Capítulo 2

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El humo denso envolvía el almacén, haciendo que el ambiente fuera aún más claustrofóbico. Kate respiraba con dificultad, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras intentaba concentrarse en la lucha que se desarrollaba a su alrededor. Había algo en la forma en que la asesina se movía, una gracia letal que no solo la hacía eficiente en combate, sino que, de una manera molesta, también la hacía imposible de no notar.

Entre golpes y disparos, Kate sintió el roce de Yelena pasando a su lado, su proximidad tan cercana que pudo sentir el calor de su cuerpo. Intentó sacarse esa reciente sensación de la cabeza, pero cada vez que Yelena aparecía a su lado, había una corriente de electricidad que recorría su piel, casi como si cada mirada y cada gesto estuviera cargado de algo más que el simple odio.

—Estás distraída, Bishop— dijo Yelena mientras clavaba un cuchillo en el costado de un enemigo, su voz fría y seca, pero con un leve destello en sus ojos cuando se giró para enfrentarla.

—¿Yo? — Kate respondió con un bufido mientras lanzaba otra flecha hacia un hombre que intentaba acercarse por su izquierda. —Estoy bien. No soy yo la que parece disfrutar demasiado de esto.

Yelena sonrió de lado, ese tipo de sonrisa que no mostraba amabilidad. Caminó hacia ella con pasos lentos, ignorando el caos a su alrededor.

—¿Por qué siempre tienes que demostrar algo? — Yelena se acercó lo suficiente como para que la tensión entre ambas se volviera intensa. —¿Es para ti misma o para impresionar a los demás?

Kate apretó los dientes, sintiendo una oleada de calor recorrer su cuerpo, no solo por la pelea sino por la cercanía de Yelena. Ese calor en su piel, esa mirada fija, hacía que fuera difícil concentrarse solo en las palabras de Yelena. ¿Era odio? ¿Era rivalidad? O... ¿era otra cosa?

—¿Y tú qué? — Kate finalmente soltó, sus ojos clavados en los de Yelena. —¿Por qué sigues apareciendo? ¿Es que te encanta arruinar mi vida o hay algo más detrás de todo esto?

La sonrisa de Yelena se ensanchó apenas, y en lugar de retroceder, dio un paso más hacia Kate, quedando a pocos centímetros de ella. Sus miradas se encontraron, y por un momento, el ruido de la batalla a su alrededor pareció desvanecerse. Había algo en la forma en que Yelena la observaba, una intensidad que hizo que el corazón de Kate latiera aún más rápido.

—Tal vez lo disfruto— la voz de Yelena era baja, sus palabras cargadas con un matiz que hacía que Kate tragara con dificultad.

El espacio entre ellas era mínimo. Podía sentir el aliento de Yelena sobre su rostro, su piel irradiando calor. Kate, aunque siempre había sido buena manteniendo la calma bajo presión, sintió su mente tambalearse. No sabía si era el peligro, la adrenalina, o algo completamente distinto, pero el deseo de cerrar esa distancia aumentaba con cada segundo que pasaba. Tal vez el impacto le había dañado la cabeza.

—Deberías concentrarte en sobrevivir, no en mí— dijo Yelena, sus labios peligrosamente cerca del oído de Kate.

Kate sintió una sacudida de electricidad en todo su cuerpo al escuchar esas palabras. Pero antes de que pudiera responder, un nuevo grupo de enemigos irrumpió en la sala, rompiendo ese momento de tensión cargada que había envuelto a ambas.

Sin decir una palabra, Yelena se lanzó hacia el enemigo más cercano, mientras Kate, aun sintiendo los efectos de ese momento, se obligó a concentrarse en el combate. Pero la tensión entre ellas ya no podía ser pasada por alto. Cada vez que sus miradas se encontraban, cada vez que sus cuerpos se rozaban en medio del caos, el aire se llenaba de una electricidad que no podía ser explicada solo por la rivalidad.

Minutos después, cuando los últimos hombres cayeron y la habitación quedó en un inquietante silencio, Kate se apoyó contra una de las paredes del almacén, respirando con dificultad, pero sus pensamientos seguían en otro lugar. Sus ojos buscaron a Yelena, quien se encontraba limpiando la sangre de su cuchillo con una calma perturbadora.

𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑻𝒆𝒏𝒔𝒊ó𝒏 | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora