Izana, líder de la Tenjiku, decidió hacer algo diferente esa noche.
Cierto era que a pesar de ser un drogadicto, en sus días sobrios sabía llevar a su pandilla cómo debía de ser.
Y esa tarde-noche en la cuál invito a _____, fué una sorpresa pará todos, ya qué a nadie le había dicho de la existencia de ella.
No era como las demás; su presencia tranquila y firme la hacía destacar. Tenía una mirada que parecía ver más allá de la fachada de Izana, y eso le intrigaba profundamente.
Aquella tarde, mientras los motores rugían y los miembros de la pandilla se preparaban para una rodada nocturna, Izana se acercó a ella.
—Sube —le dijo a la pelirroja, ofreciéndole un casco mientras señalaba su moto negra.
Ella lo miró con curiosidad, decidió aceptar sin decir una palabra, subiéndose con naturalidad a la moto.
Izana sintió una punzada de satisfacción al sentir sus brazos rodeándolo cuando ella se acomodó detrás de él. Era una sensación extraña para él, alguien que rara vez permitía que otros se acercaran tanto.
— Mas te vale no tirarme o mis hermanos nos matarán a los dos — le susurro ella al oído. Lo que provocó una pequeña risa de parte de el.
La noche estaba oscura, iluminada solo por las farolas y los destellos de las luces de las motos que comenzaban a moverse a través de las calles vacías de Yokohama.
El viento fresco les azotaba el rostro mientras avanzaban a gran velocidad, pero en lugar de ser incómodo, había algo liberador en la sensación.
Las luces de la ciudad parpadeaban a su alrededor, y el rugido de los motores era como música que acompañaba la adrenalina del momento.
Izana mantenía un control firme sobre la moto, pero de vez en cuando bajaba la velocidad solo para sentir más intensamente la calidez de su cuerpo cerca del suyo.
Y aveces cuando aceleraba, ella sumergida en la adrenalina se soltaba de Izana pará levantar los brazos y sentir el aire pegarle en el rostro y brazos.
La rodada continuó durante horas, recorriendo puentes, calles estrechas y avenidas solitarias, hasta que finalmente llegaron a una colina a las afueras de la ciudad, un lugar que pocos conocían.
Desde allí, las luces de la ciudad parecían estrellas titilantes bajo ellos.
—Baja —le dijo suavemente cuando detuvo la moto.
Ella obedeció, quitándose el casco y dejando que el viento desordenara su cabello. Ambos se quedaron en silencio por un momento, contemplando el paisaje.
La tensión entre ellos era palpable, una mezcla de incertidumbre y algo más profundo que ninguno de los dos podía describir del todo.
—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó ella, rompiendo finalmente el silencio.
Izana se apoyó en su moto y la miró fijamente. Sus ojos oscuros, usualmente fríos y calculadores, ahora parecían más suaves, vulnerables incluso.
—No lo sé —respondió con honestidad, algo poco común en él—. Solo... quería estar contigo.
Las palabras, aunque simples, parecían resonar en el aire entre ellos. Ella dio un paso hacia él, acortando la distancia que quedaba entre sus cuerpos. Había algo en su proximidad que hacía que Izana, por primera vez en mucho tiempo, se sintiera expuesto.
—Eres... Diferente —dijo ella, con una sonrisa leve en los labios.
Izana no pudo evitar devolverle una sonrisa, aunque fuera pequeña.
—Tu tampoco eres como me lo imaginé —dijo en voz baja.
Sin pensarlo mucho más, Izana tomó su mano, un gesto que hablaba más de lo que cualquiera de los dos podría haber expresado con palabras.
Los latidos de su corazón se aceleraron, y sintió cómo todo su mundo, normalmente tan caótico, se detenía por un instante.
El viento, el sonido lejano de la ciudad, incluso el eco de los motores de las demás motos desaparecieron. Solo estaban ellos dos, en ese preciso momento.
Ella no se apartó, y en sus ojos, Izana vio algo que nunca había buscado pero que ahora entendía que necesitaba. No era solo deseo, era una conexión más profunda, una que iba más allá del tumulto de la vida que ambos llevaban.
— Te regañan sí te vieran aquí conmigo? — pregunto el con algo de burla
— Sí, seguramente — respondió _____ entré pequeñas risas
Esa noche, en la cima de la colina, Izana Kurokawa y aquella chica cruzaron un umbral invisible. Lo que había comenzado como una simple rodada en moto, terminó con un vínculo que ninguno de los dos podía negar.
— Pagaré la deuda, y me iré de tú vida.
Y en una fracción de segundo aquél bello vínculo qué _____ había sentido cayó cuál avión en picada.
Se aleja poco a poco y le da la espalda al albino para voltear a ver a la cuidad.
— ¿_____? — llamó Izana
Ella voltea a verlo con algo de desilusión en los ojos, pero aun así se mantiene firme.
—Esta bien sí decides irte — respondió ella — Y ojalá no te metas con otra familia de mafiosos, por qué ninguno de ellos te tratará o te tendrá la consideración qué yo te tengo.
Y paso por delante de Izana dejándolo sólo, y ella bajando poco a poco. Sóla.
Tal vez sólo se había hecho falsas ilusiones, tal vez Izana le dió motivos para qué ella se hiciera ésas falsas ilusiones.
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❝𝗜𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗹𝗲❞ 【Izana Kurokawa】-Yandere-
Fanfiction❝𝗟𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗲𝘀 𝗰𝗿𝘂𝗲𝗹, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗮𝗾𝘂𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲.❞ ┇ ✈︎ ••• Izana Kurokawa x Fem! Reader ┇ ✈︎ ••• Ninguno de los personajes me pertenece ┇ ✈︎ ••• Anime:Tokyo Revengers ┇ ✈︎ ••• Historia totalmente apar...