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Capítulo 3: Ruido

El supermercado se había convertido en un refugio seguro, al menos en apariencia. La calma que les ofrecían las paredes llenas de productos y los estantes desbordantes contrastaba violentamente con lo que sabían que ocurría afuera. Había pasado casi una semana desde que llegaron, y la supervivencia se había convertido en una rutina. Pero nadie se engañaba. Todos sabían que este lugar no sería suficiente para siempre.

La radio, que encendían con cuidado para ahorrar las baterías, apenas ofrecía noticias que no fueran malas. La electricidad había fallado en casi toda la ciudad, y los hospitales estaban siendo abandonados por los médicos que intentaban huir. El caos estaba tomando el control, y el silencio que los rodeaba, a veces roto por algún ruido siniestro en la distancia, no ayudaba a calmar sus nervios.

-Están diciendo que los hospitales ya se fueron al carajo... -murmuró Felix, quien se había sentado en una esquina con los brazos cruzados. Jisung lo miró de reojo, mientras terminaba de empacar unas cajas con latas de comida.

-Como si eso fuera una sorpresa. Todo está yéndose al carajo desde hace días -respondió Jisung, su voz más cansada de lo usual. A pesar de sus intentos por mantener el ambiente liviano con bromas, el peso de la situación empezaba a afectarle. Felix solo asintió, sin levantar la mirada.

Christopher, que había estado revisando las mochilas en silencio, finalmente habló.

-Necesitamos movernos -dijo, directo como siempre. Su tono era seco, como si cada palabra le costara esfuerzo. Pero, a pesar de su falta de emoción, las palabras eran claras. Los demás dejaron de hacer lo que estaban haciendo y lo miraron con expectación.

-¿Moverse? ¿A dónde? -preguntó Jeongin, que había permanecido en un rincón, abrazando sus rodillas.

-Al sur. Hay luz por esa zona. Generadores, tal vez. O gente. No importa. Aquí no vamos a durar mucho más.

Jisung dejó lo que estaba haciendo y se levantó.

-¿Y cómo demonios piensas que vamos a cargar todo esto? -preguntó, aunque en el fondo ya sabía que Christopher tenía una solución. Siempre la tenía.

Christopher lo miró brevemente antes de responder.

-Hay un camión en la escuela cercana. Lo usaremos para llevar lo que podamos. Necesitamos comida, herramientas, gasolina. Vamos a empacar lo esencial y cargarlo todo.

-¿Gasolina? -interrumpió Felix-. ¿Cómo piensas conseguir eso?

-Ya me encargaré de eso. Lo primero es el camión. Después veremos lo demás.

Hubo un breve silencio en el que los gemelos intercambiaron miradas, mientras Jeongin seguía observando a Christopher con un gesto que oscilaba entre la preocupación y la curiosidad.

-¿Y cómo estás tan seguro de que el camión sigue ahí? -preguntó Jisung, su tono claramente escéptico.

-No lo estoy. Pero no tenemos otra opción -respondió Christopher, encogiéndose de hombros. Su pragmatismo resultaba desarmante, casi frío.

-Qué optimista... -murmuró Jisung, rodando los ojos. Felix soltó una risa breve.

-No es cuestión de optimismo. Solo de sobrevivir -dijo Christopher, cortante, mientras revisaba su cuchillo, ajustándolo una vez más al cinturón.

-Bueno, pues vamos a morir en un maldito camión escolar -dijo Jisung en tono sarcástico, pero sin dejar de preparar las mochilas junto con Felix.

Christopher los ignoró, centrándose en su propia mochila, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Había pasado tanto tiempo sin hablar realmente que ya no sabía cómo reaccionar a los comentarios de los demás. Para él, todo se reducía a hacer lo que debía hacer.





Infectados_Banginho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora