PEQUEÑO HONGO

Capítulo 11

Por primera vez, An Zhe vio a Lu Feng sonreír, aunque solo se habían visto una vez y la sonrisa era mínima. Era solo que en esta minúscula sonrisa, An Zhe vio que el juez estaba buscando algo hoy. Luego, la pequeña sonrisa desapareció y la expresión de Lu Feng regresó. Solo sus largos dedos blancos jugaban con su arma oscura, la acción completamente peligrosa.

An Zhe le preguntó: — ¿Puedo irme ahora?

Lu Feng todavía estaba inexpresivo cuando preguntó: — ¿Qué estás haciendo aquí?

An Zhe respondió sinceramente: —Yo trabajo aquí.

¿Primer o segundo piso?

—...Tercer piso.

—Oh.

Hubo un largo silencio hasta que se detuvo el sonido de la grabación del joven juez. Luego, el joven juez dijo: —No hay anormalidades en el lenguaje mientras se lo interroga. Esto corrobora el juicio de que la persona en juicio es humana.

An Zhe vio a Lu Feng mirar al joven juez, pero no parecía un cumplido. Preguntó de nuevo: —Puedo...

Lu Feng lo interrumpió —Se puede ir.

—Gracias—An Zhe se volvió rápidamente y regresó a la entrada, sentándose en la tienda que vendía sopa de papa. Realmente quería beberlo hoy.

El precio de la sopa de papa suministrada por la base en el área residencial fue de 0.3R, mientras que el precio aquí fue de 1R. La diferencia entre los dos era muy obvia. Aquí, la concentración de sopa había aumentado al menos tres veces. Además de las papas que estaban casi completamente hervidas y derretidas, la sopa tenía carne picada y quizás un poco de leche. El dulce aroma flotaba en el aire.

La cuchara era blanca. An Zhe recogió la cuchara y recogió la sopa. Sopló el vapor blanco y luego se lo puso en la boca, tragándolo. En medio del denso vapor de agua, entrecerró los ojos mientras comía satisfecho. Hubiera sido mejor si no hubiera ningún juez presente. An Zhe comía despacio, serio y tranquilo, sin hacer ruido. Después de aproximadamente 20 minutos, terminó de comer y comenzó a ajustar su mentalidad, listo para pasar por el juez y salir de aquí.

En el momento en que dejó su asiento y se volvió hacia la puerta, se escuchó un sonido agudo desde el transmisor de Lu Feng. An Zhe pasó junto a esta persona y pudo escuchar a Lu Feng hablar fríamente hacia el corresponsal—Basura.

An Zhe estaba en estado de shock cuando salió del mercado negro.

En este momento, era de noche y el sol se había puesto. El cielo occidental era de un azul grisáceo y el viento se estaba enfriando. Después de otras dos horas, la base perdería poder. La estación de suministro frente al mercado negro estaba cerrando y había un flujo constante de personas que se iban.

La estación de suministro, el mercado negro y la estación de tren formaron un triángulo con un cuadrado ancho en el medio. La gente venía de todas direcciones, como hormigas migratorias, y llenaba la plaza y las plataformas de trenes.

El tren funcionaba de 6 a.m. a 8 p.m. a cada hora. Siempre llegaba a tiempo. Se acercaba el momento del cronograma y hubo un leve rugido en la distancia que gradualmente se hizo más fuerte. Después de un breve y violento temblor, el tren se detuvo en las vías como una serpiente plateada. Las puertas de un lado se abrieron y una docena de puertas de carro también se abrieron. La gente en el tren se derramó. Algunos de ellos regresaban de otras partes de la ciudad a sus áreas de vivienda, mientras que otros acababan de regresar del desierto.