El sol de la mañana se filtraba suavemente a través de las ventanas, llenando la cocina con un resplandor cálido y dorado. Izuku se movía con fluidez entre los utensilios, preparando el desayuno para Shoto con una ligera sonrisa en su rostro, tarareando una vieja canción en voz baja.
Habían pasado casi dos semanas desde que el alfa le había pedido llevarse mejor y…todo iba sorprendentemente bien. El alfa ahora era más atento, conversaban más, compartían risas y… también habían vuelto a estar juntos varias veces.
Al recordar esto último, Izuku no pudo evitar sonrojarse. Todo comenzaba de manera casual. Ambos charlando sobre su día en la sala o en su habitación, hasta que Shoto le daba un cumplido, como decirle lo hermoso que se veía, que hacía que su corazón latiera más rápido, y, antes de que se diera cuenta, él ya estaba debajo de su alfa, rogándole que lo tocara.
Claro que no había sido un cambio radical. Algunas noches, Shoto volvía agotado del trabajo, con el rostro endurecido por el estrés, y aunque Izuku intentaba saludarlo, el alfa solo levantaba una mano, pidiendo silencio, y se encerraba en su despacho. Aún se sentía incómodo y preocupado cuando eso ocurría. Pero no importaba. Porque, en las mañanas, siempre despertaba acurrucado en los brazos de Shoto.
“Tal vez soy demasiado optimista”, pensó mientras volteaba los huevos en la sartén y se sobaba el estómago de forma inconsciente, observando cómo el vapor subía. Pero lo prefería mil veces antes que regresar a la pesadilla de su primera semana de casados, llena de tensiones y peleas.
—Buenos días —dijo una voz suave tras él, sacándolo de sus pensamientos.
Izuku giró un poco la cabeza, viendo a Shoto entrar a la cocina, ya vestido para el trabajo.
—Buenos días. El desayuno está casi listo —respondió con una sonrisa, que se ensanchó al sentir el leve beso que el alfa dejó en su cabeza antes de caminar hacia la cafetera.
—Huele delicioso —comentó Shoto, tomando un sorbo de su café—. Pero hoy paso. Tengo mucho trabajo acumulado.
—Oh... claro. Bueno, si cambias de opinión, puedo prepararte algo rápido —murmuró el omega, bajando la mirada. Una pequeña punzada de decepción le atravesó el pecho, aunque intentó no mostrarlo.
El alfa notó el ligero cambio en la postura de Izuku, sintiendo un tirón en su interior. Sabía que su omega estaba decepcionado. Suspiró suavemente, acercándose a él y deslizando sus dedos por la marca de unión en su cuello, como una disculpa silenciosa.
—¿Qué te pareció el teléfono que te di? —preguntó, intentando cambiar el tema, con la esperanza de que Izuku se distrajera.
—Aún no me acostumbro del todo —admitió, cerrando los ojos al sentir el cálido contacto en su piel—. Es un poco confuso.
—Mmm —tarareó, con una leve sonrisa—. No es un modelo tan reciente, deberías acostumbrarte en poco tiempo, porque cuando lleguen los equipos nuevos, quiero que seas uno de los primeros en usarlos.
—Bueno... —murmuró Izuku, observando cómo Shoto se alejaba hacia el baño. Sin embargo, un pensamiento cruzó su mente y, de repente, alzó la voz—. ¡E-espera, Shoto! —lo llamó antes de que se fuera del todo—. Hoy iré de compras, ¿hay algo en especial que te gustaría para la cena?
Shoto se detuvo, mirándolo con una expresión pensativa antes de responder.
—¿Por qué no me acompañas esta noche? —sugirió—. Un amigo llegó al país hace unos días y pensaba cenar con él.
—¿Eso estaría bien? —preguntó Izuku, algo inseguro—. No quiero incomodarlos.
Shoto le dedicó una leve sonrisa mientras sacaba una tarjeta de crédito de su billetera y se la ofrecía a Izuku.
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Si el amor es para idiotas, yo soy el más grande del mundo
FanfictionDespués de ser despedido de su último trabajo, Izuku Midoriya se encuentra en una encrucijada. Para salvar a su madre enferma, acepta un matrimonio arreglado con Shoto Todoroki, un alfa dominante que no está interesado en el compromiso. La única con...