Capítulo 1

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Atsushi se encontraba tumbado en su casa, Kyoka se encontraba en la cocina intentando cocinar algo para el chico, digo intentando porque intentar apuñalar a una patata como si fuera el brazo de alguien no es precisamente cocinar.

Atsushi se lamentaba mientras intentaba dormir, aunque con el ruido que hacía Kyoka se le hacía bastante complicado. Poco a poco su calor interno incrementaba lo cual lo volvía más y más nervioso. En ese momento suena la puerta, era Dazai, quién se tapa la nariz nada más entrar.
-Uy Atsushi-kun deberías controlar esas feromonas.
-Dazai-san… mis feromonas son débiles… no debería poder notarlas.- decía Atsushi mientras jadeaba.
-Estás fatal por lo que veo.
-No entiendo qué me pasa.
-Eres un omega Atsushi, es normal.
-Pero…
-Pero nada, esto es lo normal, tu anterior estado era lo raro. Los omegas, tenéis celos, expulsáis feromonas.
Dazai se había sentado al  lado de Atsushi y le acariciaba la frente para reconfortarlo.
-Entonces… entonces ¿por qué cambié?
-Creo que tu sabes la respuesta a esa pregunta.
Se hizo el silencio entre ambos, Atsushi no querría responder a eso, solo se escuchaba a Kyoka asesinar verduras, hasta que el chico volvió a hablar.
-¿Dazai-san cómo es que soportas mis feromonas?
-Me subestimas Atsushi-kun, soy un hombre de gran autocontrol.
-Ojalá fuera igual que tu, este calor me está carcomiendo, no lo soporto.
-Ah, yo había venido para traer la medicina de Yosano, aunque creo que necesitarás algo más fuerte.
Atsushi le miraba curioso pero Dazai solo reía. Se levantó, llenó un vaso de agua y diluyó en él una pastilla. Ayudó a Atsushi a levantarse y le dió el vaso. Se lo bebió todo y volvió a acostarse. Dazai le dió la bolsa con las medicinas a Kyoka y le explicó cómo administrarlas después de lo cual se fue. Para ese rato la medicina había hecho efecto y Atsushi se había dormido.

Habían pasado unos pocos días y Atsushi se había recuperado por completo de su celo. Volvía a la agencia junto Kyoka en donde le esperaba una montaña de papeleo, aunque la mitad era de Dazai, quién ese día no se presentó a trabajar.  
Varias semanas más tarde apareció una nueva misión que debía completar junto a Akutagawa, esto le puso algo tenso.

-Bien según la información de Dazai y las recomendaciones de Ranpo, Atsushi, tendrás que infiltrarte en la organización e impedir que el agente de la Port Mafia mate al rehén.

-El agente de la Porta Mafia es…
-Akutagawa- gritó Ranpo de la nada.
-Atsushi lo miró asustado.
-N-no puede ir otro, yo realmente estoy asustado.
-Esto es nuevo, ¿de qué tienes miedo? 
-Yo… bueno Akuta…
-Tiene miedo de volver a tener una reacción extraña por estar junto al perro de la Port Mafia.- volvía a alzar la voz Ranpo.
-Ranpo-san por favor no seas asi. Atsushi entiendo tu miedo pero entiende que eres él único adecuado para esta misión. Eres rápido, eres fuerte e incluso puedes ser sigiloso si quieres.
-*suspiro* Está bien lo haré.
-Bien te lo agradezco, por si acaso dejaremos a Tanizaki cerca de la zona, si pasa algo él te sacará de ahí. 

La reunión terminó y todos los agentes se dispersaron, la misión de Atsushi era al día siguiente, Kunikida le ayudó a prepararse y finalmente se fue a casa. Esa noche no durmió muy bien, estaba preocupado, verdaderamente temía que su cuerpo reaccionara de alguna extraña manera ante la presencia de Akutagawa, pero qué podía hacer, era su trabajo. Finalmente se durmió.
A la mañana siguiente se reunió con Tanizaki en un punto cercano a su destino, llevaba una bolsa y estaba algo nervioso.

-¿Estás bien Atsushi-kun?
-Si, terminemos con esto.

Sabían la hora a la que se iba a infiltrar Akutagawa y su misión era hacerlo minutos después. A medida que se iban acercando, Tanizaki activaba su niebla. Atsushi entró sin ningún problema, los guardias de la entrada estaban por supuesto muertos, había un gran jaleo en los pasillos y bastante ruido. Siguió el rastro de muerte hasta una gran sala, ahí estaba  Akutagawa cercenando cuerpos como si nada. Se mantuvo alejado, según sus órdenes debía esperar a que el mafiosos revelara la ubicación del rehén y antes de que lo mate detenerlo. Akutagawa no tardó mucho en acabar con la vida en esa habitación, sin embargo cuando lo hizo una profunda voz se hizo eco en la sala. 

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