El apartamento de Liam era hermoso, tenía un toque minimalista y sofisticado. En mi imaginación era un lugar lleno de cuadros de mujeres desnudas y desorden por todos lados, pero Liam me había sorprendido con este lujoso apartamento limpio.
Cuando salimos los compañeros de piso de Liam se encontraban en la cocina dejando sus cubiertos y platos listos.
—Hola — los saludé y ellos me voltearon a ver.
—¿Durmieron? — pregunto Mateo con tono divertido.
—Lo hicimos — le dije siguiendo a la cocina.
Liam convivía con sus compañeros de forma muy rara, hablaban poco y se la pasaban jugando alguna especie de videojuegos o algo que los entretenía.
—Puedo mirar cosas en tu cocina — le dije a Liam al ver que ellos y tenían sus cubiertos, pero faltaban los nuestros.
—Puedes hacerlo — me dijo señalándome el lugar.
La cocina de Liam tenía todos los implementos básicos, pero carecía de objetos decorativos, pero lo que conseguir los implementos para acomodar la mesa como me gustaba era algo complicado.
—Llego la comida — anuncio Oliver con entusiasmo entregándonos las bolsas a cada uno.
—Gracias — le dije recibiendo la mía.
—Conejita, haz tu magia — me dijo Liam entregándome su comida.
—Sí — le dije con emoción.
Siempre me encanto la idea de acomodar la mesa y la comida de manera agradable. Era mi pasatiempo favorito. Mi hermano cocinaba y yo siempre organizaba la mesa. Los amigos de Liam solo comieron directamente en el cartón que les habían empacado. Yo acomodé mi comida y la de Liam en un plato para después acomodarlas en la encimera para sentarme.
—¿Qué es eso? — me pregunto Joanne cuando vio mi plato.
—Raggmunk. Es una crepe de papa y los acompañé con sala de fruto rojos y carne de cerdo.
—No se ve rico — me dijo arrugando su nariz.
—Está delicioso — le dije disfrutando de mi comida.
—Yo prefiero comida grasienta — me aseguro mientras comía de su hamburguesa.
—Siempre que salgo con Liam la como, pero de vez en cuando me gusta recordar mi país — le dije y ella asintió.
Joanne era alguien difícil de tratar. Cruzaba diálogos cortos e iba directo al grano y sin contar que tenía un aura intimidante.
Después de comer terminamos por recoger y ellos se acomodaron en la sala para seguir con sus juegos en la televisión.
—Voy a leer el libro que me dejaron de tarea — le dije a Liam mientras me despedía de ellos.
—Ve — me respondió él con tranquilidad y tomando el control del juego.
Aproveche para leer el libro y tomar los apuntes que necesitaba. Después llamé a mi hermano para contarle que estaba bien.
—¿Ya comiste? — me pregunto Hugo con preocupación.
—Si lo hice — le confirme con alegría.
—¿Segura? — me dijo con cautela y sin creerme.
—Comí muy bien — le aseguré recordando mi rico almuerzo y desayuno.
—No me mientas — me dijo con seriedad.
—No lo hago — le dije con firmeza.
Entendí la preocupación de mi hermano. Mi suministro de comida era limitado y de no ser por Liam el día de hoy solo me hubiera podido comer una sopa instantánea que tenía guardada. Estos días había sobrevivido apunta de sopas instantáneas.
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El Alfa Feroz
WerewolfLiam Manrique Walsh es el quinto de sus 6 hermanos. No es ni el mayor despiadado, ni el menor tierno, no es el más amargado, pero tampoco el más alegre y mucho menos es el más atrevido. Conoció a su madre, pero no lo suficiente para recordarla, cono...