Capítulo 13: Compañía.

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Aquella mañana de lunes, Danna se despertó primero, estirándose perezosamente bajo las sábanas, sintiendo el calor suave del cuerpo de María a su lado. Era el cumpleaños de María, y aunque la rutina del día pronto las alcanzaría, Danna quería que la mañana fuera especial. Se deslizó fuera de la cama, con cuidado de no despertarla, y se dirigió hacia la cocina.





El silencio de la casa fue interrumpido solo por el suave ronroneo de la cafetera. "Tostadas", pensó, mientras buscaba en los estantes lo necesario para prepararlas. No era lo más sofisticado, pero con un poco de fruta y café, podría ser un gesto suficiente para comenzar el día de María con una sonrisa.





Mientras batía los huevos, sintió una presencia a su espalda. Se giró y vio a María apoyada en el marco de la puerta, con el cabello aún desordenado por el sueño y los ojos entrecerrados.





-¿Qué haces despierta tan temprano? -preguntó María con voz suave, todavía envuelta en la pereza matutina.







-Quería sorprenderte con algo especial antes de que el día se vuelva una locura. -Danna le sonrió, acercándose a ella y dándole un beso rápido en los labios-. Feliz cumpleaños.





María se rió entre dientes, rodeando a Danna con los brazos y apoyando su cabeza en su hombro, respirando el aroma del café recién hecho.





-Gracias, pero no tenías que levantarte tan pronto. Me hubiera gustado dormir un poquito más contigo -dijo con una leve sonrisa, sus labios rozando el cuello de Danna en un gesto íntimo y sutil.





-Es tu día -replicó Danna, aún envuelta en el abrazo-. Quiero que comience de la mejor manera.




Antes de que pudieran seguir, el sonido del teléfono de María interrumpió el momento. Era la llamada que ambas esperaban: los hijos de María. Danna le hizo un gesto para que atendiera, mientras terminaba de preparar el desayuno. María tomó su laptop, se sentó a la mesa y esperó que la conexión cargara. Cuando las caras de Henrique, Ana Corina y Ricardo aparecieron en pantalla, el brillo en los ojos de María se encendió.




-¡Feliz cumpleaños, mamá! -exclamaron los tres al unísono, inundando el espacio con su energía.




-¡Gracias, mis amores! - Respondió María y sonrió de oreja a oreja.




Aunque trataba de mantener la compostura, Danna sabía lo mucho que esos momentos significaban para ella. Se sentó a su lado, sirviendo las tostadas en un plato mientras observaba cómo la conversación fluía. Los hijos de María siempre lograban hacerla reír con facilidad, y aunque Danna no participaba directamente, sentía que formaba parte de esa pequeña burbuja familiar.





-Mamá, ¿Qué estás comiendo? -preguntó Ana Corina, frunciendo el ceño al ver el plato frente a María.





-Me lo preparó... Danna -respondió María, con una sonrisa cálida, casi distraída por la conversación.





Hubo un pequeño silencio en la llamada, seguido por la risa de Ricardo.




-¿Preparado por alguien? ¡Eso suena serio! ¿Cuándo nos contarás más sobre ella?






María se rió suavemente, pero se notaba un leve nerviosismo en su voz. - Bueno... es una persona muy especial para mí. Es todo lo que diré por ahora.






- Bueno, si hace que la mujer que come cada mil años tenga un desayuno pacifico... creo que es más que especial. - se burló Henrique también. 

Dama libertad [MCM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora