＊*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚ 𝓢𝓪𝓷𝓰𝓻𝓮 𝓮𝓷 𝓮𝓵 𝓪𝓰𝓾𝓪 ˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚＊

ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 3 : 𝕍𝕚𝕤𝕖𝕟𝕪𝕒 𝕋𝕒𝕣𝕘𝕒𝕣𝕪𝕖𝕟

Entregó monedas de oro a los niños frente a ella.

Pajes, chicos del establo, sirvientas; todos estos pequeños humanos que se había ganado con dulces y dinero, además de sonrisas y juegos.

Pequeños humanos perfectos para esparcir rumores por toda la fortaleza y la ciudad.

Alicent utilizaba a sus damas y tal vez algunos espías que Visenya todavía no descubría para esparcir su idiotez, entonces Visenya haría lo mismo para contrarrestarla, sólo que lo suyo eran verdades.

Por cada comentario venenoso sobre la desobediencia de muña y su seducción a su propio tío, había uno sobre las visitas nocturnas de la hija de la Mano al Rey desde el funeral de la Reina Aemma. Por cada burla sobre bastardía dirigida a Jacaerys, había especulación sobre el nacimiento prematuro de Aegon, quien pese a nacer a los siete meses, nació completamente sano, grande y gordo. Por cada crítica a la competencia de muña como heredera y futura reina, había preocupación sobre el consumo de vino a tan temprana edad y los ojos inapropiadamente errantes del hijo mayor de la reina.

—Muchas gracias por su arduo trabajo, queridos míos —alabó con una sonrisa.

Recibió agradecimientos, algunos entusiastas y otros tímidos, a cambio. Entonces se fueron, desapareciendo por los túneles que conectaban la fortaleza con la playa. Había sido bastante útil que kepa les enseñara sus pasajes favoritos a Visenya y sus hermanos, aunque estaban advertidos de nunca ir solos a ningún lado, especialmente sin guardias fuera de la fortaleza.

Caminó hacia el túnel que la llevaría al altar de Balerion.

Una vez ahí, tomó un momento para mirar el enorme cráneo.

Gaelithox, su precioso Cannibal, estaba por superar ese tamaño.

Cuando estaba por salir, el rey entró.

— ¿Qué haces aquí, pequeña Visenya? —él la miró con sorpresa y dio la bienvenida al abrazo que ella le propinó.

El rey era fácil de controlar por medio de cariño.

—Presentando mis respetos a Balerion, abuelo.

—Qué niña tan dulce —el rey acarició tiernamente una mejilla de Visenya —. No debiste venir sola.

— No estoy sola, estoy contigo y con Balerion —su distracción funcionó porque el rey rio y no insistió —. ¿También vienes a saludarlo, abuelo?

—Sí. Además vengo para tomar un respiro —él se acercó al altar —. Acabo de salir de una reunión del Consejo, estuve atrapado ahí desde la mañana.

Visenya se animó ante lo escuchado.

— ¿Hubo una reunión? Pero muña ha estado todo el día con sus damas.

—Tu madre no fue invitada.

— ¿Por qué? Ella es tu heredera, ¿no debería asistir a los Consejos ahora que está aquí? —se acercó al anciano y tomó una de sus manos, balanceándola —. ¿Cómo va a aprender a dirigir el reino cuando sea reina si ahora no tiene práctica?

—Yo… no lo había pensado así —él lució desconcertado —. No quería molestarla en su estado.

Ningún hombre competente dejaría su heredero a su suerte, pero aquí estaba Viserys Targaryen, la definición de diccionario sobre incompetencia, debilitando la posición de su primogénita y heredera.

—Muña está embarazada, no inválida —dijo con ligereza —. Y ella es un dragón, puede soportar cualquier cosa.

—Eso es verdad. No hay mujer más obstinada que tu madre, pequeña.

Ella asintió sabiamente.

—Jace también es así —entonces abrió mucho los ojos y jaló la mano del rey con insistencia, como si recién hubiera tenido una idea —. ¡Jace podría ser tu copero! ¡Así él podría empezar a aprender! ¡Y tú tendrías a tu hija y tu nieto contigo, tus herederos!

El rey no dijo nada, pero tarareó contemplativamente.

Visenya decidió que era suficiente por el momento.

La idea había sido plantada y confiaba en que habría resultados, tal como sucedió con el regreso de Daeron.

Los hijos de la reina debían estar a la vista, al alcance para mantenerlos controlados. Aunque su acción fue planeada, estaba contenta ahora que había conocido a su tío. Daeron era bastante agradable y estaba muy hambriento de afecto. Si los Hightower habían pretendido adoctrinar al chico en sus ideales y hacerlo leal a ellos, fracasaron. Y fuera que su sangre Targaryen los repelió o que Daeron era lo suficientemente inteligente para no caer en sus juegos.

O simplemente fueron incapaces de darle cariño y atención a Daeron como el deseó.

Algo que parecía haber encontrado con la familia de Visenya.

Fue una sorpresa grata que su tío no corriera a los brazos de su madre. En realidad, Daeron la evitaba activamente y aunque era más amigable con sus hermanos, no pasaba tiempo con ellos. Seguramente estaba molesto con Alicent por haberlo enviado lejos; además, después de tanto tiempo, podía no sentirse cómodo ni conectado con ninguno de ellos. Tal vez tampoco había encontrado con ellos lo que siempre quiso.

Prácticamente eran desconocidos.

La familia de Visenya también, pero Daeron gravitó naturalmente hacia ellos.

Tal vez simplemente su instinto le decía cuál era el lado ganador.

Bien por él, de lo contrario Visenya tendría que inhabilitarlo.

✨ ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ✨