Capítulo 1

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Mientras las luces brillaban en la distancia, Kate Bishop avanzaba sigilosamente por un sombrío callejón de Nueva York. Sus pasos eran ligeros, casi inaudibles, mientras su arco descansaba en su mano con la misma naturalidad con la que otros sostenían un vaso de café. Su objetivo era un almacén a unos metros de distancia, albergaba lo que parecía ser un cargamento ilegal de tecnología robada. Sabía que tenía que actuar rápido y preciso.

Se posicionó detrás de una pila de cajas, observando a los guardias que patrullaban la entrada. Calculó sus movimientos, preparándose para derribar al primero con una flecha aturdidora. Con el corazón bombeando adrenalina, tensó el arco y se concentró en su objetivo. Pero justo cuando estaba a punto de disparar, una figura pasó como un rayo a su lado, demasiado rápida para ser real.

Un golpe sordo seguido de un gemido de dolor interrumpió su concentración. Uno de los guardias cayó al suelo antes de que Kate pudiera siquiera pestañear. Luego otro y otro más. La figura que había visto seguía moviéndose con velocidad, eliminando a los hombres uno por uno con una precisión letal.

—¿Qué demonios? — murmuró Kate, frustrada por haber sido interrumpida.

Salió de su escondite, avanzando con el arco en alto. Finalmente, la figura se detuvo y las luces revelaron su rostro. Pelo rubio platino y una expresión fría como el acero.

Yelena Belova.

—Tú— Kate bajó el arco ligeramente, aunque no lo suficiente como para parecer desarmada. —¿Qué haces?

Yelena, sin siquiera voltear por completo, rodó los ojos con una mezcla de aburrimiento y desprecio.

—Lo que tú no puedes hacer, niña— su acento ruso cortaba el aire como una cuchilla. —Dejar de jugar y acabar con esto de una vez.

Kate apretó los dientes, molesta por el tono de superioridad. Se acercó más, desafiando la peligrosa calma de Yelena.

—¿Sabes qué? Yo también estaba trabajando en esto. Teníamos un plan, no necesitaba que vinieras a....— señaló los cuerpos desparramados en el suelo. —Matar a todo el mundo.

Yelena finalmente se giró para mirarla, su sonrisa burlona no hizo más que irritar a Kate.

—Tu plan era demasiado lento. Demasiado... civilizado— sus ojos se detuvieron en el arco de Kate, analizándolo.

—¿Un arco? ¿En serio? Creí que usarías algo más práctico— Kate dio un paso al frente, cerrando la distancia entre ambas.

—Este arco me ha salvado más veces de las que podrías imaginar. Solo porque prefiero no apuñalar gente no significa que sea una inútil.

Yelena la observó, su mirada penetrante como si tratara de desarmarla solo con la fuerza de su presencia. Luego soltó una carcajada seca.

—¿No apuñalar gente? No estamos en una competencia de moralidad, Bishop. Esto es la vida real. No puedes ser tan... blanda.

La última palabra golpeó a Kate con fuerza. Había enfrentado a enemigos mucho más duros que Yelena y no tenía por qué justificarse. Pero algo en la forma en que Yelena la miraba, con esa mezcla de desdén y desafío, la hizo querer demostrarle que no era solo una niña jugando a ser heroína.

—No soy blanda— replicó Kate. —Solo no soy una asesina.

Yelena inclinó la cabeza y su sonrisa se desvaneció.

—Sigue creyendo eso. Te servirá para dormir mejor por las noches.

Antes de que Kate pudiera responder, un disparo resonó en el aire. Ambas reaccionaron al instante, instinto puro. Kate rodó hacia una cobertura, mientras Yelena se lanzó hacia la sombra más cercana, desapareciendo como un fantasma. Los disparos continuaron, esta vez desde dentro del almacén.

𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑻𝒆𝒏𝒔𝒊ó𝒏 | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora