Capítulo 16.

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Egipto.

“Déjame ver si entiendo”.

Naruto miró con una expresión en blanco a su madre, que estaba sentada frente a él con una expresión preocupada.

Las mujeres alrededor guardaron silencio, también procesando las palabras de Rhea hacía Naruto, a excepción de Deméter y Artemisa.

“Ese calvito que le di mi bendición, vendió su alma a Ares. Este lo engañó para que mate a su familia, y luego Alecto y Megera lo buscaron para castigarlo… Y mató a Megera, mientras Alecto está sirviendo a Hades… Eso lo entiendo”.

Tisífone suspiró con una mirada serena.

La muerte de Megera no la había afectado tanto como pensaba.

Tal vez fue por el hecho de que su hermana nunca fue tan apegada a ella, o por el hecho de que la ignoró mucho tiempo cuando empezó a estar junto a Naruto.

“Ahora, Zeus y Atenea tuvieron al mismo trabajando por 10 años, para al final enviarlo al Templo de Pandora, donde el mismo recuperó la Caja… Aunque fue asesinado por Ares, volvió del Inframundo, abrió la Caja, y ganó… Pero no lo liberaron de sus pesadillas”.

Rhea sintió que la presión en el aíre aumentaba.

Las demás miraron en silencio a Naruto tener las manos cruzadas frente a su boca. Veían las venas marcarse en las manos y antebrazos del mismo con fuerza.

“Y en vez de guiarlo por el camino correcto, que el busque el perdón por su cuenta, y así podría liberarse él de sus pesadillas… Solo le dijeron “Oye, te daremos el trono de Ares y te haremos un Dios como compensación”… ¿Pensaron que eso fue buena idea?”

Albedo estaba fascinada ante lo que veía de su padre.

Era la primera vez que lo veía tan… Molesto, y a la vez, severo.

Sintió sus mejillas teñirse de dorado.

“Y resulta que Zeus no tuvo mejor idea que crear su propia Hoja del Olimpo, y traicionar a este Espartano… Y no contento con eso, parece que este tipo pudo sobrevivir, usó el poder de las Hermanas del Destino para volver al momento que fue traicionado, y ahora está por destruir el Olimpo…”

Aunque Naruto sabía que está profecía del guerrero que traería la destrucción al Olimpo era inevitable, en verdad estaba molesto.

El trabajo de milenios, perdido en solo 500 años porque su hermano hizo una idiotez.

“Junten sus cosas… Nos iremos en media hora”.

Naruto se puso de pie y salió de la sala a paso pesado, con una expresión casi furiosa.

Hera, Hestia, Tisífone, Afrodita y Albedo subieron las escaleras para juntar sus cosas, dejando a Rhea, Artemisa y Deméter sentadas.

Artemisa se había quedado estática cuando sintió el poder de su tío.

Si antes de irse era poderoso, hoy, tras 500 años lo era mucho más.

Naruto siempre tuvo un tiempo para el mismo entre su trabajo que lo dedicaba a él mismo y al entrenamiento, porque siempre quería ser más fuerte.

Ella había tomado parte de ese ejemplo para vivir cazando.

No quería estar oxidada de ningún modo, más porque el mundo estaba lleno de amenazas a las que tendrían que enfrentarse.

“Que Lady Chaos se apiade de Zeus”.

Deméter estaba segura que, esta vez, Naruto si mataría a Zeus definitivamente.

Naruto: El Verdadero Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora