Daddy. (HeeJake)

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HEESEUNG

Después de que Jake se desmayó en el piso del baño, lo llevé de regreso a su cama y ni siquiera se movió.

Me encontré sentado en la silla al otro lado de la habitación, diciéndome que era más fácil que abrir la aplicación de la cámara para ver cómo estaba todo el tiempo.

Había llegado a la mitad del nuevo libro que había descargado cuando finalmente comenzó a moverse.

Comenzó como un gemido angustiado en sueños, pero cuando comenzó a agitarse, supe que se acercaba la próxima ola.

No había estado lúcido por mucho tiempo después de nuestra conversación, así que ni siquiera estaba seguro de si todavía lo recordaba. Jake estando de acuerdo con algo mientras estaba sobrio probablemente era similar a que alguien más fuera apedreado, considerando lo poco que estaba en ese estado.

Había tenido mucho tiempo para leer sobre el juego que acababa de aceptar.

Cuando Jake mencionó la idea por primera vez, me sorprendió, pero eso no duró mucho. A pesar de todas las bromas que hizo sobre los problemas con su padre, había una verdad innegable en ello, y seguro que tenía una razón.

Definitivamente no era la forma más tradicional de sacar a alguien de la  abstinencia, pero Jake era todo menos tradicional. Si le ayudó a  sentir que tenía cierto control sobre el proceso, incluso si provenía de ceder el control, que así fuera.

Para mi sorpresa, el libro que había descargado sobre el tema era más que una simple guía de campo para el aspecto sexual del fetiche. Había más en el fetiche de lo que había asumido originalmente, y no podía negar que me interesé por razones más allá de lo profesional cuanto más leía.

Al menos lo mantendría distraído mientras estaba pasando por lo peor.

Dejé mi tablet en la mesa junto a la silla y me acerqué a la cama.  Todavía estaba dormido, pero me di cuenta de que ya no era un sueño reparador.

Me agaché y aparté algunos cabellos de su rostro, decidiendo despertarlo tan suavemente como pudiera, ya que los dolores y las náuseas estaban destinadas a ser peores  ahora.

—Hey —dije suavemente mientras sus ojos se abrían.

Era curioso lo diferente que se veía mientras dormía. Tan pacífico e inocente, tan lejos de la verdad. O tal vez estaba más cerca de la verdad de lo que quería que nadie creyera, incluso él mismo.

Se había vuelto evidente que a pesar de todo el caos que sembró, Jake solo dejaba que la gente viera exactamente lo que él quería que vieran, y mantenía todo lo demás encerrado con tanta fuerza que ni siquiera estaba seguro de que supiera que existía.

En el momento en que se volvió lo suficientemente lúcido como para recordar dónde estaba, la neblina somnolienta en sus ojos se convirtió en el desafío y agitación que yo conocía muy bien.

Se sentó de repente, frotándose la cabeza.

—¿Qué hora es?

—Un poco antes del mediodía —respondí—. Más temprano de lo habitual.

Antes de que pudiera responder, su rostro se puso unos tonos más pálido, y agarré el bote de basura forrado que había puesto al lado de la cama para tal ocasión. Ni un momento demasiado pronto, porque se inclinó sobre el cubo, vomitando  inmediatamente.

Una vez que terminó, tomé una toalla húmeda del baño y comencé a limpiarle la cara.

—No lo hagas —murmuró, tomando la toallita de mí mano para sujetarla sobre sus labios como si estuviera tratando de que su cuerpo no vomitara de nuevo.