! Capitulo 19

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La música pulsaba por todo el club, una mezcla hipnótica de bajos profundos y luces intermitentes que convertían el lugar en un mundo de sombras y deseo

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La música pulsaba por todo el club, una mezcla hipnótica de bajos profundos y luces intermitentes que convertían el lugar en un mundo de sombras y deseo.

El ambiente estaba cargado, el aire denso por el humo de cigarrillos y el aroma a licor barato.

En el centro del salón privado, _____ se deslizaba por el tubo de metal, su cuerpo moviéndose con gracia felina, retorciéndose y girando al ritmo de la música mientras los hermanos Haitani y Sanzu observaban, disfrutando del espectáculo.

Ran, con su sonrisa perezosa, observaba cada movimiento de la Donovan con una mirada de interés lascivo, mientras Rindou, más callado, bebía de su copa sin apartar la vista de ella.

Sanzu, por su parte, estaba en su elemento, con una sonrisa torcida que no ocultaba su placer mientras sus dedos tamborileaban con impaciencia sobre el respaldo de su asiento.

_____, desinhibida y con una sonrisa peligrosa en los labios, disfrutaba del control que tenía sobre ellos.

Se había dejado llevar por la atmósfera, por la adrenalina del momento, queriendo ahogar en cada giro y cada provocación la frustración que sentía por Izana.

Se arqueó con elegancia sobre el tubo, su mirada cruzándose con la de Sanzu, quien le devolvió una sonrisa amplia, disfrutando del espectáculo privado que se había montado para él y los Haitani.

Era un juego peligroso, lo sabía, pero en ese momento no le importaba.

Quería perderse en el caos que ellos ofrecían, olvidar el vacío que Izana había dejado en su interior.

Justo cuando se deslizó por última vez, arqueando su espalda y provocando un suspiro bajo de Ran, la puerta del salón privado se abrió de golpe.

El sonido fue como una explosión en medio del ritmo de la música. Todos se giraron hacia la entrada, y allí, enmarcado por la luz del pasillo, estaba Izana.

Su rostro, normalmente frío y calculado, ahora estaba tenso, sus ojos violetas ardiendo con una mezcla de ira y celos que la Donovan jamás había visto antes.

Sin decir una palabra, avanzó hacia el centro de la sala, su mirada fija en la Donovan que aún sostenía el tubo entre sus manos, su respiración acelerada por el baile.

—¿Qué mierda es esto? —preguntó Izana con voz gélida, su mirada pasando de la Donovan a los tres hombres sentados frente a ella.

Sanzu fue el primero en reaccionar, soltando una carcajada ligera mientras se reclinaba en su asiento, claramente disfrutando de la tensión en el aire.

—Parece que llegaste tarde a la fiesta, Izana.—dijo Sanzu con tono burlón, aunque su mano ya se deslizaba discretamente hacia su cinturón, donde guardaba su arma.

Ran y Rindou intercambiaron miradas, sabiendo perfectamente que la situación se estaba tornando peligrosa.

Ninguno de los tres había esperado que Izana apareciera, y mucho menos en ese estado.

Izana avanzó hacia la Donovan, que todavía estaba en el centro del salón.

Ella lo observaba, su corazón acelerado, pero no dio un paso atrás.

No iba a mostrar miedo, no después de lo que había pasado.

Él se detuvo justo frente a ella, su mirada hirviendo con una mezcla de furia contenida.

—¿Qué crees que estás haciendo? —le espetó, su voz baja pero cargada de amenaza.

La Donovan sonrió con una mezcla de desafío y desdén.

—Exactamente lo que parece, Izana.—respondió, levantando una ceja con actitud insolente—. Divirtiéndome. ¿Te gustaría unirte?

Antes de que Izana pudiera decir algo más, su mano voló hacia su cinturón, sacando su pistola y apuntando directamente hacia Sanzu.

La tensión en el aire se volvió insoportable. Los Haitani, que hasta ese momento habían permanecido tranquilos, también se movieron.

Rindou sacó su arma primero, seguido de Ran, quien se levantó lentamente de su asiento, su expresión tan tranquila como peligrosa.

—Tranquilo, Izana. —dijo Ran con esa sonrisa que siempre parecía estar en su rostro—. No querrás empezar una pelea aquí, ¿o sí?

Sanzu se levantó de su asiento, su sonrisa desquiciada nunca desapareciendo de su rostro mientras también desenfundaba su pistola.

—¿De verdad quieres jugar a esto, Izana?—preguntó con un tono casi divertido—. Porque estoy más que dispuesto. Sí es por está niña, vale arriesgarse.

_____ miraba la escena, su cuerpo aún caliente por el baile, pero ahora su mente trabajaba rápidamente, evaluando la situación.

Las cosas estaban a punto de descontrolarse, y aunque una parte de ella se sentía complacida de haber provocado una reacción en Izana, sabía que esto podría terminar mal para todos.

— Eres un amargado Izana — soltó ella sin pensarlo.

Justo cuando las tensiones alcanzaban su punto máximo y parecía inevitable que alguien disparara, la puerta del salón volvió a abrirse, esta vez con una presencia que puso fin a todo el caos.

Mikey

Entró en el salón con su característica calma implacable, sus ojos oscuros como el abismo.

Detrás de él, varios miembros de Bonten aparecieron, como si hubieran estado esperando su señal.

Su simple presencia hizo que todos bajaran sus armas, aunque el ambiente seguía siendo explosivo.

Mikey caminó lentamente hacia el centro de la habitación, observando la escena.

No dijo una palabra al principio, pero su mirada se clavó directamente en Izana, quien, aunque seguía sosteniendo su arma, la bajó lentamente ante la presencia de su líder.

—Izana.—dijo Mikey en tono bajo pero firme—. Baja el arma. No es momento para esto.

Izana apretó la mandíbula, sus ojos aún llenos de celos y furia, pero obedeció.

Guardó su pistola sin dejar de mirar a _____, quien lo observaba con una mezcla de desafío y curiosidad.

Mikey, tras asegurarse de que Izana no iba a causar más problemas, se volvió hacia ella.

—Tú, ven conmigo. —ordenó Mikey, su voz cargada de autoridad.

La Donovan no discutió. Sabía que cuando Mikey daba una orden, no había lugar para la negociación.

Se deslizó del tubo y caminó hacia él, sintiendo la mirada de todos los presentes sobre ella, especialmente la de Izana.

Aunque lo había provocado, una parte de ella sabía que lo que había hecho solo había avivado más el fuego entre ellos.

Aunque lo había provocado, una parte de ella sabía que lo que había hecho solo había avivado más el fuego entre ellos

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❝𝗜𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗹𝗲❞ 【Izana Kurokawa】-Yandere-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora