Después de aquella apasionante noche con Dazai, Atsushi redacto un informe muy detallado que presentó a primera hora de la mañana al presidente.
-Así que crees que es la víctima en todo esto.
-No estoy del todo seguro, pero los indicios me llevan a pensar eso.
-Bien, mañana será mejor que lo averigües. Recuerda que tu misión es recuperar el dron, pero confío en tu criterio para hacer lo que corresponde.
-Gracias presidente.
-Tienes la tarde libre, prepárate para mañana.
-Si.Kyoka también tuvo permiso para irse antes y ambos disfrutaron de una humilde cena en familia. Esa noche, aunque estaba nervioso, consiguió conciliar el sueño, se había acostumbrado a los horarios de las pastillas y entre dosis y dosis conseguía dormir algo. El día de la incursión había llegado, era por la tarde así que dedicó la mañana a hacer trabajo de oficina y a ayudar a los demás con sus documentos.
Una hora antes comenzó a prepararse, revisó su pistola, los cartuchos extra y la cajita con las dosis. Salió de la oficina decidido rumbo al punto de reunión, la azotea de la empresa de Francis. Mientras subía se encontró con Louisa.
-Louisa-san no debería estar aquí, podría ser peligroso.
-Ah Atsushi-kun, lo sé pero me gustaría estar cerca, tal vez pueda hacer que vuelva a ser el de siempre.
-Pero podría salir herida.
-No te preocupes, aunque no lo parezca soy fuerte y además… vosotros estáis también aquí.Voy a intentar no estorbaros mucho, pero por favor déjame quedarme.Atsushi miró intensamente a la joven, veía preocupación en su rostro pero al final acabó aceptando.
-Bien, pero no se exponga mucho, quédese en un lugar donde pueda cubrirse fácilmente.
-Muchas gracias.
Atsushi miró el reloj que había en la pared y se despidió de la mujer, ya era casi la hora de que pasara el dron. Subió rápido a la azotea, ahí le esperaba Akutagawa apoyado en una pared.
-Llegas un poco tarde Jinko.Atsushi no le respondió, se limitó a caminar hacia él, pues donde se había puesto era un buen escondite.
-¿Por qué me miras así, tienes algo que reprocharme?
-...
-Oi, ¿Qué te pasa? responde.
-Nada.
-Jmm espero que hoy no seas un estorbo.
-Y yo espero que tú puedas controlarte.Ambos se miraron con fiereza y en ese momento escucharon un ruido extraño. Un ruido constante, como si fuese el zumbido de un gran mosquito, pero con toques mecánicos. Se asomaron un poco y ahí estaba. El dron no era muy grande, lo suficiente para que cupiera una persona, era de color negro y la cabina del piloto estaba completamente acristalada. Se veía a Francis manejando unas pantallas holográficas, se notaba que no estaba bien. Tenía la tez pálida y ojeras, la barba le había empezado a crecer y estaba completamente desaliñado.
-¡Francis-sama!
Louisa había salido de su escondite sorprendía por el aspecto de su jefe y amor.
-¿Qué hace esa mujer aquí?
-Quiso quedarse para ver si podía hacerle reaccionar.
-Será un estorbo.
-Pues no te fijes en ella, es mi problema.Francis miraba a Louisa con la mirada perdida, por una parte parecía que la reconocía pero por otra parecía que observaba a una completa desconocida.
-Francis-sama, Francis-sama, ¿no me reconoce? Soy yo, Louisa, su subordinada.
Louisa gritaba con el corazón en sus palabras esperando sacar al verdadero Francis. Pero la mirada de este estaba perdida, reaccionaba poco a las palabras de la mujer, a lo mucho movía la cabeza. Akutagawa se cansó de esperar y atacó al dron, sin embargo Rashomon se vio detenido por los cristales que rodeaban a Francis. Atsushi tampoco se lo pensó mucho más y con las garras del tigre intentó romperlo, pero el cristal era muy duro, ni siquiera eran capaces de arañarlo. En respuesta a los ataques el rubio se movió como un resorte y volvió a manejar los ordenadores internos del dron. Taka comenzó a hacer unos movimientos esporádicos, pero los chicos seguían presionando, por lo que no se pudo librar fácilmente de ellos. Akutagawa gastaba todas sus habilidades en ese cristal y el albino más de lo mismo, después de cinco minutos se detuvieron. Nada funcionaba y estaban sin aliento.
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Destinos Fortuitos
RomanceEl agente armado Atsushi Nakajima se ve obligado a enfrentarse a su destino como omega. ¿Su pareja? Akutagawa Ryunosuke, quién pretende controlarlo para siempre. El corazón de Atsushi late con fuerza, pero ¿qué es esta emoción? ¿Es un amor genuino...