ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 5: 𝔼𝕝𝕚𝕟𝕕𝕒 𝕄𝕒𝕤𝕤𝕖𝕪

266 46 0
                                    

Se limpió las lágrimas del rostro.

Lágrimas de felicidad y alivio.

Su princesa había sobrevivido al parto y ahora acunaba a un nuevo príncipe en sus brazos.

— Amado Gaemon, bienvenido, mi tesoro —la princesa Rhaenyra besó reverentemente la frente del bebé.

— Las Catorce Llamas te bendigan y tengas un futuro glorioso como tu homónimo —el príncipe Daemon besó la pequeña cabeza cubierta de cabello plateado.

El príncipe había estado presente en el parto desde que inició, como en cada parto anterior, rehusándose a salir cuando el Gran Maestre Mellos lo indicó. Fue el Gran Maestre quien fue expulsado de la habitación, pues sólo el maestre Gerardys, el Archimaestre Vaegon, la septa Maegelle y las partes especialmente escogidas desde Essos, tuvieron permitido ayudar y presenciar el parto.

Ningún extraño estaría nunca cerca de la princesa en un momento tan importante y vulnerable.

Entonces el ambiente alegre de la habitación fue interrumpido por un alboroto fuera de la habitación.

La septa Maegelle decidió salir a revisar lo que estaba pasando, Elinda la siguió.

—La reina desea ver al nuevo hijo de la princesa —dijo imperiosamente la sirvienta principal de la reina, esa que siempre iba detrás de ella y se enseñoreaba sobre el resto de la servidumbre.

—Por supuesto —dijo plácidamente la septa y la sirvienta levantó más la barbilla, triunfante —. Dile a tu reina que es bienvenida a visitar al príncipe Gaemon, el nuevo hijo de la princesa heredera, en cualquier momento.

—La reina ordena que lo lleven a ella —la sirvienta frunció el ceño.

¿Esta chica se atrevía a ser grosera con uno de los miembros más antiguos de la familia real? La septa Maegelle ya no tenía título real, pero seguía teniendo la sangre y su posición era más alta que la de cualquier noble y, por supuesto, que la de cualquier servidor.

—Seguramente escuché mal —la septa se llevó las manos al pecho, acunando su collar de Estrella de Siete Puntas —. ¿La reina quiere que la princesa heredera se separe de su hijo recién nacido? Ella no puede ser así de cruel.

Su voz se había elevado.

No había nobles en el pasillo, siendo una de las alas del Torreón de Maegor donde la princesa Rhaenyra y su familia se hospedaban, pero había sirvientes y pajes.

Personas que pasaban desapercibidas y que harían correr la noticia de lo que estaba pasando. Para esa noche se sabría en toda la fortaleza y tal vez toda la ciudad sobre la crueldad de la reina con su hijastra.

—Sólo es un momento —la chica tonta dijo, sin darse cuenta realmente de lo mal parada que estaba dejando a su reina.

—Un momento es demasiado en estas circunstancias —la septa económica con la cabeza, casi con desconsuelo —. ¿El rey sabe esto? No puedo imaginar a nuestro amable rey esperando que su hija se separe de su nieto tan pronto.

La sirvienta entonces se puso nerviosa.

Por supuesto que el rey no lo sabía.

El rey le permitía muchas cosas a su esposa, pero Elinda no lo creía capaz de poner en una situación así de incómoda y dolorosa a su hija mayor.

— ¿Por qué haría que mi Rhaenyra se separara de mi nuevo nieto? —el rey los sorprendió a todos al llegar, rodeado de sus nietos y el príncipe Daeron, y escoltado por varias Capas Blancas.

—Majestad —saludaron todos.

Sorprendentemente fue Ser Luthor quien explicó la situación, uno de los caballeros que protegía las puertas de los aposentos de la princesa Rhaenyra.

—Esta sirvienta intentó entrar a los aposentos de la princesa heredera sin autorización, queriendo llevarse al príncipe recién nacido.

— ¿Es verdad, Ser Cargyll? —el rey miró a uno de los gemelos que formaban parte de la Guardia Real, el otro caballero que había estado custodiando los aposentos mientras se desarrollaba el parto.

—Sí —confirmó de inmediato.

La sirvienta de la reina se puso muy nerviosa.

—Es una petición de la reina —casi tartamudeó.

— ¿Por qué quiere que le lleven a mi sobrino? Debería ser ella la que venga —el príncipe Daeron miró con molestia a la sirvienta.

—Todos estamos aquí, es mejor que Alicent se una a nosotros —el rey avanzando de acuerdo con su hijo menor.

¿Él ignoró deliberadamente la verdadera intención de la reina o realmente no entendía lo que estaba pasando?

—Como ordene, Majestad —la chica se inclinó y estaba por salir corriendo con el rabo entre las piernas cuando la dulce voz de la princesa Visenya se escuchó.

—Abuelo, ¿no debería recibir un castigo? Esta sirvienta se extralimitó con su comportamiento hacia tu heredera —a Elinda no dejaba de sorprenderle lo inteligente que era su pequeña princesa, siete onomásticos y ya utilizaba palabras tan complicadas.

—El otro día la reina castigó a un sirviente porque se retrasó en sus tareas. Fue algo tan pequeño y recibió azotes, ¿cómo se puede dejar libre a alguien que fue grosero y actuó sobre su posición contra la princesa heredera? —agregó el príncipe Lucerys, siempre preparado para apoyar a su gemela.

La sirvienta palideció más e intentó replicar, pero fue silenciada por una mirada dura de los ojos rojos de la princesa Visenya.

—La disciplina debe ser equitativa para todos —el príncipe Jacaerys miró de la sirvienta al rey.

—Las Llamas me bendijeron con nietos muy justos e inteligentes —el rey acarició el cabello plateado dorado del príncipe Jacaerys —. Ser Steffon, lleva a esta sirvienta a las celdas, decidiré su castigo más tarde.

La chica comenzó a llorar y pedir misericordia.

—Mejor déjasela a kepa, abuelo —dijo el príncipe Lucerys mientras Ser Steffon arrastraba a la sirvienta, quien comenzó a clamar por su reina.

El rey, los príncipes y la princesa entraron a los aposentos entonces, topándose al príncipe Daemon en la antecámara.

— ¿Qué era todo ese alboroto?

—Te lo contamos luego, ¡queremos conocer a nuestro nuevo hermano! —la princesa Visenya cabalgó a su padre y casi corrió hacia la cama de su madre.

— Unos momentos antes y podrías haber montado un escándalo divertido —susurró la septa Maegelle al príncipe.

Mientras cerraba las puertas, Elinda lamentó que el príncipe Daemon no había salido antes. Tal vez él habría arrastrado a la reina desde sus aposentos hasta aquí.

Nada menos de lo que esa mujer malvada merecía.

✨ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ✨

**•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 𝓢𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 𝓮𝓷 𝓮𝓵 𝓪𝓰𝓾𝓪 ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora