Incompleto Universo

11. Recuerdos

Época actual...

Brandon

La mente es un vasto campo de batalla, un terreno donde no todos están listos para correr. Y sé que Aila no es una de esas personas. He escuchado las historias que sus tíos han contado a mis padres, quienes son muy buenos amigos. Las palabras resuenan en mi mente como ecos de una tormenta: constantes peleas con sus padres, gritos que atraviesan las paredes de su hogar, y ahora, como si el destino quisiera añadir más peso a su carga, la desaparición de Max. Su paradero es un misterio que se cierne sobre nosotros como una sombra, y el miedo se ha apoderado de la ciudad.

Yo solo trato de ser un apoyo emocional, un refugio en medio del caos. Pero, aunque lo niegue, Aila es la chica que me gusta. Es la única que puede hacer que mi corazón lata con fuerza, incluso en los momentos más oscuros. Si tuviera que ir a la luna y traerle un pedazo de su luz, lo haría sin dudarlo. Sin embargo, ella es un amor prohibido, atrapada en un mundo de normas y expectativas que parecen inquebrantables. Tiene un "no" que pesa más que cualquier otra cosa, y no creo que ella rompa con esa norma, aunque en su mirada a veces vislumbro un destello de anhelo.

Cada día, la veo luchar contra sus demonios, y mi corazón se quiebra un poco más. Quiero ser su salvación, su escape, pero el miedo a perderla me paraliza. La vida es un laberinto de decisiones, y en este momento, me encuentro atrapado en un rincón oscuro, deseando que el amor pueda ser más fuerte que las reglas que nos separan.

Cada vez que le hablo en esa cama, se me rompe el corazón. La tristeza en sus ojos es un reflejo de todo lo que ha perdido, y sé que ella no se merece lo que está pasando. No quiero que esté sufriendo, pero siento que debo ser su apoyo, su refugio en medio de esta tormenta.

Es doloroso ver cómo se desmorona, especialmente cuando ni siquiera sus padres están aquí. Prometieron venir, pero el tiempo se alarga y su ausencia pesa. A veces, me pregunto si hay algo más que puedo hacer, algo que pueda decir para aliviar su carga.

Aila está perdiendo el control desde que Max se fue, y cada día que pasa, la veo más distante, atrapada en un laberinto de dolor. Quisiera poder entrar en su mente, entender sus pensamientos más oscuros y ofrecerle un rayo de esperanza. Pero, por ahora, solo puedo estar a su lado, sosteniendo su mano y recordándole que no está sola en esta lucha.

La conexión que compartimos es un hilo frágil, pero lo sostendré con todas mis fuerzas. Porque, aunque el mundo se sienta sombrío, quiero que sepa que siempre habrá alguien dispuesto a luchar a su lado.

......

Aila abre los ojos lentamente, y en su mirada hay una mezcla de confusión y miedo. Su voz tiembla mientras me cuenta sobre el sueño que tuvo mientras estaba desmayada. "Tuve el peor sueño que alguien puede tener", dice, y puedo ver cómo la angustia se apodera de su rostro, como si las sombras de su experiencia aún la persiguieran.

Me cuesta creer lo que dice. Después de todo, acaba de despertar de un coma, y sé que a veces la mente puede jugar trucos crueles en momentos de trauma. Pero, a pesar de mis dudas, decido escucharla. Quiero que sepa que estoy aquí, que su voz importa.

"Estás segura", le respondo con suavidad, tratando de calmar el aura tensa que nos rodea. "A veces, las caídas pueden hacer que el ser humano delire. Puede que solo sea un eco de lo que has vivido." Intento que mis palabras suenen reconfortantes, aunque en el fondo, una parte de mí se pregunta qué tan real puede ser lo que está compartiendo.

A medida que habla, su angustia se hace palpable, y me doy cuenta de que, aunque su mente pueda estar confusa, sus emociones son muy reales. "Cuéntame más sobre ese sueño", le animo, deseando que abrirse a mí le brinde un poco de alivio. Quiero ser su apoyo, su ancla en medio de la tormenta que aún la rodea.