Nadie puede ayudarme

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No, no estaba holgazaneando (al menos no tanto) Simplemente no sabía qué hacer y al final resulto con 4 archivos con el nombre de capitulo 25 en mi Drive!  Y ayer mientras escribía el "definitivo" me di cuenta de que algo que debí incluir en el cap anterior no tenía mucha lógica, y tal vez aun no la tiene, pero quería agregarlo, así que renombré lo que llevaba a cap 26 y aquí estoy, con un capítulo corto, pero que necesitaba sacar de mi sistema, aunque no como lo planee. ¿Otro relleno? si, tal vez...



Las piernitas de Shoto se balanceaban de un lado a otro, demasiado cortas para llegar al suelo mientras esperaba en esa silla gigante. Sus pequeñas manos, inquietas, jugaban con el tenedor, deslizándolo entre sus dedos y golpeándolo suavemente contra el borde del plato. De vez en cuando miraba hacia la puerta, cada segundo más ansioso, esperando que alguien más apareciera.

Ese día había sido especial para él. Su padre estaba fuera en un viaje de negocios. Era la primera vez que Shoto recordaba tener una noche en casa sin la presencia intimidante del hombre, y en su pequeña mente eso solo podía significar una cosa: tal vez, solo tal vez, podría tener una cena familiar de verdad. Por eso, se había apresurado con sus lecciones extras y había seguido todas las instrucciones para que todo saliera perfecto.

Pero el comedor estaba vacío. Solo él, la nana y el eco de sus propios pensamientos, acompañados por el plato semi frío frente a él.

—Joven amo, por favor coma. Su cena se está enfriando —le dijo la nana con esa voz dulce que usaba cuando intentaba no preocuparlo.

Shoto negó con la cabeza, sin apartar la vista de la puerta, como si así pudiera hacer que alguien apareciera.

—Quiero esperar a mis hermanos y a mi mamá —murmuró, manteniendo la esperanza en su mirada brillante—. Quiero cenar con ellos.

La nana suspiró, acariciándole suavemente el cabello. Sabía que esa espera sería inútil, pero ¿cómo podía romperle la ilusión a un niño que, a pesar de todo, seguía buscando amor en una familia que se lo negaba?

Pasaron algunos minutos más, hasta que unas risas se colaron en el enorme comedor. Shoto levantó la cabeza de inmediato, sus ojos brillando con emoción, y se acomodó mejor en la silla, que era demasiado grande para él. "Por fin", pensó, sintiendo el corazón acelerarse un poco.

Pero los minutos pasaron, y la puerta seguía vacía. Sus hombros comenzaron a caer poco a poco, pero justo en ese momento, la puerta se abrió y apareció su madre, Rei. Lucía impecable, con un vestido elegante y ese perfume caro que usaba solo cuando salía.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, alzando una ceja.

Shoto se movió incómodo en la silla, sosteniendo el tenedor con manos temblorosas.

—Quería cenar contigo y con los demás —respondió, alzando la vista para mirarla, esperando una sonrisa o al menos una palabra amable.

Rei apenas pudo evitar fruncir el ceño al verlo ahí sentado, esperando como si de verdad ella fuera a quedarse. Para ella, ese niño era una presencia molesta, algo que no había pedido. Al verlo ahí, con esos ojos grandes y esperanzados, solo sintió un fastidio profundo. "¿Por qué siempre tiene que insistir?" pensó, conteniendo un suspiro. No le debía nada; Shoto era cosa de Enji, no de ella. ¿Por qué tenía que andar buscando cariño donde no lo iba a encontrar?

—Tus hermanos y yo salimos a cenar, Shoto. ¿No ves la hora?

Shoto bajó la mirada, sintiendo el calor en sus mejillas. Le dolía, pero intentó no mostrarlo. Había hecho tanto esfuerzo para estar ahí a tiempo, pero una vez más, lo habían dejado atrás.

Si el amor es para idiotas, yo soy el más grande del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora