Capítulo 6: Confesión.

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El auditorio estaba a reventar de emoción, y la energía en el ambiente era contagiosa mientras la gente esperaba con ansias el inicio de la conferencia. La curiosidad y la admiración se respiraban en el aire, creando un ambiente vibrante. Las luces del escenario iluminaban a las oradoras, destacando su presencia ante un público ansioso por escuchar.

Danna, sentada en la primera fila, estaba completamente enganchada. Delsa Solórzano, conocida por su elocuencia y su firme compromiso con los derechos humanos, tenía a todos atrapados con su intervención. Su discurso, lleno de fuerza y sinceridad, resonaba en el salón como un martillo, golpeando las conciencias y removiendo corazones. Danna sentía cómo cada palabra se le metía en el pecho, despertando en ella ese espíritu rebelde que siempre había tenido.

A su lado, María Corina, con su porte imponente, seguía la discusión en silencio. Aunque su expresión se mantenía seria, Danna notaba que María no dejaba escapar un solo detalle. De vez en cuando, la miraba de reojo, casi como quien evalúa sin querer mostrarse, pero Danna lo captaba todo. Sentía esa mirada atravesarle la piel y, aunque no lo admitía en voz alta, le encantaba.

Delsa seguía hablando sobre la justicia, sobre la Venezuela que soñaban, y Danna no podía evitar imaginarse en esa pelea, siendo parte del cambio que tanto deseaba ver. Las palabras de la política  eran como gasolina en su fuego interno, una llama que cada vez ardía con más fuerza.

Cuando llegó el momento de abrir el micrófono a las preguntas del público, Danna levantó la mano casi sin pensar. La adrenalina la recorría. Clara, a su lado, sonrió como si supiera lo que iba a pasar y, con un empujoncito juguetón, la animó más. "Dale pues, lánzate".

— Delsa, has hablado con mucha claridad sobre cómo restaurar la confianza en las instituciones, pero me gustaría saber tu opinión sobre un tema específico, —comenzó Danna, su voz vibrante pero firme. — Con la desilusión que sienten muchos jóvenes, ¿Qué estrategias consideras efectivas para involucrarlos en el proceso de cambio y en la construcción de una democracia más participativa?

Delsa se volteó, sorprendida, y una sonrisa pequeña, pero genuina, apareció en su rostro. María, al otro lado, también volteó hacia Danna, sus ojos fijos en la joven que se atrevía a preguntar lo que muchos no se atrevían ni a pensar. Había algo en la intensidad de su mirada que encendía una chispa entre ellas.

—Es una excelente pregunta, —respondió Delsa con seguridad, — La participación activa de los jóvenes es la clave. No solo necesitan espacios donde puedan expresarse, sino también sentir que su voz importa, que están moldeando el futuro. Redes sociales, movimientos de base, cualquier espacio donde puedan canalizar esa energía para el bien común es fundamental. Y lo más importante, debemos demostrarles que ellos son los verdaderos protagonistas del cambio.

El auditorio quedó en silencio, reflexionando. Danna sonrió con satisfacción, y María, desde su lado, no pudo evitar admirar lo que acababa de pasar. La joven había dado un paso adelante y había captado la atención de todos. Su inteligencia, su coraje, su manera de plantarse... todo eso estaba sacudiendo una vez más algo en el interior de María.

Los aplausos retumbaron, la conferencia llegó a su fin, y el público comenzó a dispersarse. Clara, siempre atenta, le hizo una señal a Danna, inclinándose hacia ella con esa picardía que la caracterizaba.

—Ni creas que se me olvidó. Me voy , pa' que tengas tu momento tranquila.  —le dijo con un guiño cómplice antes de desaparecer entre la multitud.

Danna asintió, su corazón latía rápido, pero no de miedo, sino de anticipación. Observó cómo María Corina conversaba con algunos asistentes y Delsa. Finalmente, la vio acercarse con esa misma seguridad que tanto la atraía. Esa mujer tenía un magnetismo que era imposible de ignorar.

Dama libertad [MCM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora