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Capítulo 5:  incierto










—Entonces… ¿estamos listos? —pregunta Jisung mientras ajusta la mochila en su espalda, su voz cargada de nerviosismo, aunque intenta sonar despreocupado. El eco de su pregunta rebota en las paredes vacías del supermercado, que durante tres largas semanas fue su refugio.

Christopher, siempre parco y sin emociones en el rostro, asiente con la cabeza sin decir una palabra. Está frente al grupo, observando cada detalle del camión lleno de provisiones, herramientas y maletas que han acumulado con tanto esfuerzo. Cada decisión que toma parece un paso calculado hacia la supervivencia, y la salida de ese lugar no es diferente. Sabe que cualquier error podría costarles caro.

Félix, con una ligera mueca de nerviosismo, mira de reojo el supermercado, el lugar que, aunque incómodo, fue su única seguridad durante el caos. Se pasa una mano por el pelo rubio, despeinándolo más de lo que ya está.

—Dios… siento como si dejáramos nuestro hogar —murmura en voz baja, casi como si hablara consigo mismo.

Jeongin, el más callado del grupo, aprieta con fuerza la navaja que Christopher le dio días atrás. Sus ojos no se apartan de Christopher, observando cada uno de sus movimientos. Aunque el chico se esfuerza por aparentar tranquilidad, el temblor en sus manos lo delata.

El silencio en el ambiente se rompe cuando Jisung, siempre buscando aliviar la tensión, suelta un comentario que solo él parece encontrar gracioso.

—Ey, ¿alguien más siente que estamos en la primera escena de un thriller apocalíptico o solo soy yo? —dice con una risa nerviosa.

Félix arquea una ceja, fingiendo desdén, pero con un leve brillo de entretenimiento en los ojos.

—Sí, claro, Jisung… solo que esta vez, si somos los protagonistas, no hay director gritando ‘corte’ cuando nos maten.

Jeongin esboza una sonrisa pequeña, aunque rápidamente vuelve a su expresión seria. Por mucho que los gemelos intenten aligerar el ambiente con sus bromas, la tensión es palpable. Nadie sabe realmente qué les espera una vez que abandonen el supermercado. El mundo exterior ha cambiado, y ellos no han visto lo suficiente para medir el verdadero peligro.

—Ya no hay más tiempo para dudar —interviene Christopher, con la misma frialdad de siempre—. Suban al camión.

Su tono no deja espacio para discusión. Todos se miran entre sí, algunos aún con dudas, pero obedecen sin decir más. Jisung, Félix y Jeongin suben al camión, revisando por última vez sus mochilas y navajas. Aunque están preparados, la realidad de salir al mundo exterior pesa en sus corazones.

El motor del camión ruge, rompiendo el silencio con un sonido ensordecedor. El ambiente de la ciudad muerta se siente aún más vacío, como si la vida misma se hubiera marchitado. Christopher, siempre meticuloso, da una última mirada a su alrededor antes de comenzar el viaje.












El camión avanza lentamente por las calles desoladas. Los restos de la civilización se amontonan a los lados: autos volcados, tiendas saqueadas, basura acumulándose en las esquinas. La vida que alguna vez conocieron está irreconocible.

Jisung, desde el asiento trasero, intenta seguir con sus comentarios para mantener la moral alta.

—Bueno, si sobrevivimos a esto, al menos tenemos una buena historia para contar, ¿no? Algo así como ‘Cómo sobreviví al apocalipsis sin perder la cabeza… todavía’.

Félix lo mira, con una mezcla de incredulidad y agotamiento.

—Sí, claro. Porque tener que matar zombies y huir de saqueadores suena como la historia que siempre quise contar a mis nietos.

Infectados_Banginho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora