Mi internet ha estado horrible estos días, así que ayer publiqué, pero nunca se subió.
Espero que lo disfruten.
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Increíble. Abby me había bloqueado de todas sus redes y contactos, así que comunicarme con ella fue imposible. Le encantaba hacer show, y yo no era el más paciente para aceptarlos. Me parecía una pérdida total de tiempo y fuerza. Lo mejor era dejarla tranquila y no buscarla hasta que ella quisiera. Por lo que llevaba dos semanas sin saber de ella.
Mi celular empezó a vibrar, así que terminé por contestar de manera monótona y aburrida.
—Diga —mencioné de manera tajante.
—Hola, señor Manrique. Lo estamos llamando del almacén Inveraurt —mencionaron de manera cordial al otro lado de la línea.
No entendía por qué me llamaban. Tenía una cuenta, pero nunca firmé para que me contactaran sobre nuevas colecciones o promociones. Dudaba que Damien hubiera olvidado pagar las últimas prendas que llevé, pues siempre fue muy responsable con mis gastos.
—¿Qué quieren? —les dije con apatía.
Esperaba que dijeran lo que querían rápido; de lo contrario, les colgaría por molestarme.
—Es que queremos que nos autorice la compra de su novia —mencionó con nerviosismo.
No entendía de qué estaba hablando; no había autorizado ninguna compra.
—¿Qué compra? —le dije confundido.
—Lo lamento. Es que su novia está aquí y nos dice que pongamos las cosas a su crédito. Discúlpenos si cometimos un error —mencionó rápido y de manera nerviosa.
La única novia que había tenido y que había presentado en mi vida era Abby, así que me acomodé mejor, procesando lo que me había dicho. Mi conejita estaba de traviesa, realizando compras impulsivas y todo para llamar mi atención. Ella quería mi atención y, por supuesto, que la iba a tener.
—No cometieron un error —le aclaré, y la mujer respiró con tranquilidad—. Si Abby está ahí, dele todo lo que pida; yo me hago cargo de sus gastos —le garanticé.
—Entendido. Gracias, que tenga una feliz tarde —mencionó más relajada y tranquila.
Abby era toda una niña. ¿Era tan difícil desbloquearme y hablarme? No, ella tenía que hacer todo un drama y causar un revuelo. Se estaba divirtiendo con la compra, pues la factura fue considerable. Sin duda, para ella se había desmedido.
Salí de mi habitación, donde Henry y Mateo estaban hablando y comiendo en la encimera. Ellos me voltearon a ver y yo solo tomé las llaves de mi jeep.
—¿Se va? —preguntó Henry, mirándome con intriga.
—No le interesa —le dije en tono tajante y rudo.
No estaba tolerando a mis compañeros de equipo, por lo que los últimos días entrenaba solo y, cuando lo hacía en compañía, solo los derrumbaba con fuerza, y más de uno estaba lastimado.
—Últimamente estás más agrio de lo normal —aseguró Mateo con burla.
—No me gusta que me tomen de imbécil —les dije con sequedad.
—Solo fue un comentario —se excusó Henry.
Él fue el que había soltado la lengua sobre mis compras y mi comportamiento hacia Abby, y después los imbéciles mayores, Trevor y Charly, empezaron con sus comentarios de mierda. La única razón por la que toleraba a este par de idiotas en mi departamento era porque con lo que me pagaban de renta, yo le pagaba la habitación a Abby, sin que mis hermanos sospecharan de mi gasto extra.
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El Alfa Feroz
WerewolfLiam Manrique Walsh es el quinto de sus 6 hermanos. No es ni el mayor despiadado, ni el menor tierno, no es el más amargado, pero tampoco el más alegre y mucho menos es el más atrevido. Conoció a su madre, pero no lo suficiente para recordarla, cono...