Prólogo

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En este mundo existen hombres y mujeres, pero estos mismos se clasifican también en alfas, betas y omegas. Antaño la sociedad elogiaba a los alfas por ser fuertes y carismáticos, a los betas los ignoraban por no servir para nada y a los omegas los despreciaban por ser unos inútiles y débiles que iban “provocando” con sus feromonas. Debido a esto las sociedades eran clasistas, los alfas con los alfas, los betas con los betas y los omegas con los omegas. Por supuesto se daban interacciones entre las clases sobre todo entre alfas y omegas, después de todo un omega es como un dulce para un alfa, les embriagan con su dulce aroma y pueden hacer con ellos lo que desean. Muchos alfas poseían ese síndrome de posesión; es mío, es mío y solo mío. Por esta razón  demasiados omegas fueron denigrados, embarazos y tirados, solo unos pocos fueron amados. Pero como ya dije antes, todo esto fue antaño, en las sociedades de hoy en día estás clases han quedado destruidas, alfas, betas y omegas trabajan codo con codo y las relaciones son más abiertas. Y hablando de relaciones, uno de los elementos más importantes que mantienen funcionales estos sistemas son los enlaces. Los científicos no saben explicarlo muy bien, pero los omegas tienen a su alfa destinado, son una unión entre dos individuos con caracteres genéticos extremadamente compatibles. Sin embargo el destino les deja elegir si unirse o no, el contrato solo se produce cuando el alfa marca al omega, en ese momento el omega queda por completo libre de la penitencia de emitir feromonas que atraen a otros alfas, pues esta era una manera de buscar a su alfa. Para encontrar a la pareja destina se pueden dar muchas situaciones, a veces solo basta con verla para saberlo, otras un roce es necesario y en ocasiones pueden tardar en darse cuenta porque no creen que fuera posible. Ese es el caso de esta historia, los dos individuos que la protagonizan se conocen y han reaccionado el uno al otro pero no se han dado cuenta de nada. 

Nakajima Atsushi es un chico albino de 18 años, omega, extremadamente amable que trabaja en la Agencia Armada de Detectives en Yokohama. Posee la habilidad de transformarse en un gran tigre blanco. Fuerte y valiente Atsushi es un chico omega algo peculiar. Sus primeros recuerdos se remontan a un frío orfanato en algún lugar desconocido, no le trataban muy bien era parte de algun tipo de experimento que modificó su segundo sexo, debido a lo cual su celo no era tan pronunciado y sus feromonas carecían de poder, lo cual le permitió vivir sin conocer el terror que puede significar ser un omega. Cuando el chico manifestó su habilidad fue tirado a la calle, el peligro que suponía para la organización era demasiado. Cuando estaba a punto de morir de hambre se topó con un hombre que cambiaría por completo su vida. Dazai Osamu era un hombre enigmático, un alfa con mucha presencia que lo acogió bajo su ala. Ese encuentro lo sería todo para Atsushi, más tarde se encontraría con él.

Ryunosuke Akutagawa, era un jóven sombrío que vestía de negro, su cuerpo era pequeño y pálido, de no ser por su aterradora aura incluso podríamos hasta llamarlo lindo. Pero Akutagawa es un alfa, es extremadamente fuerte, portando su habilidad Rashomon, que le permite asesinar a cualquiera incluso a distancia, una habilidad perfecta para el asesino de la Port Mafia, una organización con base en Yokohama. La primera vez que Atsushi y Akutagawa se vieron, el último le cercenó una pierna. Su relación era como la del gato y el ratón, uno buscaba matarle y el otro huía buscando sobrevivir. Gracias a su habilidad Atsushi podía sobrevivir a sus ataques lo cual agradecía. La habilidad el tigre lunar que en principio le había llevado al borde de la muerte, a la vez le había dado un lugar al cual pertenecer. Ese primer encuentro fue importante para ambos pero no fue hasta que trabajaron por primera vez juntos que su mundo cambió. Cuando para derrotar a un poderoso enemigo tuvieron que fusionar sus habilidades, algo en su interior hizo click. En ese punto es donde comienza esta historia

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