＊*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 𝓢𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 𝓮𝓷 𝓮𝓵 𝓪𝓰𝓾𝓪 ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚＊

ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 2: 𝕆𝕥𝕥𝕠 ℍ𝕚𝕘𝕙𝕥𝕠𝕨𝕖𝕣

Miraba hacia donde Daeron estaba jugando con los hijos de la princesa Rhaenyra.

Daeron, su nieto menor, quien se suponía debía estar en Oldtown siendo criado adecuada y lealmente a su sangre Hightower. Pero él estaba aquí, en Desembarco del Rey, correteando por el jardín como si fuera un niño cualquiera y no un príncipe, acercándose al enemigo.

¿Por qué tío Daeron está en Oldtown? Él es un príncipe valyrio y debería estar con su familia , había dicho esa molesta chica, la princesa Visenya. Los ándalos envían lejos a sus hijos para que sean criados por otros, no los valyrios.

Es un niño mestizo, Senya, Daemon Targaryen había dicho con burla, mirando con las cejas alzadas a los nietos de Otto. Y el rey, en lugar de defender a su familia, simplemente dijo con vergüenza mi esposa es ándala, dulce nieta.

La princesa entonces pasó esos terribles ojos sobre la hija y cada nieto de Otto, como si los analizara y encontrara faltantes, oh, supongo que entonces tiene sentido.

Esa había sido todo lo que ella dijo antes de descartar por completo a la sangre de Otto durante la primera cena conjunta que el rey ordenó a la llegada de la princesa Rhaenyra. Sólo eso, pero fue suficiente para que el rey se inquietara y después de una semana ordenara que Daeron regresara.

Alicent estaba dividida entre la alegría de tener a su hijo de vuelta y la incertidumbre de lo que su presencia significaría para el resto de sus hijos. Daeron nació con ojos marrones, los ojos de Alicent y de Myla, la difunta esposa de Otto. La razón principal por la que lo habían enviado lejos.

Esa fue una de las primeras fallas de su hija.

Daeron iba a permanecer en la Fortaleza Roja, pero en cuanto se supo que la princesa Rhaenyra y Daemon Targaryen se casaron, Otto supo que su nieto debía estar lejos de ellos. ¿Cómo iba a presentar a la prole de Alicent como perfectos príncipes y princesas Targaryen cuando uno de ellos no tenía la coloración completa de los dragones? Otto no podía permitir ni la mínima debilidad, especialmente no cuando era más que probable que los hijos de la princesa nacieran asquerosamente puros .

Fue un alivio cuando Jacaerys Targaryen nació con un rasgo improbable. Sin embargo, ese rasgo no servía de mucho para tildarlo de bastardo cuando su rostro era idéntico al del príncipe Baelon y sus ojos eran todo Daemon Targaryen.

— Pequeños dragones, es tiempo de sus lecciones de la tarde —Daemon Targaryen apareció en el jardín.

La princesa Visenya y el príncipe Lucerys dirigieron su atención a su padre en cuanto escucharon su voz, como girasoles siguiendo al sol, y pronto corrieron hasta estrellarse contra sus piernas. Daemon rio y levantó a cada uno bajo un brazo, zarandeándolos y hablándoles en valyrio. Risas estridentes resuenan por todo el lugar.

Qué infantil e inapropiado.

El príncipe Jacaerys se acercó a un paso tranquilo, llevando a Daeron con él con una mano agarrada su muñeca.

Las niñeras, una par de mujeres de Casa Celtigar, levantaron las cosas que habían llevado para atender a los príncipes, y los guardias se acercaron a una distancia medida. Ser Erryk y Ser Lorent estaban con ellos.

El rey había ordenado que la Guardia Real protegiera a su hija y nietos, prácticamente entregando a los hermanos Cargyll y Ser Loren Marbrand a la princesa Rhaenyra y sus herederos.

Qué desperdicio.

— ¿ Daeron puede unirse a nosotros, kepa ? —preguntó el príncipe Jacaerys en valyrio.

¿De qué hablaban que el nombre de su nieto fue mencionado?

— A Vaegon no le gustará tener más alumnos, rayo de sol —respondió Daemon, todavía con sus gemelos bajo los brazos.

— Senya lo convencerá, es su favorita .

— Lo haré si haces algo por mí cuando te lo pida .

—Siempre hago cosas por ti .

— Esta vez sin hacer preguntas —intervino el príncipe Lucerys.

— Bien, pero yo no daré la cara ante tu abuelo y su esposa chillona —Daemon soltó a sus hijos —. Entonces, sobrino, ¿te gustaría aprender alto valyrio de un viejo cascarrabias?

—Sí, por favor —a Otto le molestó lo ansioso que parecía Daeron.

Él debía tener más dignidad que eso y él no debería mirar a Daemon Targaryen con admiración.

Otto tenía que hablar con Alicent para que convenciera al rey de que la influencia de Daemon sería negativa para Daeron. No podía permitir que uno de sus nietos sintiera amor por la princesa Rhaenyra y los suyos.

Ella y su prole estarían en la capital hasta que diera a luz a su nuevo engendro, a petición del rey, pero no importaba qué tan corto fuera el tiempo, cualquier influencia debía rechazarse. La única manera en que Otto permitiría interacciones entre su sangre y la de Daemon Targaryen sería si conseguía dragones para su lado.

Ninguno de los huevos de cuna había eclosionado para sus nietos y, además de Dreamfyre y los dragones salvajes, no había dragones adultos para que se vincularan.

Las septas Rhaella y Maegelle habían reclamado a Vermithor y Silverwing, y el Archimaestre Vaegon a una cría, llamada Sunfyre, que nació en Dragonstone varios años atrás. Era inaudito. Y lo peor era que Otto no lo había previsto. Él no había pensado mucho cuando la princesa Rhaenyra escribió al rey para solicitar permiso de que esos viejos Targaryen se unieran a ella en Dragonstone para educar a sus hijos.

Se había equivocado.

Ahora ellos tenían cinco dragones completamente adultos y tres crías.

Tenían una completa máquina de guerra en Cannibal, el dragón monstruoso que reclamó a la princesa Visenya nada más nacer.

Seguramente todo fue deliberado, un plan urdido por Daemon para dejar sin dragones a los nietos de Otto.

Pero no importaba, Otto encontraría la manera de prevalecer, como siempre.

✨ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ✨