquiera quedaba eclipsado por él. Había visto a muchas mujeres competir por su atención.
ESTÁS LEYENDO
El Alfa Feroz
WerewolfLiam Manrique Walsh es el quinto de sus 6 hermanos. No es ni el mayor despiadado, ni el menor tierno, no es el más amargado, pero tampoco el más alegre y mucho menos es el más atrevido. Conoció a su madre, pero no lo suficiente para recordarla, cono...