Capítulo 14: Jefa.

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Después de haber dejado todo el dolor atrás en el cementerio el sábado, era hora de mirar hacia adelante. María, siempre atenta y preocupada por el bienestar de Danna, había estado dándole vueltas a una idea durante días. Sabía que con su cierre de campaña tan cerca, las largas horas de trabajo y la presión del equipo podrían afectarlas si no tomaba medidas. Además, había algo en el brillo de Danna cada vez que hablaban de política que le indicaba que, quizá, ese también podía ser el espacio donde ambas pudieran florecer, no solo como pareja, sino como equipo.



Cuando se despertaron ese lunes, Danna aún estaba acurrucada entre las sábanas, acariciando lentamente a Noir, su gatito, quien siempre dormía cerca de ella. María, ya vestida con su impecable ropa de oficina, la observaba desde la puerta de la habitación, una ligera sonrisa curvando sus labios.


—¿Qué? —preguntó Danna, incorporándose lentamente, con la voz aún cargada de sueño.


María cruzó los brazos, su expresión suave pero decidida.


—He estado pensando en algo, mi amor. —Comenzó acercándose a la cama, sentándose a su lado. Noir ronroneaba, ignorando completamente la tensión que se sentía en el aire.



—¿Sobre qué? —Danna dejó de acariciar al gatito y se inclinó hacia ella, sus ojos curiosos.



—Sobre nosotras. Y sobre lo que viene en las próximas semanas. Sabes que el cierre de campaña está a la vuelta de la esquina, y no quiero pasar días sin verte por culpa del trabajo.



Danna frunció el ceño, claramente intentando comprender a dónde iba la conversación.



—¿Y qué propones? ¿Me meterás en tu agenda también? —Bromeó, pero había un toque de verdad en sus palabras. Ya habían pasado días sin verse por el trabajo de María, y ambas lo habían sentido.



María tomó la mano de Danna, acariciando el dorso con el pulgar, en un gesto cálido y considerado.



—Quiero que trabajes conmigo, Danna. —Hizo una pausa intentando que Danna comprendiera la magnitud de sus palabras—. Quiero que formes parte de mi equipo, temporalmente. Solo hasta que te gradúes. Sé que tienes mucho en que pensar, pero creo que esto podría ser bueno para ti... para nosotras.



Danna la miró sorprendida, sus ojos llenándose de preguntas.



—¿Trabajar contigo? Pero... yo no sé si podría. Está el despacho de Matías, mis estudios... y además, ya tienes a tu equipo de campaña, ¿no crees que...?



María sonrió y negó con la cabeza, interrumpiéndola suavemente.

Dama libertad [MCM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora