Capítulo 7

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-Vas a ser la madre de mis hijos.
El silencio se hizo presente, Atsushi cuestionaba su capacidad auditiva, pero algo en su interior le decía que iba en serio.
-Qué… dices
Akutagawa se acercó a la cama con una actitud de superioridad intimidando al albino.
-Tu… no te quiero ver más en un campo de batalla.
-Eso no lo decides tú.
-A partir de hoy si.
El azabache acorrala al chico en la cama y empiezan a forcejear.
-Déjame ... que haces…. suéltame… basta no me toques.
Atsushi intenta invocar las garras de tigre para defenderse, pero estas simplemente no aparecen, “Qué demonios… Byakko te necesito…”.
-Ni defenderte puedes, así de inútil te has vuelto. No veo utilidad para tan poca cosa como tu en la calle.
Atsushi deseaba replicar, pero tenía un nudo en la garganta, por alguna razón esas palabras le estaban afectando demasiado.
-N-no es verdad, en la última misión mis ideas…
-Tus ideas nos han metido en esta situación.
-¿Qué, de qué hablas?
Akutagawa se apartó y Atsushi pudo calmarse un poco.
-No te hagas el imbécil, tú me has llamado…
-!Cómo¡, deliras, para que te querría llamar yo.
-No lo notas–se acerca a su oído–tu cuerpo grita por mí.
Atsushi le empujó y se le quedó mirando mientras se abrazaba, entendía a lo que se refería, entonces notó el extraño brillo en los ojos del otro.
-Tú… ¿qué te ocurre?
Akutagawa se quitó la gabardina y se remangó.
-No te preocupes pronto me obedecerás.
El azabache comenzó a acercarse al chico, acorralandolo contra la pared.
-No te me acerques.
-...
-Aléjate…
-...
-Basta me estás asustando.
-Es extraño, ahora deberías estar suplicando por mi.
Atsushi estaba temblando, se había abrazado a sus rodillas, tenía mucho miedo, era la primera vez que se enfrentaba a esa situación, pero daba gracias a que se tomaba las pastillas sino sería incluso peor. Aunque se cuestionaba si de la otra forma no sería mejor para su cordura.
-¿Qué demonios pasa?, toda la habitación está llena de mis feromonas, ¿porque no reaccionas?
Atsushi volvió a mirar a Akutagawa con lágrimas en los ojos, pero enseguida le apartó la mirada mientras su respiración incrementaba.
-Responde.
El mafioso golpeó la pared mientras se acercaba bruscamente a él. Atsushi le vuelve a mirar, esta vez sus ojos se cruzan y Akutagawa incrementa su presencia sosteniendo la mirada. Atsushi estaba completamente hechizado, casi ni pestañeaba, después de unos segundo sacó la cajita del bolsillo.
-Yo…yo…
En cuanto vió la caja con las pastillas se la arrebató de las manos y la miró.
-¿Qué es esto?
-Es… hmm… son unas medicinas.
-Eso ya lo veo, ¿para qué sirven?
-Son OmegaX sir…
-¿Esa droga? ¿Por qué la tomas? Los efectos negativos son horribles.
-¿Porque la iba a tomar? Es por tu culpa. Por tu maldita culpa.
Atsushi había recuperado el sentido y la rabia le consumía.
-¿Mi culpa?
-Si tu culpa, por lo que hiciste aquella vez, por tu culpa perdí la confianza en mí mismo. Tenía miedo de volver a hacer una misión, pero tu estupido jefe no me deja de otra. No tuve más remedio.
-¿Ah no?
-¿A qué te refieres?
-Es duro pelear ¿verdad?, tu condición te pone en desventaja ¿verdad? La respuesta es obvia, tú no estás hecho para pelear.
-P-pero yo tengo este poder…
-Mera casualidad, hay gente más poderosa que tú que no tiene tantos puntos débiles, es tu egoísmo el que te mantiene en esa situación de sufrimiento.
-Qué…yo…
-Tu situación tiene fácil solución.
Akutagawa cogió las muñecas de Atsushi y le susurraba con voz ronca y grave.
-Solo debes quedarte en casa…
-¿Y- y qué haría tanto tiempo solo?
-Oh no estarías solo. Sabes no soy mucho de tener vástagos, pero si es la única manera de tenerte controlado con gusto lo haré. Después de todo soy un alfa y tú un débil omega.
Akutagawa se lanzó al cuello del albino, pero esas palabras habían enfurecido al tigre y con todas sus fuerzas apartó al mafioso, sin embargo el chico volvió a la carga esta vez era más persistente.
-Esas drogas no van a impedir que mi esencia te controle.
La nariz de Atsushi se comenzó a taponar, le costaba respirar, notaba cosas raras en su cuerpo. Por un lado algo comenzaba a funcionar, tanto en su mente como en su cuerpo, pero por otro, algo detenía todo. OmegaX estaba teniendo una dura batalla en su interior, pero que estaba destinada a perder, las feromonas de Akutagawa eran especialmente efectivas, y la protección se cortó. En cuanto lo olió, fue consciente de su propio celo, notaba como esparcía feromonas sin ser capaz de detenerlas, su cuerpo se calentó rápidamente, su cabeza se nubló. Y lo que más le aterraba, se notaba mojado en los pantalones. Las fuerzas abandonaron su cuerpo y quedó a merced de ese temible alfa.
-Al fin eres mío, no sabes lo insoportable que ha sido contenerse, tu… me llamabas con tanta fuerza…deseaba consumirte tanto…
Una a una las prendas de Atsushi desaparecían arrancadas por las manos del mafioso. Los hilos le dejaban marcas en brazos y piernas. Tenía la mirada perdida y cero fuerzas para resistirse. En su cabeza solo veía a Akutagawa y su proposición y eso le hacía llorar.
-Vamos Atsushi no pongas esa cara, lo que te propongo no lo hago con malas intenciones…
El mafioso se había vuelto a acercar a su oreja buscando convencerle.
-Eres un omega, tu lugar no es en el campo de batalla. No sabes lo ansioso que me pongo cada vez que veo que puedes estar en peligro.
No recibió respuesta del albino, solo su mirada decorada con lágrimas.
-Bien, ya te acostumbrarás, ahora solo hay que hacer una cosa.

Akutagawa se había posicionado, Atsushi había cerrado los ojos llorando en silencio

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Akutagawa se había posicionado, Atsushi había cerrado los ojos llorando en silencio. Pero nada resultó como él quería, la puerta se vino abajo, Chuuya inmovilizó con su poder a Akutagawa y Dazai corrió a ver a Atsushi.
-¿Atsushi, estás bien? ¡Estás rojo!
-D-Dazai-san- *sollozo*
Rápidamente lo envolvió con la manta y se lo llevó.
Akutagawa enfureció.
-Quieto bestia, tú te quedas aquí.

Había pasado un día desde el incidente el cual Atsushi había pasado durmiendo por la medicina que le tuvieron que inyectar. Kyoka y Yosano se pasaron todo el tiempo cuidándolo, tenía mucha fiebre y horribles pesadillas. Kunikida aparecía de vez en cuando para traerles suministros.
-¿Cómo lo ve sensei?
-Me preocupa su estabilidad mental. Ese Alfa ha logrado romper el fármaco OmegaX, eso no traerá buenas consecuencias.
-¿Crees que será peor que lo de la regeneración?
-Creo que puede tener un ataque de depresión.
-...
-Pero hasta que no despierte no sabremos nada.
-Rezo para que se pueda sobreponer.
-Yo también.
-¡Yosano-sensei!
La mujer entró rápidamente al cuarto. Atsushi recién acababa de abrir los ojos.
-Y-Yosano-s-sensei
-Atsushi, ¿cómo te encuentras?
-Me duele la cabeza, ¿dónde estoy?
-Estás en casa, ¿no la reconoces?
-Yo…
De repente una arcada le frenó de golpe, sus pupilas se dilataron y miró el armario.
-A-Atsushi…
Sin escuchar nada, se movió hacía ese lugar y abrió la puerta corrediza. Ahí estaban, completamente desordenadas, las ropas de Akutagawa. Lentamente puso sus manos sobre ellas mientras las lágrimas brotaban.
-Atsu…
Kunikida fue detenido por Yosano.
-Sigue en celo, será mejor que nos vayamos.
-*sollozo* soy patético *sollozo*. Él… él me hizo todo eso y aún así estoy aquí aferrado a su vieja chaqueta…..Pero… pero no lo puedo evitar. Su olor calma mi ansiedad, abrazarlo me reconforta. No quería aceptarlo, me avergonzaba, me resistía a ello, pero al final siempre cedía y me encerraba aquí llorando en silencio abrazado al olor de alguien que solo me hace daño.
-Atsushi-kun no te avergüences de eso, es normal por tu condición de…
-¡OMEGA!-el chico dió un golpe en el suelo- Porque soy un maldito omega, un omega que fácilmente queda subyugado ante los alfas, no puedo hacer nada contra ellos, en el momento en el que usan sus feromonas estoy pérdido.
-Atsushi-kun eso no es así tu eres muy fuerte.
-¡No es verdad! ¿Fuerte? No me hagas reír, fuerte en comparación a que.
-Atsu…
-Déjale no es el momento.
-No, me va a escuchar. Mocoso, si pretendes que tengamos pena conmigo no lo vas a conseguir. Porque yo conozco la fortaleza de Atsushi Nakajima. Tú solo salvaste a  Kyoka de una bomba, y también fuiste de gran ayuda durante la pelea contra Guild. No me voy a quedar aquí mirando mientras te menosprecias a ti mismo. Al parecer se te ha nublado un poco la vista con todo este tema, pero espero que la despejes pronto, porque necesitas ver las cosas claras y poder seguir trabajando. Vamonos dejémosle solo, para que piense.

-Wow Kunikida al parecer te preocupas más por el chico de lo que aparentas.
-Me preocupo igual por todos los miembros de la agencia.
-Seguro…
-¡Os estaba buscando!
-Rampo-san
-Ha llegado una nueva misión y el jefe os quiere ver a todos.
-Bien, vamos.
-¿Y Atsushi?
-Necesita descansar.

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Hola holita, hemos llegado al clímax de esta historia, espero que os esté gustando. Dejadme un like y un comentario con vuestras impresiones.

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