Capítulo 7.

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Monte Olimpo.

La noticia del embarazo de Hera fue inesperada para todos los Kronadas, incluida la misma Rhea que no lo tenía previsto.

Naruto y Hera lo hablaron con todos, y todos estaban felices de que ya iban a ser tíos, aunque la situación del mundo para ellos no era de beneficio.

Zeus fue el único neutral ante la noticia. Le molestaba que Hera esté con su hermano, ya que el la había visto como una potencial pareja, incluso sobre Metis, pero no actuó ni se molestó por dos motivos.

Su madre, y una mezcla de miedo y respeto a Naruto.

Su hermano no tenía el miedo que el tuvo en un momento antes de encontrarse con Cronos. Era un gran estratega, sanguinario, con un nivel de brutalidad impresionante pero con el mayor índice de efectividad.

Todos los hermanos tenían en mente ver a Naruto partir soldados No muertos convocados por los Titanes como si fuesen una rama.

Los Titanes y algunos Gigantes que entraban al campo de batalla y se enfrentaban a Naruto sufrían la peor muerte de todas.

En este momento, Naruto estaba de pie en lo más alto del Monte Olimpo, abrazando por detrás a Hera, que ya tenía su estómago abultado.

Habían pasado ya 6 meses, y la Diosa había decidido gestar los 9 meses, ya que le agradaba la sensación del niño creciendo en su vientre.

Naruto no lo demostraba de forma muy expresiva, pero estaba emocionado de conocer ya a su hijo.

Él no tuvo el mejor padre, y de hecho toda su familia parece tener un futuro de derroque de un rey tras otro.

Él no quería eso para su hijo. Naruto había decidido ser el mejor padre posible, darle a su hijo todo lo que el no tuvo, y una vida lejos de esta guerra estúpida.

Una guerra que no terminaría hasta que Cronos y Atlas den la cara, y el sabía que eso estaba lejos.

“¿Ya has pensado un nombre?”

Naruto asintió, pero sonrió levemente.

“Si, pero te lo diré cuando nazca”.

Hera hizo un puchero, cosa que hizo reír a Naruto. El rubio besó la mejilla de la castaña, que se apegó un poco más a Naruto.

“Eres malo”.

Naruto se rió en su garganta y volvió a mirar hacía el horizonte, a través de las nubes.

Ser un Dios le hacía posible esto. Podía ver todo el terreno a miles, sino millones de kilómetros.

El Monte Olimpo también estaba creciendo a medida que crecía el poder de todos ellos.

Los Titanes sabían que ellos estaban por estos lados, pero no se atrevían a atacar. No se animaban a pelear más allá del campo de batalla, donde supuestamente tendrían más ventaja al ser más grandes, “más poderosos”.

No entendían la verdadera guerra.

No en la forma en que sus ojos la veía.

“¿Ves eso?”

Hera señaló con su dedo unas zonas específicas, donde residían muchos mortales, cerca de zonas montañosas.

Toda la guerra traía problemas no solo a Grecia, sino a todo el mundo en general.

El rastro de destrucción y los daños colaterales eran demasiados.

Naruto enfocó sus ojos en los niños.

Naruto: El Verdadero Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora