Capítulo 4

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La mañana siguiente llegó con una sensación de incertidumbre. Las primeras luces del amanecer se filtraban por las cortinas y Kate se obligó a levantarse. Había una nueva misión por delante, algo que requería toda su atención. El rastreador que Yelena le había mostrado anoche les daría la ubicación de su próximo objetivo, pero la tarea real sería trabajar juntas de nuevo, como si nada hubiera pasado.

Después de vestirse, salió de la habitación, con la esperanza de evitar un encuentro con Yelena hasta que fuera estrictamente necesario. Sin embargo, el destino no parecía estar de su lado. Apenas bajó al vestíbulo, ahí estaba ella, apoyada casualmente contra una columna, como si la estuviera esperando.

-Buenos días, Bishop- dijo Yelena, su tono despreocupado como si la tensión de la noche anterior nunca hubiera existido.

Kate se detuvo por un segundo, sopesando cómo debía manejar la situación. Finalmente, decidió ignorar el subtexto y se limitó a responder con un seco "Buenos días", pasando a su lado sin detenerse.

-¿Dormiste bien? - Yelena la siguió con una sonrisa traviesa en sus labios. Kate podía sentir su mirada fija en ella, como una quemadura invisible que la hacía caminar más rápido.

-Perfectamente- respondió Kate, sin detenerse ni mirarla.

Sin embargo, Yelena no estaba dispuesta a dejarla escapar tan fácilmente. Dio un par de zancadas largas y se colocó justo a su lado, igualando su ritmo.

-Me alegra escuchar eso- dijo Yelena, su tono ligero, pero con esa carga de insinuación que siempre parecía subyacer en sus palabras. -Porque tenemos un largo día por delante.

Kate mantuvo la mirada al frente, esforzándose por no responder. Sabía que, si lo hacía, terminarían en otra batalla de palabras, una que inevitablemente llevaría a más tensión entre ellas.

La misión de ese día las llevó a un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Un sitio perfecto para emboscadas y enfrentamientos. Mientras se preparaban para entrar, la atmósfera entre ellas seguía siendo tensa, pero diferente. No era solo la presión de la misión, sino la conciencia de que, en cualquier momento, podían estallar en algo más que palabras.

-Aquí vamos- murmuró Kate, ajustando su arco y echando un vistazo al plano del lugar.

Yelena estaba a su lado, comprobando sus armas con una concentración que casi parecía normal, si no fuera por el hecho de que sus movimientos eran demasiado calculados.

-Cúbreme- dijo Yelena sin mirarla, antes de deslizarse con una agilidad mortal hacia la entrada del almacén.

Kate se quedó en su posición, observándola mientras avanzaba con esa precisión letal que siempre la impresionaba. Pero había algo más. Un tirón en su pecho, una mezcla de admiración y deseo que la confundía.

Sacudió la cabeza, tratando de concentrarse en la misión. Este no era el momento de perderse en pensamientos que no podía permitirse. Tenía que enfocarse si quería salir de allí con vida.

El plan era simple. Entrar, eliminar las amenazas y recuperar los datos antes de que alguien más los consiguiera. Pero, como todo plan, no tardó mucho en irse al traste.

Un disparo resonó en el aire, seguido de una explosión que sacudió los cimientos del almacén. Kate corrió hacia una cobertura mientras el polvo y los escombros caían a su alrededor. Pudo ver a Yelena peleando cuerpo a cuerpo con dos hombres. Pero antes de que pudiera moverse para ayudar, otro grupo de atacantes apareció detrás de ella.

-¡Mierda! - Kate maldijo entre dientes, esquivando un puñetazo y lanzando una flecha a corta distancia. El caos era absoluto y la adrenalina corría por sus venas. Sin embargo, a pesar del peligro, no podía dejar de preocuparse por Yelena.

𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑻𝒆𝒏𝒔𝒊ó𝒏 | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora