El helicóptero que las esperaba en el punto de extracción rugía sobre sus cabezas, lanzando ráfagas de viento que despeinaban a ambas. Kate mantenía la mirada fija en el horizonte, intentando enfocar su mente en cualquier cosa que no fuera lo que acababa de suceder. Cada segundo que pasaba sentía el calor del roce de los labios de Yelena como si aún estuvieran sobre los suyos. Pero, aunque trataba de eliminar la sensación, era imposible.
A su lado, Yelena no mostraba señales de incomodidad. Con una calma irritante, subió al helicóptero con esa seguridad que solo ella poseía. Cuando Kate la siguió, sintiendo un vuelco en el estómago. Estar confinada en ese espacio reducido con Yelena solo avivaba el fuego que ya ardía dentro de ella.
Ambas se sentaron en silencio, una frente a la otra y el piloto encendió los motores. La vibración de la nave se extendió por sus cuerpos, haciendo que Kate sintiera cada pequeña sacudida con mayor intensidad. Cerró los ojos por un segundo, intentando apartar cualquier pensamiento sobre lo ocurrido.
Pero no podía.
Cada vez que abría los ojos, Yelena estaba allí, observándola con esos ojos que siempre parecían leerla más allá de lo superficial. Y aunque el silencio entre ellas era absoluto, la tensión era tan densa que se podía cortar con un cuchillo. Cada movimiento, cada respiro, era una ligera provocación, una chispa que mantenía la llama encendida.
—¿Tienes frío? — preguntó Yelena de repente, con una pequeña sonrisa en los labios. Kate frunció el ceño, confundida.
—¿Qué?
Yelena señaló el brazo de Kate con una mirada y fue entonces cuando Kate se dio cuenta de que tenía los brazos cruzados sobre su pecho, un gesto defensivo que ni siquiera había notado. Se enderezó de inmediato, odiando la sensación de haber sido atrapada en una postura indefensa.
—Estoy bien— respondió bruscamente, pero al decirlo, sintió el calor subirle al rostro. Porque, en realidad, no estaba bien. Estaba luchando por mantener la compostura, por ignorar el efecto que Yelena había causado en ella, pero cada segundo que pasaba a su lado lo hacía más difícil.
Yelena se inclinó ligeramente hacia adelante.
—¿Segura? — preguntó, su tono cargado de insinuación. —Pareces... incómoda.
El corazón de Kate latió más rápido. Esa sonrisa que jugaba en los labios de Yelena la estaba volviendo loca. Sabía lo que estaba haciendo: provocándola, retándola, esperando a ver si cedía. Pero Kate no iba a ceder. No podía permitírselo.
—Estoy perfectamente cómoda— respondió Kate, levantando la barbilla.
Yelena inclinó la cabeza hacia un lado, como si estuviera evaluando su respuesta. Sus ojos la recorrieron lentamente y el calor en la piel de Kate se intensificó. El helicóptero se movió bruscamente por una ráfaga de viento y ambas se balancearon ligeramente en sus asientos. El movimiento hizo que las rodillas de Yelena rozaran las de Kate, enviando una descarga eléctrica por su cuerpo.
Kate contuvo el aliento. Fue un contacto tan leve, tan insignificante, pero lo sintió profundamente. Y, por un segundo, sus ojos se encontraron con los de Yelena y supo que Yelena también lo había sentido. El roce de sus cuerpos, el calor que compartían en ese pequeño espacio, era más de lo que cualquiera de las dos parecía poder soportar.
—Deberías relajarte, Bishop— dijo Yelena, casi ronca, mientras sus ojos permanecían fijos en los de ella.
Kate respiró hondo, tratando de recuperar el control. Pero la tensión seguía ahí, vibrando entre ellas, inquebrantable. Era como si estuvieran al borde de algo, algo tentador.
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𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑻𝒆𝒏𝒔𝒊ó𝒏 | 𝐾𝑎𝑡𝑒𝑙𝑒𝑛𝑎
FanfictionKate Bishop y Yelena Belova, dos mujeres que, aunque están obligadas a trabajar juntas, no pueden evitar desafiarse mutuamente. En cada misión, la tensión entre ellas va creciendo, mezclando rivalidad y atracción en una dinámica que las llevará al l...