La noche caía sobre Tokio, envolviendo la ciudad en una oscura neblina que parecía mezclar la realidad con la sombra.
El aire olía a humedad y a peligro, y las luces de los neones parpadeaban a lo lejos, marcando el borde de lo que podría considerarse un lugar seguro.
El corazón de la ciudad estaba a punto de ser testigo de un evento tan oscuro como las propias calles que lo albergaban.
Esta noche, sin embargo, la ira y la desesperación nublaban su juicio.
No podía permitir que Izana fuera usado como moneda de cambio en los oscuros juegos de poder de los Donovan.
Llegó al almacén con el corazón acelerado, la boca seca de anticipación.
Las grandes puertas metálicas estaban oxidadas, pero seguían imponentes bajo la luz mortecina de una lámpara rota que parpadeaba.
Se detuvo un momento, respirando hondo. La vaga pregunta de ¿qué harían con ella por matar a un subordinado? paso por su cabeza, pero sabía algo. Este era el lugar.
— Ojalá papá no me regañe — susurro para sí misma
Soltó una pequeña carcajada ante su propio intento de consuelo.
— Obviamente me van a regañar... — otra pequeña carcajada salió de sus labios — Tendré que inventar una buena excusa.
Sus hermanos lo habían mencionado en una conversación que había escuchado a escondidas. Aquí tenían a Izana.
Empujó la puerta con fuerza, el sonido del metal chirriando mientras se abría a un vasto espacio vacío.
El eco de sus pasos resonaba en el almacén, un testamento de lo solitario que estaba.
La luz apenas alcanzaba a iluminar algunas cajas dispersas, y el frío era intenso.
Caminó más adentro, sus ojos escaneando cada rincón.
No había señales de vida, ningún sonido aparte del viento que se colaba por las grietas.
Pero algo no cuadraba. Sabía que había llegado demasiado tarde incluso antes de verlo.
Había un rastro de tensión en el aire, una sensación de vacío que solo se sentía cuando algo crucial ya había ocurrido.
A medida que avanzaba hacia el centro del almacén, sus temores se confirmaron.
Un rincón estaba claramente despejado, el polvo del suelo revelaba marcas recientes de una lucha o, peor aún, de alguien siendo llevado a la fuerza.
Su respiración se volvió pesada. Apretó los puños, conteniendo la furia que comenzaba a arder en su interior. Izana no estaba aquí.
Su presencia, o más bien su ausencia, gritaba a través de cada esquina de ese almacén vacío. Pero algo más la golpeó con una realidad aún más cruel.
Sus hermanos... ya no tenían a Izana. Habían vendido al chico.
El horror y la ira se mezclaron en su pecho. ¿Cómo podían haberlo hecho?
Sabía que su familia era despiadada, pero esto cruzaba una línea que ni siquiera ella estaba dispuesta a aceptar.
Vender a Izana no era solo un acto de traición hacia ella, sino una declaración de guerra para cualquier facción que lo buscara.
Y peor aún, sabía que quienes lo habían comprado no serían simples jugadores en el tablero del crimen.
Dio vueltas en el lugar, buscando alguna pista, algún rastro de información que pudiera darle más detalles.
No podía enfrentarse a sus hermanos directamente, no sin saber con quiénes estaban tratando.
Mientras su mente analizaba la situación, encontró una pequeña hoja de papel arrugada cerca de una caja.
La tomó con manos temblorosas, desenrollándola para leer las palabras garabateadas con prisa: "Rokuro. Mañana. Medianoche."
— Mierda...
No necesitaba saber más. Rokuro era uno de los más despiadados traficantes de armas y seres humanos de Tokio, alguien con quien incluso los Donovan tenían cuidado.
Sabía que él tenía a Izana ahora, y eso complicaba todo. Si bien sus hermanos eran poderosos, Rokuro jugaba con reglas propias y no respondía a nadie.
Sacar a Izana de sus garras sería una tarea casi imposible.
Sin embargo, en su mente, ya había tomado una decisión.
No podía dejar a Izana en manos de Rokuro, y definitivamente no podía permitir que sus hermanos siguieran utilizando a las personas como piezas en su despiadado juego de poder.
Ella misma se convertiría en una amenaza para cualquiera que se interpusiera en su camino.
Guardó la nota en el bolsillo de su chaqueta y se dio la vuelta para salir del almacén.
La luna brillaba en lo alto, su pálida luz iluminando el camino que tenía por delante.
Pero mientras avanzaba hacia la oscuridad de la ciudad, un pensamiento la golpeó con fuerza:
¿Cuánto tiempo podría seguir desafiando a su propia sangre antes de que los Donovan decidieran que ella también era un problema que debía ser eliminado?
Con el destino de Izana en juego y la inminente traición de su propia familia, la hija menor de los Donovan se encontraba en una encrucijada.
Pero, en lo más profundo de su ser, sabía que no había marcha atrás. El camino hacia la redención, o la destrucción, ya estaba trazado, y ella caminaría por él hasta el final.
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❝𝗜𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗹𝗲❞ 【Izana Kurokawa】-Yandere-
Fanfic❝𝗟𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗲𝘀 𝗰𝗿𝘂𝗲𝗹, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗮𝗾𝘂𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲.❞ ┇ ✈︎ ••• Izana Kurokawa x Fem! Reader ┇ ✈︎ ••• Ninguno de los personajes me pertenece ┇ ✈︎ ••• Anime:Tokyo Revengers ┇ ✈︎ ••• Historia totalmente apar...