Se que prometí que esto no es lo que haría

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—¡¿Él dijo julio?! —preguntó Inko, girándose hacia su hijo con una expresión de sorpresa —. ¡¿Por qué no me dijiste que tu boda está programada para dentro de unas pocas semanas?!

Izuku, igual de sorprendido con la noticia, intentó responder con voz temblorosa:

—¡Lo siento, mamá!… juro que iba a decírtelo…

—¡Izuku, creí que ya habíamos arreglado esto!

— Por favor, no lo reprenda — intervino Fuyumi —. Seguramente Izuku estaba esperando esta reunión para decírselo, ¿Verdad? — le preguntó, haciéndolo encogerse en su silla.

— Lo siento, es solo que…— Inko vaciló —. Somos una familia humilde y el hotel del que habla su padre debe costar una fortuna. No podríamos pagar algo así.

— ¡Oh no, no, no! No tiene que preocuparse por eso — dijo Fuyumi —. La boda correrá por nuestra cuenta.

—Perdón, señorita Fuyumi, pero no podemos aceptar tal cosa. Yo no puedo aceptarlo — respondió la mujer, negando con la cabeza —. Agradezco mucho su ayuda, joven Shoto…

— ¡Mamá!

— ¿La mia? — dijo Shoto, quien hasta ese momento había permanecido en silencio, arqueando una ceja.

— Imagino lo mucho que usted ama a mi hijo — continuó sin prestarle atención a Izuku —. Pero esto es demasiado.

Shoto fijó su mirada en el omega, quien también lo veía suplicante. Poniendo los ojos en blanco con frustración, se levantó de la silla.

— ¡Ven! — lo llamó haciéndole una señal para que lo siguiera. Izuku se disculpó antes de salir tras Shoto, dejando a Fuyumi confundida y a Inko preocupada. 

 





— ¿La tuya es…? — preguntó Shoto señalando las puertas, que suponía, eran las habitaciones del omega y de su madre.

Izuku pasó junto a él, tratando de contener la respiración después de sentir el más leve aroma emanando del alfa. 

— A-adelante — murmuró antes de caminar rápidamente hasta el otro lado del cuarto y abrir la ventana. Shoto lo miró con escepticismo. —. M-Me gusta mantenerme ventilado — dijo nervioso. 

El alfa prefirió ignorar su comportamiento, optando por mirar a su alrededor.

Las paredes estaban pintadas de un blanco nítido, lo que acentuaba la amplitud de la habitación. La luz natural fluía a través de amplios ventanales, cubiertos con cortinas de lino gris claro que aportaban un toque moderno. En el centro, una cama matrimonial con una colcha de tonos neutros y cojines decorativos en colores vivos reflejaba un estilo contemporáneo. La ropa de cama estaba perfectamente colocada, dando la impresión de que la habitación había sido ordenada hace poco. 

— Es un bonito lugar, parece caro — dijo Shoto, clavando su mirada en él.

— Bueno, sí.

— ¿Cómo se supone que lo pagas? — preguntó acercándose a él —. ¿O es a esto a lo que se refería tu madre?  — preguntó, sarcástico —. ¿Sabe en lo que te has metido? 

— ¡Claro que no! — respondió nervioso por la cercanía de Shoto. 

 

— Debe ser o muy ciega o muy estúpida — dijo en tono burlón, provocando al joven quien lo miró con enojo y apretó los puños —. Quiero decir, ¿De dónde habrá sacado que yo te amo? Porque, es lo último que siento por ti…— continuó acorralando a Izuku —. ¿Le decías lo mismo sobre tus antiguos clientes? 

Si el amor es para idiotas, yo soy el más grande del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora