Christopher había viajado a Londres decidido a recuperar a su hija. El informe de los investigadores privados había sido claro: Valentina estaba viviendo una vida normal bajo la tutela de Alejandro Hernández, quien la había registrado como su hija. Sabía que no podía acercarse de inmediato y tomarla, pero también sabía que no podía esperar más para verla.El plan estaba en marcha. Christopher se había hecho pasar por un maestro sustituto en la escuela de Valentina bajo el nombre falso de "Luis Martínez". Con una mezcla de nervios y emoción, llegó el día en que vería a su hija, después de tantos años.
Christopher observó desde la entrada del aula cómo Valentina jugaba con sus compañeros de clase. Tenía el cabello largo, igual que su madre, y una sonrisa que le partió el alma. Sabía que no podía revelarse aún, pero cada segundo a su lado era un paso más cerca de recuperarla.
Durante una de las actividades en clase, Christopher se acercó a Valentina, quien estaba pintando con algunos niños.
— Hello, Valentina. How's your drawing coming along? (Hola, Valentina. ¿Cómo va tu dibujo?) —preguntó con una sonrisa genuina, escondiendo el torbellino de emociones que sentía al estar tan cerca de su hija.
— It's a castle! (¡Es un castillo!) —respondió ella, orgullosa, mostrándole su obra—. My dad always tells me stories about princesses who live in castles. (Mi papá siempre me cuenta cuentos de princesas que viven en castillos.)
Christopher sonrió, tragándose la emoción.
— It looks great. Do you like princesses? (Se ve muy bien. ¿Te gustan las princesas?)
— Yes! I want to be one someday. (¡Sí! Quiero ser una algún día.)
Christopher pasó varios días como maestro sustituto en la escuela de Valentina. Cada día, se sentía más conectado con ella, y aunque no podía decirle la verdad, esos momentos eran todo para él. En silencio, tomaba fotos de ella mientras jugaba y las enviaba a Dulce, quien desde México se emocionaba al ver a su hija perdida después de tanto tiempo.
— Es hermosa, Christopher. Gracias por esto, por acercarte a ella. Estoy empezando a sentirme un poco más completa con cada foto que me envías. —le había escrito Dulce en uno de sus mensajes.
Esos mensajes le daban fuerzas para seguir adelante, sabiendo que Dulce se estaba recuperando poco a poco de la depresión que la había consumido tras la desaparición de Valentina. Ahora, con Mateo, estaba más presente, más conectada con la vida.
Una tarde, Alejandro llegó a casa con Valentina después de la escuela.
— ¿Cómo te fue en el colegio hoy, mi princesa? —preguntó Alejandro, con una sonrisa paternal.
— ¡Muy bien, papá! —respondió Valentina emocionada—. Mi nuevo maestro es increíble. Se llama Luis, y me ayuda con mis dibujos y me cuenta historias geniales. Es muy divertido, me cae muy bien.
Alejandro, intrigado, preguntó con curiosidad.
— Luis, ¿eh? Qué bueno. ¿Te contó alguna historia hoy?
— Sí, me contó una historia de un papá que buscaba a su hija en un bosque lleno de monstruos, pero al final la encuentra y vuelven a estar juntos. ¡Es mi favorita! —dijo Valentina con entusiasmo.
Alejandro sonrió, pero algo en su interior lo incomodaba. Esa historia le sonaba demasiado familiar, pero no le prestó mucha atención en ese momento.
Mientras tanto, en México, los hermanos de Dulce, Alfonso y Christian, habían decidido que era el momento de tomar acción.
— Tenemos que avisar a las autoridades —dijo Alfonso con determinación—. Sabemos dónde está Valentina. No podemos esperar más.
— Estoy de acuerdo —añadió Christian—. No podemos dejar que Alejandro siga jugando con la vida de nuestra sobrina.
Sin embargo, Christopher, desde Londres, les envió un mensaje antes de que pudieran hacer nada.
— No podemos apresurarnos —les dijo en una llamada—. Estoy acercándome a Valentina poco a poco. Si actuamos demasiado rápido, podríamos perderla para siempre. Alejandro se daría cuenta y se escaparía con ella. Necesito ganarme su confianza antes de dar el siguiente paso.
Alfonso y Christian dudaron, pero finalmente cedieron.
— Está bien —respondió Alfonso—. Confiamos en ti, Christopher. Solo no tardes demasiado. No soportamos más la idea de que Valentina esté lejos de nuestra familia.
Dulce, al enterarse del plan, sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que Christopher estaba haciendo lo correcto, pero cada día que pasaba sin tener a su hija en sus brazos era una tortura.
— ¿Crees que esto funcionará? —preguntó Dulce, con la voz quebrada por la incertidumbre.
Christopher, aunque también lleno de dudas, trató de mantenerse firme.
— Lo sé. Valentina va a volver con nosotros. Lo siento en mi corazón. Solo necesitamos tiempo.
Esa noche, Dulce abrazó a Mateo con más fuerza de lo normal. Sabía que tenía que ser fuerte por su hijo, pero el vacío que sentía por Valentina era algo que no podía ignorar.
En Londres, mientras tanto, Christopher continuaba su misión. Sabía que se acercaba el momento de actuar, pero también sabía que necesitaba ser paciente. Valentina ya comenzaba a confiar en él, y con cada día que pasaba, se acercaba más al día en que podría revelar la verdad.
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" La Máscara del Deseo "
FanfictionDulce María Espinoza está casada con un hombre influyente y poderoso, pero su matrimonio, aunque cómodo, es vacío y frío. Su esposo, Alejandro, está más enfocado en su carrera y en mantener una imagen pública perfecta que en su relación. Dulce sient...