7. Prohibido

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Cada paso se siente como un desafío, y aunque intento mantener la compostura, la ansiedad burbujea en mi interior. No puedo evitarlo; la educación y las buenas maneras que siempre he tratado de mantener parecen desvanecerse en el aire tenso que me rodea. 

Cuando Brandon me miró a los ojos, sentí como si cada parte de mí se descomponía, como si un torrente de emociones estuviera a punto de desbordarse. Su mirada era intensa, casi hipnótica, y en ese instante, el mundo a nuestro alrededor se desvaneció. Pero, ¿por qué me sentía así? ¿Por qué esa conexión me hacía sentir tan vulnerable? 

La confusión me invadió. ¿Era el despecho amoroso que aún llevaba dentro por la desaparición de Max lo que me estaba empujando a sentir cosas que no quería sentir? La mezcla de dolor y anhelo se entrelazaba con la atracción que comenzaba a sentir por Brandon, y eso me aterraba. Mis problemas familiares, la presión constante de la vida cotidiana, todo parecía converger en este momento, creando un torbellino de sentimientos contradictorios.

Me pregunté si estaba buscando en Brandon una forma de escapar de mi sufrimiento, una manera de llenar el vacío que Max había dejado. Pero, al mismo tiempo, la culpa me golpeaba con fuerza. ¿Era justo para él? ¿Era justo para mí? La lucha interna se intensificaba, y cada vez que pensaba en Max, una punzada de dolor me recordaba que no podía simplemente dejarlo atrás.

En ese momento, el mundo a mi alrededor parece desvanecerse, y todo lo que puedo concentrar es en Brandon y sus hermosos ojos. La forma en que se acerca, con esa sonrisa que solía iluminar mis días, me hace sentir un torbellino de recuerdos y sensaciones.

......

—Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Veo que al igual que yo, ya estás incómoda —dice, con un tono ligero, mientras sus manos permanecen detrás de su espalda, como si estuviera ocultando algo.

Su comentario me hace sonreír, aunque sea de manera forzada. La verdad es que la incomodidad me abruma, pero no quiero que él lo note.

—Sí, estoy un poco incómoda, pero no es nada que no pueda tolerar —respondo de manera cortés, tratando de mantener la calma en mi voz.

A medida que las palabras salen de mi boca, me doy cuenta de que, a pesar de la incomodidad, hay algo reconfortante en su presencia. Es como si, en medio de todo el caos emocional que me rodea, su cercanía me ofreciera un pequeño respiro. Sin embargo, la tensión en el aire es palpable, y me pregunto si él también siente la misma mezcla de nostalgia y confusión que me invade.

Brandon me observa con atención, como si intentara descifrar lo que realmente hay detrás de mi respuesta. En su mirada hay una chispa de curiosidad, y eso me hace sentir vulnerable. ¿Debería abrirme a él sobre lo que realmente siento? ¿O sería mejor mantener las cosas en la superficie, como lo he hecho hasta ahora?

El silencio se alarga entre nosotros, y en ese instante, el mundo exterior parece desvanecerse aún más. Todo lo que importa es este momento, esta conexión fugaz que, aunque incómoda, también es un recordatorio de lo que alguna vez compartimos.

De manera inmediata, una oleada de claridad me golpea, y decido dar algunos pasos hacia atrás. La confusión y la tensión que me rodean son abrumadoras, y me doy cuenta de que lo que estoy haciendo no está bien. Estoy perdiendo el foco de lo que realmente es necesario en este momento. Con cada paso que doy, siento que la distancia entre nosotros se convierte en un escudo, una barrera que necesito para protegerme de la tormenta emocional que se avecina.

—Brandon, no sigas acercándote, porque sabes muy bien que tengo novio —le digo, tratando de mantener la firmeza en mi voz, aunque el temblor de mis manos traiciona mi nerviosismo.

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