ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 11 : 𝕃𝕚𝕟𝕒

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Estaba escondida en una esquina oscura de uno de los palcos del salón de la silla.

Mirando y escuchando a cada uno de los testigos de la cosa terrible que sucedió esa tarde.

En el salón estaban la familia real, las capas blancas, los caballeros del príncipe del pueblo, y los nobles que habían estado en el jardín cuando sucedió lo terrible.

—Ese fue el último, padre. Has escuchado a todos y cada uno de los que presenciaron lo ocurrido, así que termina con esto. Mi hija me necesita a su lado —la princesa Rhaenyra estaba sumamente pálida y desaliñada, su cuerpo estaba tenso pero su rostro era una mezcla de preocupación y algo salvaje.

Lina ascendió de todo corazón.

La princesa deleite debería estar cuidando de la pequeña princesa, pero la amante verde había convencido al rey de reunirse en el salón de la silla para descubrir al verdadero culpable de las heridas del príncipe sucio.

La amante no aceptaba que fuera su otro hijo, el príncipe celoso, quien mutiló la mano del príncipe sucio. Todos los testigos dijeron que el celoso se había levantado enojado cuando vio a la princesita roja quemándose después de que ella lo salvó del fuego de dragón, y cuando escuchó al sucio reír, lo combatió y empujó, llevándolo contra arbustos. Uno de esos empujones fue tan fuerte que la mano derecha del sucio fue atravesada por una rama puntiaguda.

El anciano, ese que se decía gran maestre, pero que no podía curar dolores de barriga, pudo sacar la rama y coser la herida, pero dijo que el príncipe sucio no podría volver a usarla.

A Lina le parecía bastante bien porque era una mano menos para tocarla a ella ya las otras chicas.

La amante verde comenzó a gritar negaciones, a decir que todo eran mentiras.

—La vida de mi hija pende de un hilo, no puedo perder el tiempo aquí —la princesa deleite dijo con voz dura.

— ¡Y la vida de mi hijo ha sido arruinada! ¡Nadie se irá hasta que el verdadero culpable aparezca!

Lina alcanzó a ver que todos miraron con desagrado y molestia a la amante. Algunos de los nobles presentes vestían de verde, pero hasta ellos pensaban que era terrible la forma en que la amante estaba desestimando la vida de la princesita roja.

Rugidos se escucharon en la lejanía, haciendo estremecer a todos.

El dragón de la princesita roja había quemado una parte del jardín y el castillo en respuesta a lo que su jinete había sufrido. Todos habían temido que el castillo completo fuera quemado, pero el príncipe del pueblo llegó con su dragón para alejar al otro. Las septas dragonas también habían tenido que ayudar con sus dragones y Lina había escuchado que enviaron cuervos a Marcaderiva para que los dragones de ahí vinieran tan rápido como pudieran para ayudar.

Los Targaryen no querían matar al dragón de la princesita, así que tenían que hacer todo lo posible por controlarlo hasta que ella despertara.

El corazón de Lina dolía por el príncipe del pueblo. Él también debería estar con su hija, cuidándola, pero tenía que estar lejos por culpa del príncipe sucio y la amante verde.

—Yo soy el culpable —el príncipe celoso dio un paso al frente desde donde había estado parado junto a la mano —. Yo hice eso a Aegon, madre. Ya te lo dije.

—Aemond —la mano siseó.

La amante empresarial con la cabeza.

—Basta de mentir, Aemond. Sé que no fuiste tú, no pudiste ser tú.

— ¿Por qué? —preguntó el celoso.

—Porque Aegon es tu hermano. No hay manera de que lo lastimeras. No por… no por… esa niña .

**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 𝓢𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 𝓮𝓷 𝓮𝓵 𝓪𝓰𝓾𝓪 ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora