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El sonido de la alarma retumbó en mis oídos, arrancándome del sueño profundo

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El sonido de la alarma retumbó en mis oídos, arrancándome del sueño profundo. Parpadeé un par de veces, mirando el techo desconocido sobre mí. Me tomó unos segundos recordar dónde estaba. Corea. Nueva escuela. Nuevo comienzo.

Me levanté con pesadez, un nudo de nervios formándose en mi estómago mientras me preparaba. No podía dejar de pensar en todo lo que podría salir mal. Vestí el uniforme que mi madre había dejado cuidadosamente sobre una silla la noche anterior. Era sencillo, pero impecable, con su chaqueta azul marino y la falda a cuadros. Observé mi reflejo en el espejo. ¿Parecía una chica normal de secundaria? ¿O acaso todos verían que no pertenecía aquí?

Después de desayunar a toda prisa, me despedí de mi madre y salí de casa. El camino a Daewon High School no era largo, pero en cada esquina me sentía más consciente de lo que estaba por enfrentar. Mientras me acercaba a las imponentes puertas del colegio, un río de estudiantes fluía a mi alrededor, cada uno más ajeno que el anterior. Todos parecían moverse en grupo, entre risas y charlas animadas. Era como si cada persona ya tuviera un lugar, una posición en una jerarquía invisible que yo aún no entendía.

El edificio de la escuela se alzaba frente a mí, majestuoso y amenazante al mismo tiempo. Tomé una respiración profunda y crucé el umbral, tratando de no dejarme intimidar por las miradas fugaces que me lanzaban algunos estudiantes. Eres nueva, nada más. Todos pasan por esto. O eso me repetía mentalmente.

La oficina del director estaba en el segundo piso, donde me registraría oficialmente como estudiante y recogería mi horario. A medida que subía las escaleras, escuché risas provenientes de uno de los pasillos. Giré la cabeza y vi a un grupo de chicos y chicas rodeados por una multitud. No pude evitar notar cómo la gente parecía gravitar hacia ellos. Algunos estudiantes se detenían solo para mirarlos, otros les lanzaban sonrisas tímidas. Ellos eran los populares, estaba claro.

Y en el centro de todo, había tres chicas que destacaban entre el resto. Las Mean Girls, pensé, recordando las historias que había escuchado antes de llegar aquí. Sin embargo, no era solo su apariencia lo que llamaba la atención, sino la manera en que el espacio a su alrededor parecía girar en torno a ellas, como si controlaran el ambiente con una facilidad casi natural.

Antes de que pudiera observar más, alguien chocó accidentalmente contra mí.

—Lo siento —dije, girando rápidamente para disculparme.

—¿Estás bien? —preguntó una voz amable.

Levanté la vista y encontré a un chico que me observaba con una sonrisa. Era alto, con el cabello oscuro perfectamente peinado y un aire relajado. Un rostro demasiado perfecto para ser real.

—Sí, todo bien —respondí, sintiendo el rubor subir a mis mejillas.

—No te había visto antes, ¿eres nueva? —preguntó mientras me estudiaba con curiosidad.

Asentí, nerviosa. —Sí, hoy es mi primer día.

Él sonrió más ampliamente, como si esa fuera la mejor noticia que había escuchado en todo el día.

—Bienvenida. Soy Sim Jake —se presentó, extendiendo su mano—. Espero que te adaptes rápido.

Antes de que pudiera decir algo más, otra voz interrumpió.

—¿Jake, vienes o no? —dijo otro chico que se acercaba, con una actitud despreocupada pero claramente impaciente.

Jake le lanzó una mirada rápida y luego me sonrió de nuevo.

—Nos vemos por ahí. —Y con eso, se fue, uniéndose a un grupo de chicos que esperaban más adelante.

Los observé mientras se alejaban. 

Pero mientras los veía caminar juntos, no pude evitar notar cómo unas chicas también los observaban, en especial una de ellas, la que parecía liderar el grupo. Sus ojos se cruzaron con los míos por un breve segundo, y aunque fue solo un instante, sentí un escalofrío recorrer mi columna. Había algo en su mirada que me hizo sentir como si estuviera evaluándome, como si ya hubiera decidido algo sobre mí, aunque aún no habíamos intercambiado una sola palabra.

Finalmente llegué a la oficina del director, recogí mi horario y, con el corazón acelerado, me dirigí a mi primer salón. Mientras me sentaba, rodeada de caras desconocidas, no podía dejar de pensar en las dinámicas que ya había percibido en tan solo unos minutos. Los chicos, las chicas populares, las miradas... todo parecía entrelazado de una manera que aún no podía comprender del todo.

¿Y yo? ¿Dónde encajaba en todo esto?

Saqué el Burn Book de mi mochila y lo coloqué en mi regazo, oculto de la vista de los demás. Tal vez, solo tal vez, ese cuaderno podría ayudarme a entender un poco más este mundo en el que acababa de entrar.

Y sin saberlo, ya estaba a punto de involucrarme en algo mucho más grande de lo que imaginaba.

Y sin saberlo, ya estaba a punto de involucrarme en algo mucho más grande de lo que imaginaba

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𝐌𝐄𝐀𝐍 𝐆𝐈𝐑𝐋𝐒: 𝐒𝐞𝐨𝐮𝐥 || ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora