Incompleto Universo

8. Muerta en vida

La caída no es solo física; es un descenso a lo desconocido, donde el miedo se convierte en mi única compañía. El viento aúlla a mi alrededor, como si las sombras mismas intentaran advertirme de lo que está por venir. ¿Qué hay al final de esta oscuridad? La respuesta se queda atrapada en el aire, mientras mis sentidos se desvanecen.

En el abismo, el tiempo se distorsiona. Cada segundo se siente como una eternidad, y en ese vacío, los ecos de mis pensamientos se convierten en susurros aterradores. Recuerdos de risas y luz se desvanecen, reemplazados por visiones de lo que podría estar acechando en la penumbra. La sensación de caer se transforma en una pesadilla interminable, donde cada giro y cada caída me acercan más a un destino incierto.

De repente, un golpe sordo me despierta de mi trance. El impacto no es solo físico; es como si el suelo mismo estuviera vivo, absorbiendo mi miedo y transformándolo en algo tangible. Me encuentro en un lugar oscuro, un espacio que parece estar lleno de susurros y sombras que se mueven a mi alrededor. La atmósfera es densa, cargada de una energía inquietante que me hace sentir como si estuviera siendo observado.

A medida que mis sentidos comienzan a regresar, el terror se intensifica. Escucho risas lejanas, ecos de voces que no reconozco, y el crujir de algo que se mueve en la oscuridad. La figura que me arrastró no ha desaparecido; su presencia se siente más cercana, como un aliento helado en mi nuca. ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me ha traído aquí?

Con cada latido de mi corazón, la realidad se vuelve más distorsionada. La oscuridad parece cobrar vida, y las sombras se alargan, formando figuras grotescas que se acercan lentamente. Estoy atrapado en un laberinto de miedo, donde cada paso que doy me lleva más profundo en la noche. La única pregunta que resuena en mi mente es: ¿habrá alguna forma de escapar de este horror, o estoy destinado a ser parte de esta oscuridad para siempre?

Un eco distante, un pitido extraño y penetrante, me llama desde las profundidades del bosque. Es un sonido que nunca había escuchado, un lamento que parece resonar en lo más profundo de mi ser. Con cada latido de mi corazón, la curiosidad se apodera de mí, y aunque el miedo se agazapa en las sombras de mi mente, me levanto. Miro hacia la ventana por donde caí, y en un impulso casi sobrenatural, decido investigar qué se oculta en la oscuridad.

La figura que me arrastró hacia el abismo ahora me llama de nuevo. Su presencia es hipnótica y aterradora. Es una mujer, pero no como las que conoces. Sus ojos son brasas ardientes, destilando un fuego que parece consumir todo a su alrededor. Su cabello, como ceniza flotante, se agita en el aire, y sus dientes, afilados y oscuros, brillan con una malevolencia que me hace sentir como si cada parte de mi ser estuviera expuesta, vulnerable ante su mirada.

Y en ese instante, lo inimaginable sucede. Su voz, un susurro helado que corta la noche, se desliza en mis oídos: "¿Quieres respuestas?" La pregunta resuena en mi mente, como un eco de promesas y peligros. Antes de que pueda reaccionar, ella da un giro y comienza a correr, desapareciendo entre los árboles como un espectro en la bruma.

El aire se vuelve denso, y una sensación de terror me envuelve. ¿Qué respuestas busca? ¿Qué secretos esconde el bosque? Con el corazón latiendo con fuerza, me encuentro atrapado entre la necesidad de seguirla y el instinto de huir. Pero la curiosidad es más fuerte que el miedo, y así, con cada paso que doy hacia la oscuridad, siento que me adentro en un mundo donde la realidad y la pesadilla se entrelazan, donde cada sombra podría ser un aliado o un enemigo.

......

En la penumbra de la noche, cuando las sombras se alargan y el silencio se vuelve ensordecedor, una presencia acecha en cada rincón. Los susurros del viento parecen llevar secretos olvidados, mientras la luna, pálida y distante, observa con ojos fríos. Las puertas crujen, como si quisieran revelar lo que se oculta tras ellas, y un escalofrío recorre la piel, como un recordatorio de que no estamos solos. En este mundo donde lo desconocido se cierne, cada paso resuena como un eco de advertencia, y la oscuridad se convierte en un laberinto de temores.