Capítulo 9

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El eco de la puerta cerrándose tras Yelena aún resonaba en el apartamento de Kate. Por un momento, Kate se quedó inmóvil, aun recordando ese toque eléctrico al haber apartado a Yelena. Pero ahora, el silencio la envolvía y solo quedaba la sensación de lo que pudo haber pasado y lo que decidió no permitir.

Pasaron unos días antes de que volviera a ver a Yelena. Esta vez, no hubo una invitación ni un encuentro fortuito. Fue en la misión que ambas habían planeado semanas atrás. Un trabajo encubierto, simple en teoría, pero con suficientes riesgos para que el nivel de atención estuviera al máximo. El objetivo era un intercambio de información y la ubicación estaba a las afueras de la ciudad.

Kate llegó primero, revisando el lugar. El ambiente era frío y húmedo, los techos altos y las paredes de metal oxidado creando ecos de cada movimiento. El lugar tenía un aire de clandestinidad, un refugio de secretos y era el escenario perfecto para lo que sabía que se avecinaba: otra batalla, no solo con los enemigos, sino con Yelena.

La puerta chirrió y sin necesidad de mirar, Kate supo que Yelena había llegado. La forma en que el ambiente cambiaba cuando ella entraba en una habitación era inconfundible.

—¿Lista para esto? — preguntó Kate, sin volverse del todo, manteniendo sus ojos en los alrededores mientras sentía a Yelena acercarse.

—Sabes que siempre lo estoy— respondió Yelena con una sonrisa que Kate pudo imaginar sin siquiera verla.

Ambas tomaron posiciones y el silencio entre ellas estaba cargado, no solo por la misión, sino por todo lo no dicho desde su último encuentro. Los detalles de la misión pasaron sin problemas. El intercambio se llevó a cabo con la precisión y la frialdad que ambas poseían en el campo, sin una palabra extraña, sin distracciones. Pero la verdadera batalla comenzó cuando los enemigos finalmente se dieron cuenta de que las habían subestimado.

Las cosas se intensificaron en un abrir y cerrar de ojos. Kate y Yelena, se movían con coordinación y letalidad. Disparos, golpes, cuerpos que caían al suelo. Todo en una danza frenética de violencia. El aire estaba cargado de adrenalina y algo más, algo que Kate reconoció de inmediato: la maldita tensión entre ellas, esa atracción que se encendía como una chispa cada vez que se juntaban.

En un momento de caos, se encontraron espalda contra espalda, rodeadas por los últimos hombres. Kate podía sentir la respiración acelerada de Yelena contra su espalda, su calor, y cómo, a pesar del peligro que las rodeaba, esa conexión era lo más real en ese momento.

—No te alejes de mí— murmuró Yelena, como una orden.

Kate soltó una risa sarcástica, incluso mientras su cuerpo respondía al tono de Yelena.

—Nunca lo haría— respondió, antes de moverse rápidamente, neutralizando al último atacante con una flecha certera.

El almacén quedó en silencio, los ecos de la pelea desapareciendo poco a poco. Ambas respiraban con dificultad, pero el peligro había pasado. Sin embargo, la verdadera tensión apenas comenzaba.

Cuando todo quedó en calma, Yelena se giró para mirarla. Sus ojos, siempre tan intensos, parecían aún más oscuros bajo la luz tenue del lugar. Kate mantuvo la mirada, sabiendo lo que venía.

—Ahora estamos solas— dijo Yelena, dando un paso hacia ella, acortando la distancia.

Kate no retrocedió. Sabía que este era el momento que Yelena estaba esperando. Que había estado acumulando cada pequeña provocación, cada instante en el que Kate la había dejado con ganas de más. Pero Kate también había aprendido a manejar esa presión, a desafiar ese poder que Yelena intentaba ejercer sobre ella.

𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐓𝐄𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 ⚡ | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora