Incompleto Universo

14. Sin salidas

Época actual....

Por fin voy a salir de esta prisión llamada hospital, pero mi mente aún se siente cautiva por todos los problemas que me han atormentado. Cada día aquí ha sido una lucha, un tira y afloja entre la esperanza de sanar y la desesperación de sentirme atrapado. La discusión que tuve con Brandon que ha sido un apoyo incondicional me pesa en el corazón como una losa. No sé si mis palabras fueron las correctas, si realmente entendí el dolor que ambos estábamos sintiendo. La culpa me consume, y me pregunto si, al salir, tendré la oportunidad de enmendar lo que se rompió entre nosotros.

A pesar de todo, sé que estaré mejor en mi casa. La idea de volver a la familiaridad de mis cuatro paredes me llena de una mezcla de alivio y ansiedad. Pero justo cuando estoy a punto de cruzar la puerta de salida, un giro inesperado me detiene en seco. Allí, en el vestíbulo, veo a quien menos creía que me iba a encontrar: Cloe.

Su presencia es como un rayo de sol en un día nublado, pero también trae consigo una tormenta de emociones. La última vez que la vi, las cosas no terminaron bien. La discusión que tuvimos resonó en mi mente, y ahora, al verla, siento que el peso de mis decisiones se hace aún más pesado. Su mirada es intensa, llena de preguntas no formuladas y sentimientos reprimidos. ¿Qué pensará de mí? ¿Me perdonará por lo que dije?

Cloe siempre ha sido un pilar en mi vida, alguien que ha estado a mi lado incluso en los momentos más oscuros. Pero ahora, en este cruce de caminos, me doy cuenta de que no solo estoy saliendo del hospital; también estoy saliendo de una etapa de mi vida llena de dolor y confusión. La incertidumbre de lo que vendrá me abruma. ¿Podré reconstruir lo que se rompió entre nosotras? ¿O esta será una despedida definitiva?

Mientras me acerco a ella, el aire se siente denso, cargado de emociones no expresadas. La tensión es palpable, y cada paso que doy hacia Cloe es un recordatorio de lo frágil que es nuestra conexión. La pregunta que me atormenta es si, al salir de esta prisión, realmente estaré libre o si seguiré atrapada.

—¿Qué te pasó, rompe? —pregunta Cloe, intentando romper el hielo con una sonrisa que, aunque forzada, intenta ocultar la preocupación en su mirada.

—Me caí de un segundo piso y quedé gravemente lesionada —le digo estas palabras sin mirarla a los ojos, sintiendo que cada sílaba pesa como una piedra en mi pecho. La verdad es dura, y el simple hecho de pronunciarla me hace sentir vulnerable, expuesto.

Un silencio incómodo se cierne entre nosotras, como una niebla densa que no parece querer disiparse. Puedo sentir su mirada fija en mí, intentando descifrar lo que hay detrás de mi respuesta. La culpa me consume, y me pregunto si debería haberle contado más, si debería haberle explicado cómo llegué a caer, cómo todo se desmoronó en un instante. Pero la vergüenza me paraliza.

Cloe da un paso hacia mí, su expresión se torna seria. —¿Estás bien? —pregunta, y en su voz hay un matiz de preocupación genuina que me hace querer abrirme, pero las palabras se me atragantan.

—No lo sé —respondo finalmente, sintiendo que la honestidad es lo único que me queda. —He estado lidiando con muchas cosas, y esta caída... solo fue la gota que colmó el vaso.

Ella asiente, y en su mirada hay una mezcla de compasión y tristeza. —Siempre has sido fuerte, pero no tienes que cargar con todo esto solo. Estoy aquí para ti, aunque no lo creas.

Sus palabras me golpean como un torrente de emociones. La verdad es que me siento más sola que nunca, atrapada en un laberinto de mis propios pensamientos y miedos. La discusión que tuvimos antes de mi accidente resuena en mi mente, y me pregunto si realmente puedo confiar en ella nuevamente.

—Lo sé, Cloe —digo, finalmente levantando la vista para encontrar sus ojos. —Pero a veces siento que he arruinado todo. No sé si puedo volver a ser la misma de antes.