Capítulo 11: La Defensa.

32 8 26
                                    

Danna conducía hacia la universidad con Clara a su lado, sintiendo que el peso de su defensa de tesis la había acompañado desde que se levantó aquella mañana. A pesar de la inquietud, había una emoción palpable, como si ese día fuera la culminación de años de esfuerzo y sacrificio. Clara, como siempre, estaba a su lado, asegurándose de que el ambiente no se sintiera tan tenso.



—Tú puedes con esto, ¿lo sabes, no? —dijo Clara con una sonrisa mientras pasaba las estaciones de radio en busca de algo animado.



Danna suspiró, sonriendo mientras mantenía sus ojos en la carretera. Pero entonces, algo le vino a la mente, un pequeño detalle que no había terminado de hacer.



—Hay algo que quiero hacer antes de llegar —dijo, con una sonrisa traviesa.



—¿Qué? —preguntó Clara, arqueando una ceja, curiosa.



—Flores. Quiero mandarle algo a María antes de que comience la defensa.



Clara sonrió ampliamente, comprendiendo de inmediato. Sabía lo importante que era María para Danna y cuánto la apoyaba en todo este proceso, aunque fuera desde lejos.



—Danna, eres un caso perdido. —Rió mientras asentía—. Vamos, es una buena idea.



Con esa complicidad de amigas de toda la vida, hicieron una parada rápida en la floristería. Danna escogió tulipanes y lavandas, flores que representaban admiración y tranquilidad. En la nota, escribió con cuidado: "Cuando estoy despierta o dormida, no puedo sacarte de mi cabeza." Clara, que espiaba la nota por encima del hombro de Danna, rió con ternura.



—Perfecta. María va a derretirse —dijo Clara mientras regresaban al auto.


Mientras tanto, en la bulliciosa oficina de campaña de María Corina, el ramo de flores fue una sorpresa. Las miradas de sus colaboradores se volvieron hacia ella cuando el paquete llegó, pero María, discreta, lo aceptó con una sonrisa apenas contenida. Abrió la nota y, al leerla, no pudo evitar que sus ojos brillaran con calidez. Sin embargo, el ritmo de su día no permitía distracciones. 



Tenía que mantenerse enfocada, pero, mientras tanto, ya había coordinado algo especial. Sabía que no podría asistir en persona a la defensa de Danna, pero no iba a perdérsela. Así que, tras varias llamadas rápidas, había conseguido el número de Clara y la convenció de hacer una videollamada, asegurándose de que no fuera vista. María la observaría desde su ajetreada oficina, con el micrófono en silencio para no interferir con el bullicio de su alrededor.


Cuando la videollamada se conectó y Clara discretamente le mostró el ambiente, María se acomodó en su silla. Desde la pequeña pantalla, veía a Danna en la universidad, preparándose para su gran momento. Sintió un apretón en el pecho de orgullo.

Dama libertad [MCM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora