Kate se quedó inmóvil en el almacén por lo que pareció una eternidad, con el eco de las palabras de Yelena retumbando en su mente. "Solo estoy jugando, Kate." Esa frase, esa maldita frase seguía repitiéndose en su cabeza, como un maldito mantra que no podía sacudirse. Sabía que Yelena disfrutaba atormentándola, manipulando cada emoción, cada deseo que latía en su interior. Y lo peor de todo era que lo hacía con tanta facilidad que daba miedo.
Sus dedos aún hormigueaban por el toque de Yelena. No importaba cuán fuerte intentara negar lo que sentía, la realidad era innegable: la tensión entre ellas no solo era física, era abrumadoramente sexual y cada interacción parecía empujarla más cerca del precipicio.
Con un suspiro frustrado, Kate sacudió la cabeza, como si con ese gesto pudiera despejarse. Necesitaba salir de allí, necesitaba aire fresco, algo que la alejara del remolino en el que Yelena la había sumergido.
Cuando finalmente salió del almacén, la noche había caído sobre la ciudad, envolviendo todo en una calma engañosa. Yelena ya no estaba a la vista y Kate agradeció por un momento la distancia. Caminó hacia el coche que las esperaba a las afueras del edificio, sintiendo el frío aire nocturno golpear su rostro, una sensación que, por un breve instante, la ayudó a aclarar su mente.
Sin embargo, justo cuando pensó que tenía un momento para sí misma, escuchó pasos detrás de ella. Kate no necesitaba mirar para saber quién era.
—¿Huyendo de mí, Bishop? — la voz de Yelena cortó el aire como una daga, cargada de esa habitual arrogancia que Kate comenzaba a detestar tanto como la fascinaba.
Kate se detuvo y apretó los puños a los costados, intentando calmar el temblor de su cuerpo, pero sin darse vuelta. No quería darle la satisfacción de ver cuánto la afectaba.
—No necesito huir de ti— respondió Kate con un tono más firme del que se sentía en realidad. —Ya me tienes cansada con tus juegos.
Yelena soltó una risa, casi burlona, mientras se acercaba con pasos deliberadamente lentos, disfrutando cada segundo de la incomodidad que creaba.
—¿De verdad? Porque parece que lo disfrutas tanto como yo— dijo Yelena, deteniéndose a apenas un par de pasos detrás de ella. La proximidad volvía a encender ese fuego en Kate, uno que intentaba sofocar desesperadamente.
Kate cerró los ojos por un segundo, apretando la mandíbula mientras intentaba contenerse. Sabía que, si giraba y la enfrentaba, si miraba esos malditos ojos, perdería la poca compostura que le quedaba. Y sabía, en lo más profundo, que Yelena no la dejaría olvidar eso jamás.
—No quiero jugar contigo, Yelena— dijo finalmente.
El silencio que siguió fue muy largo y durante un momento Kate pensó que Yelena había decidido dejarla en paz. Pero entonces, sintió el roce de los dedos de Yelena deslizarse por su brazo, provocándole un escalofrío que recorrió todo su cuerpo. Fue un toque ligero, apenas un roce, pero en ese momento fue suficiente para hacerla girar bruscamente y enfrentarse a ella.
Los ojos de Yelena brillaban bajo la luz tenue de la calle, su sonrisa no había desaparecido. Era como si siempre supiera exactamente cómo empujar a Kate al límite, cómo hacer que reaccionara.
—Oh, pero yo sí quiero jugar contigo, Bishop— dijo Yelena en un susurro, su tono bajo y peligrosamente seductor. La tensión sexual entre ambas era tan fuerte que Kate sintió cómo el aire a su alrededor se volvía opresivo.
Kate dio un paso hacia atrás, intentando crear algo de distancia, pero Yelena avanzó con la misma calma.
—Deja de hacerlo, Yelena— las palabras de Kate sonaban vacías incluso para ella. Sabía que no tenía poder en esa situación y Yelena lo sabía mejor que nadie.
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𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐓𝐄𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 ⚡ | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎
FanfictionKate Bishop y Yelena Belova, dos mujeres que, aunque están obligadas a trabajar juntas, no pueden evitar desafiarse mutuamente. En cada misión, la tensión entre ellas va creciendo, mezclando rivalidad y atracción en una dinámica que las llevará al l...