Si el amor es para idiotas, yo soy el más grande del mundo

No subestimes las cosas que haré

Hoy no se me ocurre nada que decir más que, si alguien tiene curiosidad de saber cuál hotel es donde fue la humilde boda de Izuku y Shoto 👀  fue aqui. Anteriormente podias recorrer las habitaciones de forma virtual, pero ahora solo dejaron un croquis ┐⁠(⁠´⁠д⁠'⁠)⁠┌
      
https://www.imperialhotel.co.jp/en/tokyo

Los ojos de Izuku se abrieron poco a poco, luchando por acostumbrarse a la luz del sol que se filtraba a través de las cortinas. Se removió entre las sábanas, estirando los brazos con pereza mientras murmuraba para sí mismo.

— ¿Qué hora es...? — susurró, con la voz aún adormilada.

Se quedó quieto por un momento, disfrutando de la calidez de las sábanas. Parpadeó varias veces, tratando de enfocarse, su mirada recorrió el cuarto con lentitud, algo no estaba bien, esta no era su habitación.

Su cuerpo se tensó de inmediato, y sin poder evitarlo, se incorporó de golpe en la cama. Un quejido de dolor escapó de sus labios cuando una punzada intensa lo atravesó desde su parte baja. Con manos temblorosas, levantó las sábanas que lo cubrían, y el aire se le atascó en la garganta al darse cuenta de que estaba completamente desnudo.

Su respiración se aceleró, y antes de que pudiera caer en pánico, las imágenes de la noche anterior inundaron su mente, dejandolo paralizado. Todo volvió de golpe: los sonidos, los toques...Shoto.

Izuku tragó saliva, sintiendo el calor subirle al rostro. Con cuidado, se volvió a recostar, esta vez de lado. Su mano, temblorosa, descendió lentamente hacia su entrada. Apenas se atrevía a moverse, su pecho subía y bajaba rápidamente, mientras la vergüenza comenzaba a consumirlo. Cuando sus dedos tocaron algo húmedo y viscoso, se quedó helado.

— Dios... — susurró, con un nudo en la garganta.

Echó un vistazo alrededor del lugar, asegurándose de que estaba completamente solo. Aun así, se enredó torpemente en la sábana antes de levantarse, cojeando hacia el baño.

Encendió la bañera, observando el agua llenar lentamente el espacio. Mientras esperaba, se acercó al espejo y lo que vio lo hizo detenerse en seco. Su reflejo no mentía: parecía alguien que acababa de pasar por una noche intensa.

Las marcas de mordidas cubrían su pecho, y sus pezones, rojos y sensibles, le ardían al más mínimo roce.

Izuku frunció el ceño al sentir una humedad en su entrepierna que le llamó la atención. Bajó la mirada, solo para ver más del líquido blanquecino descender lentamente por sus muslos.

La incomodidad hizo que Izuku se moviera hacia la tina, hundiéndose en el agua caliente en un intento de encontrar algo de consuelo. Mientras el agua envolvía su cuerpo, sus pensamientos eran un caos. No sabía qué le resultaba peor: haber tenido su primera vez con alguien a quien despreciaba o darse cuenta de que, en el calor del momento, había disfrutado tanto que le había rogado a Shoto que lo hiciera más fuerte.

Cerró los ojos, tratando de calmarse mientras se sumergía más en el agua caliente. Con una mano, comenzó a masajearse un hombro, buscando aliviar la tensión. Poco a poco, su mano descendió hacia su abdomen plano. Se preguntaba si una vez había sido suficiente para dejarlo embarazado.

— Definitivamente sentí su nudo — murmuró para sí mismo —. Espero que si, no se si pueda soportar algo así otra vez, él es... enorme.

Mientras recordaba al alfa, una erección comenzó a crecer entre sus piernas. Izuku deslizó una mano hacia su miembro, cerrando los ojos mientras se acariciaba lentamente.

Los recuerdos de la noche con Shoto se reproducían vívidos en su cabeza. Casi podía oír los gruñidos de satisfacción del alfa resonando en sus oídos, mezclándose con el sonido de su respiración entrecortada. Imaginaba las manos de Shoto recorriendo su cuerpo, presionando y explorando cada rincón. Sus labios, cálidos y exigentes, lo habían besado con tanta pasión y la sensación de su aliento en su piel todavía le provocaba escalofríos.